Puede que un ‘koiki’ viva en tu barrio. Lo reconocerás por el color verde de su gorra y de su camiseta. Él te llevará lo último que hayas comprado por internet cuando estés en casa. Le acabarás llamando por su nombre y tendrás la seguridad de que será el mismo repartidor que te recogerá el paquete en tu domicilio en caso de que necesites devolver lo que has comprado. Además, lo hará caminando o en bicicleta, ahorrando de media una emisión de 0,42 kg de CO2 a la atmósfera. Detrás de esta idea se encuentra Aitor Ojanguren, que vio la oportunidad de revolucionar el servicio de envío y recogida de paquetería. Koiki sitúa en primer plano al Tercer Sector en uno de los mercados que se encuentra en pleno auge, el ‘e-commerce’. Ojanguren asegura que este creará 15.000 nuevos puestos de trabajo en España hasta 2020.
*Foto: Aitor Ojanguren por Laura Hidalgo
-Usted ya tenía una larga experiencia en el sector del transporte y la logística. Sin embargo, la propia naturaleza de Koiki obliga a reflexionar sobre el giro que ha dado su carrera profesional.
Efectivamente. Llevo más de 20 años en logística. Había una necesidad clarísima, ya que el ‘e-commerce’ es un servicio que no está bien solucionado. Cuando compras algo por internet no sabes cuándo vas a estar en tu casa, por eso te gustaría decidir tú el momento en que lo recibes, y no la empresa de transporte. Nosotros solucionamos eso, pero además lo aprovechamos para dar trabajo en el Tercer Sector.
-Antes de fundar Koiki fue inversor de ‘start-ups’. ¿Son compatibles ambas facetas?
No. No se pueden compatibilizar. Si eres emprendedor creo que tienes que serlo a tiempo completo. También depende del emprendimiento, pero en una empresa como Koiki no puedes compaginar la tarea de emprendedor con la de inversor.
-Y antes de ser inversor ya había sido emprendedor. En 2014 el grupo Lagardère compró Celeritas, empresa que fundó y que también ofrece soluciones de logística para el ‘e-commerce’. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión?
El grupo Lagardère tenía la necesidad de diversificar el mundo del ‘e-commerce’ y nos llamó a la puerta. Fue una oportunidad y por eso vendimos. Luego dentro de la propia empresa yo intenté hacer un proyecto de emprendimiento social. Le dije a Lagardère que había una posibilidad de crear un proyecto social dentro del grupo siguiendo la filosofía de Muhammad Yunus, y me dejaron hacerlo por mi cuenta. Ellos me permitieron competir en el sector del ‘e-commerce’ porque era un emprendimiento social.
-¿Qué le llevaría en el futuro a valorar la posibilidad de dejar Koiki en otras manos?
Ahora estamos en una ronda de ampliación de capital. En esta van a entrar varios fondos sociales. El mundo del ‘venture capital’ es muy grande, pero dentro del ‘venture capital’ hay una rama que es la de los fondos sociales. Todos ellos necesitan un ‘exit-strategy’, y dentro del ‘exit’ las condiciones son que el equipo directivo no va a salir de la compañía y no vamos a venderla. Esa es la visión que tenemos. La visión de Koiki dentro de 20 años es que tengamos una fundación que controle todo el servicio, y que los beneficios de la compañía se repartan en la sociedad a través de la fundación gracias a la generación de empleo y los proyectos medioambientales.
-Se lo preguntaba porque parece haber asumido ya un compromiso con el medio ambiente y con las personas en riesgo de exclusión social. En este caso el riego de vender sería mayor.
Eso le pasa a todo el emprendimiento social, no solo a Koiki. Además, el esfuerzo y el riesgo es mayor porque tú no compites en igualdad de condiciones con SEUR o Correos, compites con las condiciones del mercado, pero además tienes otro objetivo, que es el objetivo social y que ellos no tienen. Por eso sí que se hace más complicado.
-Hasta la fecha se ha mantenido reacio a depender tanto de inversores y fondos de capital.
Sí. Como he dicho, dentro del mundo del capital riesgo hay capital riesgo que se enfoca en el emprendimiento social. En España hay tres fondos sociales, uno lo tiene la Diputación Foral de Bizkaia, que es FEIS, otro es Creas y en Barcelona está Ship2B. Esos son los tres fondos con los que estamos hablando y que van a entrar en el capital de Koiki.
-Ahora mismo tienen un proceso de financiación abierto en Ship2B. Las necesidades del proyecto en este caso ascienden a 750.000 euros. ¿Qué se pretende conseguir con esta acción?
El 50% de esa financiación es para tecnología, el otro 50% es circulante para la creación de la red, que son aquellas personas que captan a las entidades y forman a los chicos para dar el servicio en el barrio.
*Foto: Aitor Ojanguren por Laura Hidalgo
-Dijo usted que en caso de necesitar dinero darían participación a las asociaciones colaboradoras.
