Cuando Angela Merkel tuvo que dirigirse a los ciudadanos alemanes el 18 de marzo del 2020, ya había 196.109 casos confirmados con el virus SARS-CoV-2 y 7.893 muertes en todo el mundo, según datos del Instituto Robert Koch (RKI). Dos días antes, las fronteras alemanas con todos sus países vecinos se habían cerrado. Ciertas medidas regionales en relación con las actividades culturales estaban instauradas, así como en la gastronomía y la vida nocturna, pero aún faltaba aclarar qué ocurriría en los próximos meses. Países como Italia, Francia, España y Austria ya se había adelantado y tenían impuesto el toque de queda.
Es por eso que el discurso de Angela Merkel aquel día era clave para poder entender la gravedad de la situación en la que el país se encontraba. Se estima que entre 25 a 30 millones de espectadores siguieron en directo la retransmisión «del mayor desafío al que se enfrentaba el país desde la Segunda Guerra Mundial», definido así por la propia canciller. Entonces, ¿cómo podría transmitir un mensaje de tal importancia en tan solo 13 minutos sin perder el rigor informativo? La solución fueron las metáforas.
Así lo he analizado en el estudio Metáforas en lenguaje político: análisis del discurso televisado de la canciller Angela Merkel sobre la pandemia de COVID-19 publicado por la editorial GRIN y realizado para la AKAD University de Stuttgart. Las metáforas tienen como objetivo básico establecer una unión entre un objeto real y un objeto imaginario, otorgándole las propiedades y características del primero al segundo. En concreto Merkel emplea cuatro metáforas principales durante su discurso: el virus como enemigo, la transparencia, la unidad y la buena disciplina.
El virus como enemigo de la sociedad alemana
La metáfora del virus como enemigo da soporte a su discurso para que la población sin una educación médica avanzada pueda tener una mejor comprensión de la situación. De hecho, el lenguaje médico genérico se caracteriza por el empleo de metáforas de guerra para crear un sentimiento de fortaleza en el oyente, como por ejemplo «luchar contra el cáncer» o «atacar nuestro sistema inmunológico».
Angela Merkel mencionó que «se trata de frenar el paso del virus por Alemania», por lo que visualmente imaginamos que el virus ya está «en camino». También podemos observar esta personificación del virus al comienzo del discurso con la frase «el coronavirus está cambiando la vida en nuestro país de forma espectacular».
Disciplina: ser un ciudadano ejemplar
Existen otras metáforas muy comunes dentro de la política a la que también hizo referencia, como por ejemplo la moralidad y la buena disciplina. Según George Lakoff, esta metáfora en concreto la aprendemos desde que somos pequeños (en nuestra familia y en el colegio) y la mantenemos durante la edad adulta (en argumentos legales, políticos, económicos y sociales).
«No dependerá solo, pero también de lo disciplinados que seamos todos siguiendo e implementando las reglas. Aunque nunca hayamos vivido algo así, tenemos que demostrar que actuamos con cordialidad y sensatez y así salvaremos vidas», fue la frase principal utilizada por la canciller alemana para hacer alusión a esta metáfora.
De hecho, «vida» es el sustantivo que más se ha mencionado en el discurso y considerado como metáfora obsesiva (basada en la repetición continua de sentimientos para crear un impacto en el oyente), un recurso muy común en el surrealismo y muy característico de las campañas políticas estadounidenses (en especial la metáfora del “sueño americano”).
Decisiones transparentes
Por otro lado, una metáfora muy frecuente en la comunicación política es la transparencia. Una persona no puede ser físicamente transparente, por lo que si a un argumento o una persona le consideramos transparente es porque hemos transferido inconscientemente esta propiedad en nuestra mente desde un objeto que sí lo pueda ser. Frases como «que también hagamos transparentes las decisiones políticas y las expliquemos» son un claro ejemplo en su discurso.
La fuerza de la unión
Por último, el sentimiento de unión o comunidad. Angela Merkel lo repitió hasta en cuatro veces: «Para proteger a todos en nuestra comunidad», «Y somos una comunidad en la que cada vida y cada persona cuenta», «Pero todo lo que pueda poner en peligro a las personas […], pero también [lo que] pueda dañar a esa comunidad, tenemos que reducirlo ahora», y «hay mucho más por hacer y demostraremos como comunidad que no nos estamos solos».
No solo es importante el uso de esta expresión, sino la connotación que lo acompaña: al usarlo, Merkel se acerca al oyente y evita nuevamente el sentimiento de soledad o de separación entre la clase política y los ciudadanos, ya que se incluye como parte de la comunidad mencionada.