Si la semana pasada abríamos la web con una noticia un poco desesperanzadora en cuanto a la tendencia de las marcas de la moda de no contar con mujeres en sus puestos de dirección creativa, hoy la esperanza vuelve a ser una opción con la última novedad en la industria: Phoebe Philo (París, 1973), quien fuera directora creativa de Céline (con tilde), acaba de lanzar su propia firma, Phoebe Philo.
Con ella llegó y se impuso un estilo de valores firmes: minimalista, elegante, clásico y, en definitiva, necesario. Mientras las marcas de alrededor apostaban por la vanguardia y la extravagancia, esta diseñadora parisina siempre se ha mantenido firme en su defensa de una moda que pudiera ser tan bella como funcional. Si una cosa no llevaba a la otra, no es moda, es arte contemplativo, y a este sector no hemos venido a mirar. Estamos aquí para disfrutar de cada creación, probando, usando y perfeccionando la técnica. Así lo promulgó en todas las marcas que confiaron en ella y la tuvieron en sus filas, como Stella McCartney, Chloé, pero fue Celine la firma que le dio carta blanca para convertir cada colección en un sinónimo de lujo silencioso, un término que ha vuelto a poner en boga y que cuenta tanto con los adeptos al concepto que una vez lo fueron y con los recién llegados, muchos de ellos ya cansados del ‘maximalismo’ de los últimos años. Pero esto, cosechar el lujo sin parecer hacerlo, fue a lo que se dedicó durante 10 años y hasta hace cinco, cuando decidió retirarse temporalmente y por segunda vez –ya lo hizo tras finalizar su etapa en Chloé– de la escena creativa y dedicarse a su familia.
Puede que ni ella misma fuera consciente de lo que estaba consiguiendo cuando ofreció a la industria y a las calles una moda más personal y cercana a las necesidades y no tan afín a las tendencias pasajeras. Philo destaca por crear fondos de armario con prendas depuradas, cromáticas, relajadas, debido a su buen gusto para la combinación de dos elementos aparentemente destinados a no encontrarse: la sobriedad y la modernidad. Nacida en Francia, en París, cuna de la elegancia y la sobriedad estética, fue criada y formada en Londres, fuente de inspiración de estilos modernos y aventajados. Su riqueza cultural hizo que su paso por la Central Saint Martins fuera no sólo provechoso sino brillante. Lo demostró en Stella McCartney, firma por la que fichó nada más acabar su formación académica, y volvió a repetir credenciales en Chloé. Allí asumió los mandos de la dirección creativa de la marca cuando su mentora se marchó para crear su propia firma.
Tras un parón, en 2008 entró a formar parte del universo de Celine, también como directora creativa de las colecciones. Su primer trabajo para la francesa fue la colección primavera-verano 2010, presentada en 2009. Y, desde entonces y hasta su salida de Maison en 2017, se convirtió en paradigma del buen gusto, de lo cool, de ese nuevo chic internacional que cultivó a poquitos. Un excelente trabajo que le valió el premio a mejor diseñadora del año del British Fashion Council, en 2010, y por segunda vez.
Su salida de Celine supuso dejar atrás un legado incluso más cotizado ahora que antes. Philo siempre ha creado para una mujer independiente, segura de sí misma y actual. Esa etapa de una década dejó colecciones intelectuales y de gran éxito, con productos tan conocidos como las sandalias de pelo o el abrigo Crombie. Por señalar sólo algunos ejemplos de todas sus aportaciones a la moda. Creaciones que con el paso del tiempo se han vuelto objeto de deseo y de lujo. Su etapa en Celine fue tan característica que caló hondo en quienes veían en la parisina un referente de estilo y de mujer empoderada. Por eso, cuando salió de la firma una avalancha de seguidores se echó a las redes sociales para reivindicar su trabajo, mantener vivo su trabajo y marcar una diferencia con la nueva era de la marca, ya sin tilde. Lo hicieron con la que puesta en circulación del fenómeno ‘old Céline’, que movía por internet todo su trabajo y animaba a comprar prendas del Celine de Philo.
Nació un movimiento y un club de fans, los philófilos, que a día de hoy siguen manteniendo lealtad al trabajo de esta diseñadora y que, en 2021, cuando la artista anunció su vuelta a la industria, volvieron a recuperar la ilusión por una moda sin tendencias y con valores, de apuesta por el minimalismo y rechazo absoluto por la extravagancia.
