En un movimiento tan simbólico como inédito, la Comunidad de Madrid ha decidido retrasar una hora el emblemático reloj de la Puerta del Sol durante 12 horas, de 9:00 a 21:00, para alinearse con el huso horario de las Islas Canarias, con motivo de la celebración del Día de Canarias este viernes 30 de mayo. Lo que podría parecer un simple juego con las manecillas del tiempo es, en realidad, una potente declaración de hermandad entre dos regiones que, a pesar de la distancia, comparten mucho más que una bandera común.
La fachada de la Real Casa de Correos, sede del Gobierno madrileño y epicentro de tantas celebraciones nacionales, se ha vestido con la bandera del archipiélago para acompañar el singular homenaje. La imagen, casi surrealista, de uno de los relojes más emblemáticos de España marcando una hora diferente a la del resto de la península, ha captado la atención de viandantes, turistas y medios. Pero detrás del gesto hay estrategia, sensibilidad institucional y una voluntad clara: tender puentes culturales y emocionales.
El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de Madrid, Miguel Ángel García Martín, ha compartido este momento con sus homólogos canarios Alfonso Cabello, viceconsejero de Presidencia, y Ángel Sabroso, responsable de Actividad Física y Deportes. La visita no solo ha servido para contemplar el interior del histórico reloj que desde 1866 ha visto desfilar manifestaciones, revoluciones, celebraciones y despedidas de año, sino también para subrayar un mensaje de respeto y colaboración institucional.
No es la primera vez que el archipiélago canario despliega su cultura en el corazón de Madrid. El pasado 17 de mayo, en plena Gran Vía, la Plaza de Callao acogió una exhibición de lucha canaria en el marco del Torneo DISA, como parte del Mes de Canarias, un ambicioso programa con más de 75 actos repartidos entre el archipiélago y el territorio peninsular. Esta efervescencia cultural no busca solo exhibir tradiciones, sino también visibilizar la vitalidad de una región que, muchas veces, lucha por hacerse un hueco en el imaginario colectivo de la España continental.
La elección del reloj de Sol como símbolo para este acto no ha sido casual. Este icono madrileño, recientemente sometido a una restauración integral la primera en treinta años, representa el corazón cronológico del país. Es allí donde el país brinda por el nuevo año cada 31 de diciembre, y desde donde cada día se marcan horarios, inicios y rutinas. Que este reloj marque por unas horas el tiempo canario es mucho más que una anécdota; es una declaración de intenciones.
Este tipo de iniciativas ponen en valor una España diversa, que se reconoce y se celebra en su pluralidad. Canarias no es una periferia cultural ni un simple destino turístico; es un territorio con voz propia, con una identidad rica que merece proyección y complicidad desde todos los rincones del país.
Con un simple giro de manecillas, Madrid y Canarias han conseguido algo que ni la política ni la economía logran muchas veces: sincronizarse en un mismo tiempo simbólico. Y eso, en tiempos tan fragmentados como los actuales, vale su peso en oro… o en segundos.