El conocido comentador político de la cadena CNN Van Jones puso nombre y apellidos en un vídeo estremecedor a una situación que, aquél día, se repetía en millones de hogares estadounidenses con una mezcla de estupor, incredulidad, miedo y rabia. Muchos padres acostaron a sus hijos la noche anterior y horas después, con el desayuno delante, no sabían qué decirles sobre lo que había pasado en las urnas mientras ellos dormían plácidamente.
¿Cómo explicarle a un niño al que se intenta educar que alguien que ha mostrado tan abiertamente una actitud machista, xenófoba, violenta, que ha amenazado con construir un muro que divida el continente, que es todo lo que sus padres le han dicho que no se debe ser, es el próximo presidente?
Entre todos estos padres estaba, por supuesto, Barack Obama. “Les dije que las personas son complicadas”, confesó a un periodista diario estadounidense The New York Times. “Las sociedades y las culturas son extremadamente complicadas… Esto no son matemáticas; esto es biología y química. Hablamos de organismos vivos, y el resultado es caótico. Y tu deber como ciudadano y como ser humano decente es luchar constantemente para tratar a todo el mundo con bondad, respeto y comprensión”.
“Y todos debemos ser capaces de anticipar que en cualquier momento puede desatarse una oleada de fanatismo a la que te verás obligado a enfrentarte, o que incluso puede estar dentro de ti y a la que tengas que eliminar. No puedes adoptar una posición fetal frente a ello, ni tampoco comenzar a preocuparte por la inminente llegada del apocalipsis. Debes decirte a ti mismo: “Vale, ¿por dónde puedo empujar para que esto siga yendo hacia adelante?”.