Volver a empezar. Otra vez.
Aquel comunicado que anunciaba la etapa más creativa y pura de Philo llegó en el verano de hace dos años. Desde entonces, poco se ha sabido de este proyecto, sólo que regresaba con una firma de nombre homónimo y que estaría avalada por LVMH, el conglomerado de lujo que si de algo sabe es de captar talento.
Poco tiempo después, llegó el anunció de una web phoebephilo.com y, por fin, este 30 de octubre la magia se ha hecho realidad. La marca, que por ahora sólo tendrá presencia digital, ha puesto toda la maquinaria a funcionar. El primer resultado pide a gritos un primer veredicto: maravilloso. No hay otra forma de calificar el trabajo de Philo para su firma, que ha vuelto al mercado con sus valores estéticos intactos. Elegancia, minimalismo, belleza, rareza, erotismo y diversión. Porque como ya hemos dicho, a la moda se viene a divertirse. A probar y probarse. La funcionalidad es otro de los fuertes de su primera colección. En ella, encontramos sastrería en trajes femeninos y líneas limpias y marcas en prendas de exterior, como las cazadoras. Sin olvidar los complementos, a base de bolsos, gafas de sol y zapatos. Las joyas son otro fuerte de esta propuesta y la noche cobra especial importancia en las prendas: concebidas para deslumbrar.
Volúmenes controlados, hombros anchos, cortes redondeados, ajustes precisos y cierta tendencia al oversize inteligente. Todo tiene cabida en la nuevo de Philo. Aunque la excepcionalidad de su trabajo radica en algo mucho más visual y necesario, la economía que hace del estilo. La vuelta al minimalismo, al lujo silencioso, a la sabia elección de materiales de calidad y a la inversión sensata. Todo en prendas que recuerdan más a los años 80 que a la tendencia que estaba experimentando la moda donde la exaltación del color, los volúmenes, las ideas y la creatividad era la orden del día. Algo que, a priori, comenzó a terminar con la salida de Alessandro Michele de Gucci.
La esperanza pende de Philo: mujeres como directoras creativas.
Son muchas las esperanzas que se renuevan con Phoebe Philo y su firma. Y no sólo la aparente vuelta a los albores de la moda más exigente. También la de una producción responsable con el medioambiente, con la sociedad, con la historia. Hacer más con menos. No es una opinión es un alegato de la propia diseñadora expresado a través de sus diseños: recupera el sentido de permanencia, de longevidad. La elección de los más altos materiales de calidad, montados en su propio atelier y bajo su atenta mirada, pone en circulación la intención de no producir más (incluso menos) de lo que se demanda.
Pero no es la única luz que se atisba en phoebephilo.com. Hay una preocupación que saltó por los aires a raíz de la marcha de Sarah Burton de Alexander McQueen y su sustitución por el segundo de Jonathan Anderson, y que pone de manifiesto una gran preocupación: la moda se queda casi huérfana de directoras creativas. ¿Cómo es posible? Los grandes grupos dedicados al lujo (a la moda de lujo) dejan un organigrama bastante desolador en las marcas. Según un estudio publicado por Financial Times, Kering no tiene a mujeres en sus puestos de dirección creativa, LVMH sólo cuenta con tres y OTB Group sólo tiene a una mujer en el cargo.
Ante este panorama y cuando toda esperanza parecía perdida, llega Phoebe Philo y deja la puerta abierta al sorpasso en estos cargos. No es que no queramos que haya hombres dirigiendo colecciones femeninas, es que necesitas la sensibilidad de la mujer para ello. Aceptando y entendiendo que en la moda también hay ciclos en los puestos directivos, una era con mujeres al mando podría volver a abrirse paso. Philo, como fundadora y directora creativa de su marca, es un ejemplo de ello.
Un camino que en el caso de Philo queda avalado por su fructífera experiencia laboral, su buen hacer franco-británico y su inteligencia creativa. De esto se ha percatado LVMH, añadiendo la marca a su portfolio y convirtiéndola en un activo brillante para el conglomerado. Habrá que esperar, algún tiempo más, para ver si las siguientes sucesiones de cargos las protagonizan hombres o mujeres. Por ahora, Philo, una vez más, lidera la marcha.