En un contexto global lleno de incertidumbre desde tensiones geopolíticas hasta los efectos del cambio climático, muchas empresas no han perdido de vista la sostenibilidad. Las organizaciones están reforzando sus compromisos ambientales y destinando más recursos a iniciativas responsables.
Según el informe «Un mundo en equilibrio 2025», elaborado por la consultora Capgemini, el 82% de las empresas planea aumentar su inversión en sostenibilidad durante el próximo año. Este dato representa un aumento del 8% con respecto al año anterior, lo que demuestra que, a pesar de los obstáculos, la conciencia ambiental está más presente que nunca en la estrategia empresarial.
Uno de los principales motivos por los que las compañías apuestan por lo sostenible es el cumplimiento normativo. Las regulaciones ambientales son cada vez más exigentes, y las empresas deben adaptarse si quieren evitar sanciones o quedarse atrás.
También hay razones de negocio detrás de esta tendencia. Muchas organizaciones ven en la sostenibilidad una forma de aumentar su rentabilidad, reducir costes y mejorar su eficiencia operativa. Es decir, ser responsables con el medio ambiente ya no es solo una obligación moral o legal, sino también una oportunidad económica.
Aunque las intenciones son buenas, la realidad es que solo el 21% de las organizaciones ha diseñado planes de transición sostenibles con metas definidas y presupuesto asignado. Esto indica que muchas empresas aún están en una etapa inicial.
El avance hacia la sostenibilidad se ve frenado por varios factores: falta de presupuesto, herramientas de medición inadecuadas y estructuras organizativas divididas, donde los departamentos trabajan de forma aislada sin una visión común.
A estos desafíos internos se suman obstáculos externos. Cerca de dos tercios de los ejecutivos consideran que la situación geopolítica actual está limitando o retrasando las inversiones y los proyectos relacionados con la sostenibilidad. Esta percepción se ha mantenido constante desde el año pasado, reflejando que los conflictos globales, la inestabilidad económica y otras tensiones siguen impactando negativamente.
El informe revela que un 62% de los consumidores cree que las empresas están practicando “greenwashing”, es decir, aparentan ser más ecológicas de lo que realmente son. Esta cifra ha subido considerablemente si se compara con años anteriores: en 2023 solo lo pensaba un tercio de los encuestados, y en 2024 ya superaba el 50%.
Más del 75% de las personas considera que las empresas deberían hacer mucho más para reducir sus emisiones de gases contaminantes. Esto pone sobre la mesa una necesidad urgente: las compañías no solo deben actuar, sino también comunicar de manera clara, honesta y respaldada por datos todo lo que están haciendo en términos de sostenibilidad.
Por si fuera poco, solo una de cada cuatro personas cree que los productos sostenibles son realmente accesibles en precio, y apenas el 16% considera que tiene suficiente información sobre sostenibilidad al momento de comprar. Esto refleja una brecha entre el discurso empresarial y la experiencia real del consumidor.
