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La nueva estrategia de Rusia: un puente con Corea del Norte y la apuesta por las tierras raras

La estrategia de Putin refleja una doble dirección: una, a corto plazo, enfocada en la guerra y la diplomacia; y otra, a largo plazo, centrada en fortalecer la autonomía económica y las alianzas geopolíticas fuera del eje occidental, en particular con países como Corea del Norte y China.

En un movimiento que subraya la reorientación estratégica de Rusia hacia el Lejano Oriente y su enfoque en la autosuficiencia económica, el presidente Vladímir Putin ha realizado dos anuncios de gran calado. Durante el X Foro Económico Oriental en Vladivostok, ha revelado planes para construir un puente que unirá el territorio ruso con Corea del Norte y ha presentado un ambicioso programa para el desarrollo de la industria nacional de tierras raras.

El anuncio de un nuevo puente sobre el río Tumánnaya para 2026 simboliza una creciente cooperación entre Moscú y Pionyang. Este proyecto de infraestructura, sumado a la reciente reanudación de los vuelos y la comunicación ferroviaria, busca estrechar los lazos entre ambos países, que comparten una frontera de apenas 20 kilómetros. La construcción de esta conexión física es el resultado de la intensificación de las relaciones bilaterales, visible desde la visita de Putin a Corea del Norte a mediados de 2024 y su reciente encuentro en Pekín con el líder norcoreano, Kim Jong-un. La cooperación entre ambos países también ha incluido movimientos militares, como el despliegue de tropas norcoreanas en la región rusa de Kursk para combatir a los ocupantes ucranianos.

Paralelamente, Putin ha puesto en marcha un plan nacional para la industria de las tierras raras, un sector de gran importancia estratégica. Estos metales, esenciales para tecnologías avanzadas en sectores como el nuclear, la radioelectrónica y la fabricación de maquinaria, son clave para la soberanía tecnológica y económica de Rusia. El presidente ruso ha recordado que el país ya cuenta con un registro de estas reservas, y ha instado al Gobierno a aprobar un plan de desarrollo antes de finales de noviembre. Este programa busca aprovechar los abundantes yacimientos rusos, muchos de los cuales se encuentran en el Lejano Oriente y aún no han sido explotados en su totalidad. Putin ha invitado a los socios de Rusia, incluyendo a China, a invertir en el desarrollo de estos recursos.

El interés de Rusia en las tierras raras no es nuevo. Analistas geopolíticos han sugerido que el control de estos recursos, junto con otros minerales estratégicos como el litio, es una de las motivaciones detrás del conflicto en Ucrania, dado que el este del país es rico en este tipo de yacimientos.

A pesar de los anuncios centrados en el desarrollo económico y la cooperación bilateral, el presidente Putin también se ha referido a la situación en Ucrania, reiterando su invitación a Volodímir Zelenski a sostener negociaciones de paz en Moscú y garantizándole una «seguridad del 100%». Esta propuesta, que ha sido rechazada en el pasado, se ha repetido en un momento de intensas tensiones.

La estrategia de Putin refleja una doble dirección: una, a corto plazo, enfocada en la guerra y la diplomacia; y otra, a largo plazo, centrada en fortalecer la autonomía económica y las alianzas geopolíticas fuera del eje occidental, en particular con países como Corea del Norte y China.

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