¿Cuándo fue tu primer contacto con el mundo de las motos?
De chaval no jugaba con balones ni raquetas, sino con bicicletas, patines… y todo lo que tenía ruedas y olía a gasolina me gustaba. Al cumplir 13 años, mi padre me compró mi primera moto, una Gibsonn, y a los 14 me fui a vivir a Barcelona, que era donde estaban todas las fábricas y se podían conseguir cosas. Comencé barriendo y limpiando motores en Bultaco; luego me fui a Ducati, donde permanecí unos meses, hasta que Derbi se fijó en mí y me dio la oportunidad de correr en una prueba en Barcelona con una Derbi-Zippo, y a partir de ahí, me dijeron que fuera a su fábrica de Mollet a trabajar con ellos. Así como comenzó todo.
De todos los títulos, ¿cuál fue el que más te costó conseguir por lo mucho que tuviste que sufrir?
Quizá el primero, en 1969 en Opatija (Yugoslavia), por la falta de experiencia y de saber las cosas que se tenían que hacer, que no solo era dar gas a la moto, y cometí muchos errores. Mi primera carrera la gané en Alemania, y luego ya más o menos me quité el pressing de haber ido delante, romper el motor o haberme ido al suelo, y cambió toda mi manera de pensar.
Durante varias temporadas corriste en 50cc y 125cc, pero nunca decidiste dar el salto a las de mayor cilindrada, ¿por qué?
No salté a mayores cilindradas porque entonces no era como ahora, que el objetivo de los chavales es iniciarse en Moto3, pasar a Moto2, y luego dar el salto a MotoGP. Siempre he corrido con motos de fábrica, y he tenido una manera muy familiar de trabajar con ellos. Con Derby, con los Rabassa, que son todavía mi segunda familia, y con Morbidelli y Garelli, igual. En el campeonato de España sí que competí con una moto de 250cc.,y lo gané en ocho ocasiones, con Derby. En una carrera del mundial corrí con una Honda de 500cc y en la séptima vuelta me pegué un estacazo porque acababa de correr en 125cc, y ya me pilló con una edad avanzada. Pero es que correr en motos grandes no era inicialmente mi planteamiento, aunque quizá ahora me arrepiento un poco, y a lo mejor lo hubiera hecho bien…
Ahora es impensable que un piloto compita en dos categorías, ¿crees que son más ‘señoritos’?
No lo sé, ha cambiado mucho la historia. Evidentemente, podrían hacerlo, porque si lo hicimos nosotros antes, también podrían hacerlo ellos ahora, pero creo que la presión mediática ahora es muchísimo mayor. Pienso que tal y como están hoy las cosas, sería un error. El gran problema es que hay que cambiar tantas cosas en las motos para ir rápido que sería muy complicado.
Eres el segundo piloto de la historia que más títulos ha ganado. Solo tienes por delante a Agostini, con quince. ¿No te planteaste nunca hacer un último esfuerzo para igualar o superar al italiano?
No sé ni las poles que he hecho, porque en mi época no era un objetivo batir récords. Si al final de mi carrera me hubiera planteado llegar a ganar quince títulos como Agostini o, quizás más, no hubiera abandonado la cilindrada de 50cc o la de 125cc y seguro que lo hubiera conseguido. Mira, te voy a dar un dato en el que supero a Agostini: en el circuito de Assen (Holanda) he ganado hasta 15 veces y él 14.
¿Quién es el piloto con el que te las veías más duras en un circuito?
Varios, pero el que me lo ponía más complicado era Ricardo Tormo, un piloto como la copa de un pino y un fenómeno. También con Barry Sheene tuve mucha rivalidad, era un piloto rapidísimo.
¿Cuál fue la peor caída que sufriste en tu carrera?
En el circuito urbano de Benidorm. Iba a 180 km/h y al entrar en una recta me quedé sin freno delantero y me la pegué. A mí no me pasó nada, pero lo peor fue que la moto impactó contra el público e hirió a varios aficionados; fue un desastre. Otra caída importante que sufrí,fue en el circuito de Calafat, en una carrera en la que me homenajeaban. Quise hacer una machada para ganar a Aspar, y en la última vuelta me caí y me rompí la tibia. Al final, más que dolor en la pierna lo que tenía era dolor mental, porque creo que fue una ‘nietada’ como la copa de un pino.
Te retiraste en 1986, con 39 años. ¿En qué momento te diste cuenta de que tenías que bajarte de la moto?
El día que estaba en la parrilla de salida en Salzburgo, un circuito muy rápido y muy peligroso. Miré para abajo y pensé: ¿qué hago yo aquí con 39 años? Acabé la carrera, me fui directo al equipo y les dije: “Me retiro, se acabó; me voy a mi casa” Fue entonces cuando me di cuenta de que se habían terminado mis ganas por salir a ganar.
Foto: Xavier Torres-Bacchetta
Cuando tú corrías, España tenía una industria importante en motos; marcas como Derby, Bultaco, Montesa… Eran muy competitivas, pero desaparecieron. Ahora, en lo que somos los mejores, es en pilotos. ¿A qué crees que se debe?
Conozco muy bien la historia porque me vine muy joven a Barcelona a trabajar en estas fábricas. Es muy difícil mantener empresas familiares como las que había en esos momentos. ¿Qué paso? Que llegaron los japoneses y las industrias españolas lamentablemente desaparecieron, algo que a mí me da mucha pena porque hay una grandísima historia detrás de todas ellas. Y somos los mejores en pilotos por una razón muy sencilla: porque tenemos unos campeonatos de España fantásticos, en los que se trabaja duro con muchos chavales. Y además, contamos con el apoyo de la televisión, que es la clave de todo este éxito para conseguir los sponsors que tenemos, ya que sin ellos no sería posible este triunfo.
¿Qué se te pasa por la cabeza cuando ves las motos de ahora, el equipo de mecánicos que tienen los pilotos, la seguridad en los circuitos…?
En esos casos pienso que ése es el motociclismo que me hubiera gustado tener en mi época, un motociclismo del bueno, que no es que el nuestro no lo fuera, pero resultaba muy diferente. Ahora, los pilotos gozan de una excelente seguridad en los circuitos, la gente discute de motos como puede discutir de fútbol, sin pensar “este tío está más loco o menos loco”. Porque la verdad es que ni antes estábamos locos ni lo estamos ahora.