Las calles de París tienen un aspecto muy diferente desde este mes, una vez entrada en vigor la prohibición de los servicios de alquiler de patinetes eléctricos. En abril, los parisinos votaron en referéndum la expulsión de los servicios de alquiler de e-scooters en la ciudad.
Tres empresas, Lime, Dott y Tier, tenían contratos con la ciudad para ofrecer patinetes eléctricos en la capital francesa, con una flota total de 15.000 e-scooters. Las licencias se concedieron en 2020, pero las empresas se vieron acosadas por las quejas de algunos sectores de la ciudad sobre cuestiones como la seguridad, la conducción temeraria y el aparcamiento.
Las empresas presentaron varias propuestas a los funcionarios de la ciudad sobre cómo abordarían estas quejas. Finalmente, la alcaldesa Anne Hidalgo planteó la cuestión a los ciudadanos, que votaron a favor de prohibir los servicios. La prohibición no entró en vigor inmediatamente, sino que las autoridades permitieron que las licencias actuales expiraran a finales de agosto.
Más del 90% de los votantes que acudieron a las urnas votaron a favor de la prohibición. Sin embargo, los defensores de los e-scooters criticaron la votación por su escasa participación y el limitado número de colegios electorales que, según ellos, condujo a un resultado poco representativo.
Sea como fuere, Lime, Dott y Tier deben enfrentarse ahora a la pérdida de acceso, para sus patinetes eléctricos, a una de las principales ciudades europeas, especialmente con los Juegos Olímpicos de París el año que viene.
Las empresas siguen ofreciendo alquiler de bicicletas eléctricas en la ciudad y tratarán de intensificar esas operaciones tanto para los residentes como para los visitantes de la ciudad durante los Juegos Olímpicos y la temporada turística.
París ha invertido mucho en mejorar su infraestructura ciclista para animar a más gente a ir en bicicleta y a utilizar menos el coche, por lo que no es probable que los servicios de e-bike atraigan tanto vitriolo como lo hicieron los e-scooters.
El alquiler de patinetes eléctricos sigue en servicio en otras grandes ciudades francesas. La cuestión de los e-scooters en las ciudades europeas sigue siendo un punto de controversia. Las empresas están ansiosas por desplegar sus flotas y ampliar el acceso a la micromovilidad a cada vez más ciudades. Sin embargo, en el lado opuesto, las quejas sobre la seguridad y el desorden provocado por el mal aparcamiento siguen siendo un tema candente entre algunos legisladores y autoridades municipales.