La Luna es cuarenta millones de años más antigua de lo que los científicos creían, según las nuevas pruebas obtenidas de los cristales de polvo lunar traídos de la superficie lunar por los astronautas del Apolo hace 51 años.
Según los autores de un nuevo estudio publicado este lunes, 23 de octubre, en Geochemical Perspectives Letters, los cristales tienen al menos 4.460 millones de años y son los sólidos más antiguos de la Luna.
Esto significa que se formaron cuando nació la Luna. Hasta ahora, el momento exacto era un misterio. Sin embargo, en general se acepta que la Luna se formó tras un «gran impacto» entre la Tierra y un protoplaneta.
Cómo se formó la Luna
La teoría del impacto gigante propone que un planeta del tamaño de Marte, ahora llamado Theia, chocó contra la Tierra, y los restos resultantes de este impacto se acumularon en una órbita alrededor de la Tierra para formar la Luna.
Según una simulación por superordenador ideada por científicos de la NASA en 2022, esto pudo ocurrir en tan sólo unas horas.
Claro como el cristal
Se descubrieron diminutos cristales en una muestra de polvo lunar traída por los astronautas de la NASA Gene Cernan y Jack Schmitt durante el Apolo 17, la última misión tripulada, en 1972.
«Estos cristales son los sólidos más antiguos conocidos que se formaron tras el gigante impacto y, como sabemos su antigüedad, sirven de ancla para la cronología lunar», explica Philipp Heck, autor principal del estudio, profesor de la Universidad de Chicago y conservador del Field Museum de la ciudad. Su edad exacta se obtuvo analizando la proporción de isótopos de plomo en su interior.
Por qué es tan importante la edad de la Luna
Conocer la edad exacta de la Luna facilitará la comprensión de lo que le ha sucedido a lo largo de su historia. Esta nueva información también ayudará a los científicos a responder preguntas sobre la Tierra primitiva y moderna.
«La Luna es un socio importante en nuestro sistema planetario, estabiliza el eje de rotación de la Tierra, es la razón por la que hay 24 horas en un día, es la razón por la que tenemos mareas», dijo Heck. «Sin la Luna, la vida en la Tierra sería diferente. Es una parte de nuestro sistema natural que queremos comprender mejor, y nuestro estudio proporciona una pequeña pieza del puzzle en todo ese cuadro».