El nombre de Phil Knight es sinónimo de zapatillas icónicas, un logo global y una fortuna construida sobre el deporte. Pero, más allá del imperio de Nike, Knight y su esposa, Penny, están reescribiendo la historia de la filantropía con un gesto de generosidad sin precedentes. Han destinado 2,000 millones de dólares para expandir el Instituto Oncológico Knight en la Universidad de Salud y Ciencias de Oregón, lo que la convierte en la donación más grande jamás realizada a una universidad en Estados Unidos.
Este aporte masivo, que busca casi duplicar el tamaño del centro oncológico, no es una decisión impulsiva. Se ha ido gestando durante años, nacido de una visión compartida entre Knight y el Dr. Brian Druker, director del instituto. Según Druker, la idea de una donación transformadora ha sido tema de conversación con el magnate desde 2022. La confirmación de la cifra, inesperada y abrumadora, lo dejó sin palabras, tal como él mismo ha relatado.
La elección del Dr. Druker no es casual. Es un nombre de peso en la oncología, conocido por su trabajo pionero en el desarrollo de Gleevec, un medicamento que revolucionó el tratamiento de la leucemia mieloide crónica. El vínculo entre ambos se forjó hace casi dos décadas, cuando Knight donó 100 millones al centro oncológico de Oregón, que desde entonces lleva su apellido.
Esta nueva donación supera incluso el aporte de 1,800 millones de Michael Bloomberg a la Universidad Johns Hopkins en 2018. En total, las contribuciones de los Knight a la universidad de Oregón, el alma mater de Phil, ya sobrepasan los 4,000 millones de dólares, dejando una huella visible que va desde la biblioteca hasta el estadio de baloncesto, que lleva el nombre de Matthew, su hijo fallecido en 2004.
Con una fortuna personal estimada por Forbes en miles de millones, Knight es un filántropo habitual. En 2016, por ejemplo, donó 400 millones a la Universidad de Stanford para abordar problemas globales como la pobreza y el cambio climático. Actualmente, él y su esposa ocupan un lugar destacado en la lista de los filántropos más generosos de Estados Unidos.
Esta inyección de capital llega en un momento crucial para la investigación universitaria en el país, cuando la financiación pública enfrenta incertidumbre y recortes. La visión del Dr. Druker es clara: convertir el instituto en un centro integral para el tratamiento del cáncer, ofreciendo a los pacientes un apoyo completo, desde el diagnóstico hasta la recuperación. Con este nuevo impulso, el Instituto Oncológico Knight operará con mayor autonomía bajo la dirección del Dr. Druker, con la esperanza de que la investigación y la atención a pacientes se transformen por completo.
La generosidad de los Knight establece un nuevo estándar en la filantropía, demostrando cómo el capital privado puede catalizar avances significativos en la salud pública y la investigación científica. Su visión es una llamada a la acción para otros con recursos, evidenciando que la inversión en la ciencia y la medicina es, en última instancia, una inversión en el futuro de la humanidad.
Este acto no solo financia la investigación, sino que inspira un nuevo modelo de esperanza y colaboración en la lucha contra una de las enfermedades más desafiantes de nuestro tiempo.
