Health

El concepto ‘one health’ y los demás grandes desafíos de la medicina preventiva

Más vale prevenir suena a programa televisivo de los años ochenta, pero este sabio 'adagio' sigue funcionando a la perfección. Hablamos de medicina preventiva.

Según su definición, el objetivo de la medicina preventiva no puede ser más ambicioso. Preservar y promover la salud, evitar la enfermedad e incapacidad y facilitar el diagnóstico precoz y tratamiento de las enfermedades. El doctor Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), resume así sus prioridades: “La medicina preventiva se centra en los hospitales, con el foco puesto en las posibles complicaciones de los pacientes, aspirando a su máxima seguridad. Nuestra meta son las personas sanas, por lo que podemos hablar de Salud Pública en mayúsculas”.

En el día a día, el doctor Ortí considera que hay dos grandes retos en los hospitales. El primero es la prevención de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria. “El paradigma son los contagios por microorganismos multirresistentes. Están causados tanto por el abuso de los antibióticos como por algunas prácticas (como el mantenimiento de tratamientos por medicina defensiva y otros abordajes) que en ocasiones nuestros compañeros clínicos no valoran y que pueden causar la aparición de gérmenes multirresistentes, responsables de cerca del 30% de las infecciones en los centros sanitarios. Éste es un gran reto. Y lo es a nivel global. Así lo ha planteado la OMS y otras instituciones internacionales, las cuales consideran que es la tercera causa de muerte a nivel mundial. Y las cifras tienden a aumentar”, advierte.

El otro gran desafío está en la seguridad de los pacientes, con el objetivo de eliminar los eventos adversos. “Para conseguirlo, debemos estar muy atentos a los tratamientos: no sólo por los citados antibióticos, sino también con los errores de medicación, ya que un 15-20% de los pacientes tienen algún incidente con sus fármacos. Por ejemplo, tienen problemas de conciliación y, cuando llegan al hospital, los profesionales médicos se olvidan de lo que están tomando los pacientes en su casa. Esto genera una serie de problemas a muchos niveles pero también eventos adversos relacionados con los cuidados, como úlceras por presión, las caídas, flebitis… Muchas complicaciones que, cuando se suman en su totalidad, nos hacen pensar que un porcentaje muy alto de personas que ingresan en un hospital debería plantearse antes si les merece la pena hacerlo. Dicho así, suena duro, pero todos conocemos casos. Los especialistas de medicina preventiva tenemos como objetivo evitar que, si un paciente ingresa con una pierna rota por un accidente, no salga del hospital con una complicación infecciosa o con una úlcera de decúbito que le provoque que se rompa la otra pierna”.

Revolución digital

Junto a estos dos retos en el ámbito hospitalario, el doctor Ortí considera que es fundamental la manera en la que se gestiona la información. “Necesitamos una revolución digital porque estamos atrasadísimos en la gestión de los sistemas de información. Hay que automatizarlos y que sirvan para detectar al momento, tanto a nivel individual como colectivo, cualquier problema o alerta y no tengamos por ello que esperar unos días para corregirlo. A veces, pasa mucho tiempo hasta que nos enteramos de que tenemos un brote en el hospital. Esta capacidad de respuesta debe trasladarse a la población general, como ha sucedido durante la pandemia. Deberíamos saber cómo anticiparnos”. Dentro del área de seguridad de los pacientes en los hospitales hay cada vez mayor preocupación por la calidad ambiental del aire interior. De nuevo, a partir del covid, se está valorando la utilización de sistemas ultravioleta o de peróxido de hidrógeno para la desinfección de superficies y del aire. “En determinados ámbitos, especialmente en hospitales antiguos como en el que trabajo –el Hospital Clínico de Valencia, en el servicio de Medicina Preventiva y Calidad Asistencial–, y con estructuras caducas, se está viendo cómo conseguir esa calidad del aire para mejorar tanto la seguridad como el confort y la capacidad de ser atendidos”, detalla.

Envejecimiento y salud mental

En la población general, en una sociedad cada vez más avejentada, los retos también son enormes. Como diferencia, “los pacientes son personas debilitadas, con problemas que requieren nuestra atención. Muchas veces, nuestros compañeros especialistas asistenciales se centran en la curación y no valoran la prevención, por lo que es un reto ponerla de relieve. Por otro lado, si queremos conseguir mejorar la salud de la población, tenemos que evitar las enfermedades: el envejecimiento es un reto global en todos los sistemas de salud, no de enfermedad. Y no olvidemos la prevención en salud mental, que va a ser un foco enorme de desgaste social, económico y sanitario”, concluye.

Qué es el concepto ‘one health’

Uno de los principales retos de la medicina preventiva es el enfoque medioambiental. Como define la Organización Mundial de la Salud, es el esfuerzo de colaboración de múltiples disciplinas que trabajan a nivel local, nacional y mundial para lograr una salud óptima para las personas, animales y medio ambiente. Como señala el doctor Ortí, “vivimos en ecosistemas (lo hemos visto durante la pandemia). El ser humano no vive solo, sino con otros organismos que no son leones o tigres. Son virus y bacterias y nuestra relación con ellos nos obliga a valorarlos. El concepto One Health tiene en cuenta la vida en las ciudades, con sus aglomeraciones, transporte cotidiano y su gran movilización diaria. Y luego están las pandemias: hay muchas enfermedades, como la covid-19, la gripe aviar, diferentes zoonosis y el propio cambio climático, que van a condicionar en breve la vida de las personas con problemas respiratorios y cardiacos”.

¿Hasta qué punto es complicado abordar retos globales como el envejecimiento, la salud global y la salud medioambiental? El experto responde que puede parecer que es algo difícil de abordar “porque depende más de los gobiernos y de los países que de las personas». Pero, como médicos preventivistas, no querer que suena a excusa. «El camino pasa por incorporar nuevas herramientas, como la medicina predictiva. Sabemos que la genética condiciona una serie de riesgos, pero también puede predecir la probabilidad de tener un determinado cáncer”.

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