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Así ha sido la trayectoria y el curriculum de Marta Ortega

La hija menor de Amancio Ortega ha sido nombrada presidenta de Inditex.
Marta Ortega. Foto: Iago López.

Hace tan solo unos meses, en septiembre de este año, Marta Ortega aseguraba en una entrevista con la revista de The Wall Street Journal que nunca se sabía lo que deparaba el futuro, pero creía que —al igual que había hecho su padre— su lugar estaría siempre cerca del producto. En esa misma exclusiva, en la que la hija menor de Amancio Ortega rompía el habitual silencio administrativo de la familia, el prestigioso diario estadounidense la definía como el arma secreta para el éxito de Zara.

La repercusión de aquel artículo fue la especulación. Todas las apuestas a una: Marta Ortega sería la sucesora de su padre al frente del gigante textil. Tan seguros estábamos los medios de comunicación de aquello que desde esta revista nos atrevimos a soñar con una lista FORBES de Los 100 españoles más ricos liderada por dos mujeres (Marta y su hermana mayor, Sandra). Y las cábalas se cumplieron: Marta Ortega ha sido nombrada presidenta de Inditex (a la espera de la ratificación de la junta general de accionistas), tras la renuncia de Pablo Isla, que permanecerá en el cargo hasta el próximo 31 de marzo.

Que se viera venir este movimiento no era una mera cuestión asumir un traspaso de poderes entre las distintas manos de una familia (como puede ocurrir en otras compañías). Los lazos entre Marta y el gigante textil van mucho más allá de la sangre: la menor de Amancio Ortega ha forjado su carrera en la empresa familiar desde la base, ha trabajado en varios departamentos de la compañía y ha pasado por distintas sedes antes de llegar a su nuevo cargo.

Nacida en Vigo, el 10 de enero de 1984, Marta es la única hija del segundo matrimonio de Amancio Ortega, con Flora Pérez. Estudió en un colegio de La Coruña hasta el bachillerato, que lo hizo en Suiza; y después cursó la carrera de empresariales en la escuela de negocios de la Universidad de Londres (Reino Unido), donde se licenció en 2007, especializada en empresariado internacional. En mayo de aquel año su nombre saltó a los titulares: la hija de Amancio Ortega empezaría, una vez graduada, su carrera en Inditex como dependienta de una de las 445 tiendas Bershka que tenía el imperio textil en aquel momento.

Así lo hizo en uno de los locales de la marca en Londres. La heredera de Amancio Ortega entraba a trabajar a las 7.30, recibía y organizaba la mercancía, y atendía a los clientes. Todo ello con un objetivo: que conociera los entresijos de la organización de la empresa al detalle. Ese mismo año, en 2007, con tan solo 23 años, Marta fue nombrada vicepresidenta de dos sociedades patrimoniales, Gartler y Partler, aunque no tuvo funciones ejecutivas.

La trayectoria de Marta estaba diseñada al milímetro. En los siguientes años no daría un paso en falso en el camino hacia su nuevo cargo. Tras su paso por aquella tienda en la capital británica, la menor de Amancio Ortega rotaría por otros locales —como otra tienda en París— y sedes de la compañía en distintos países del mundo. En 2008, se mudó a Shangai para ejercer como enlace entre la sede central en La Coruña y el mercado en el gigante asiático, un punto estratégico para el crecimiento de la empresa, según dijo Pablo Isla en aquel momento.

Tras su gira mundial, Marta volvió Galicia, donde ha trabajado en el departamento de desarrollo de producto y diseño de Zara en la sede matriz de Arteixo. Su influencia se ha notado en la marca, tanto en las colecciones de las distittas temporadas como en las limitadas, sobre las que ha volcado su filosofía de trabajo. «Creo que es importante construir puentes entre la alta costura y la calle, entre el pasado y el presente, entre la tecnología y la moda, entre el arte y la funcionalidad«, decía a The Wall Street Journal. De hecho, bajo su liderazgo, Zara ha hecho asequible para los bolsillos de la mayoría los diseños de algunos de los más grandes y exclusivos nombres de la moda como Steven Meisel, Fabien Baron, Karl Templer o Luca Guadagnino.

En un último paso hacia su actual cargo, en 2015, fue nombrada vocal del patronato de la Fundación Amancio Ortega. Y hoy, conquista la cima: «He vivido esta empresa desde mi infancia y he aprendido de todos los grandes profesionales con los que he trabajado durante los últimos 15 años. Siempre he dicho que dedicaría mi vida a desarrollar el legado de mis padres, mirando al futuro, pero aprendiendo del pasado y al servicio de la compañía, nuestros accionistas y nuestros clientes, en el lugar donde se considere que soy más necesaria. Me siento profundamente honrada y comprometida por la confianza que se ha depositado en mí y enormemente ilusionada por el futuro que entre todos vamos a acometer», ha declarado sobre su nombramiento y ha dado las gracias a Pablo Isla por trabajo y dedicación.

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