Sí. Estamos diseñando una red en régimen de cooperativa de servicios. De ese modo las entidades son cooperativistas de la red y pueden invertir en esa cooperativa. De hecho, tendrán un canon dentro de la cooperativa y esta será también una forma de financiación. No es una red de franquicias convencional como MRW. Somos una red de entidades sociales que forman una cooperativa de servicios.
-Los ‘business angels’ parecen sentirse especialmente atraídos por las empresas de ‘delivery’. ¿Les han hecho alguna oferta?
Sí. Hemos hablado con bastantes ‘business angels’ en España.
-¿Han rechazado las ofertas?
No, no.
-Entonces siguen en pie…
Piense que para que haya cinco fondos que inviertan en Koiki hemos hablado con 20. De esos 20 con los que hemos hablado hemos seleccionado finalmente cinco, porque nosotros también hemos elegido.
-De esos 20, ¿cuántos eran sociales?
Pues prácticamente 15.
-Al mismo tiempo que aumenta el interés de los inversores, también se ha incrementado considerablemente el número de empresas de servicios a domicilio que luchan por conquistar la “última milla” en el negocio de la distribución. ¿Podría derivar esto en una situación similar a la de la “burbuja puntocom”?
Puede ser una burbuja, aunque no se sabe bien si lo es. Lo que si va a pasar seguro es que va a haber una consolidación, no va a haber tantos actores en el mercado. De hecho, ha habido un par que ya han cerrado, como por ejemplo Tok Tok Tok en París.
-Amazon parece querer poner fin a esa “guerra”.
Nos gustaría que Amazon fuese cliente nuestro.
-¿Sería posible que fuera cliente suyo?
En el futuro sí. Perfectamente.
-¿Han hablado con ellos?
Sí, hemos hablado.
¿Y cómo ha sido esa conversación?
Amazon tarda mucho en madurar ideas. Les ha gustado mucho la nuestra. Creo que más tarde o más temprano acabarán trabajando con nosotros porque nuestro modelo, además de ofrecer un buen servicio y dar un beneficio social, también es muy eficiente en costes.
-La diferenciación es clave. En el caso de Koiki el impacto medioambiental es fundamental.
En este caso la ciudad más avanzada en el mundo es Londres. En los últimos años ha llevado a cabo una serie de acciones que han hecho que el tráfico en la ciudad se reduzca. En los últimos tres o cuatro años han visto que el tráfico empieza a incrementarse y que la congestión empieza a subir, y eso es debido a Uber, Deliveroo o el ‘e-commerce’. Lo que están haciendo es colapsar la ciudad. Amazon está metiendo cientos de vehículos en Madrid para repartir a domicilio. Nosotros le proponemos a Amazon hacer un reparto más sostenible. Queremos utilizar nuestra red de centros para hacer llegar sus productos a los domicilios sin necesidad de que tengan doscientos vehículos dando vueltas por la ciudad.
-¿Qué valor aporta un ‘koiki’ al transporte de paquetería?
Aporta confianza y una experiencia de usuario diferente. Cuando vas a recibir el paquete no solo vas a poder recibir lo que has comprado en Zalando o en Privalia, vas a recibir a una persona que te aporta confianza. La primera vez no le conoces, pero la segunda ya sí le reconoces, y vas a saber que es Juan, el chico con discapacidad de tu barrio. Él te va a traer el paquete siempre a la hora que tú quieras. En Koiki no vendemos transporte, sino experiencias. Es una experiencia nueva que una empresa industrial como SEUR no te puede dar en el trato humano.
*Foto: Aitor Ojanguren por Laura Hidalgo
-Y este tipo de empresa de mensajería “industrial” se ha dado cuenta. Tienen, entre otros, un acuerdo con DHL.
Sí, efectivamente. Es uno de los motivos por los cuales DHL trabaja con nosotros. Además, ellos nos dan la mercancía porque, como he dicho, somos muy eficientes en costes.
-La inserción sociolaboral o la dimensión local, entre otros elementos, sitúan a Koiki dentro de lo que se ha denominado la Nueva Economía Social. ¿Cree que se ha visibilizado suficiente ya el papel del emprendimiento social en nuestro país?
No. Estamos a años luz de otros países, como Inglaterra, que es el líder, pero también de Francia o Italia. No obstante, dicho esto, sí hay emprendimiento social en España con muy buenas iniciativas. Por ejemplo, los dos últimos años el concurso europeo de innovación social del Banco Europeo de Inversiones lo ganaron dos empresas españolas, una fue Koiki y este año Aprendices Visuales. En España hay mucho talento en emprendimiento social, pero lo que sucede es que a los jóvenes se les dice qué es el emprendimiento, pero no se les enseña qué es el emprendimiento social. Si a todos los jóvenes se les enseñase qué es el emprendimiento social, todas las empresas podrían tener un componente social.
-Es un requisito indispensable que en este tipo de proyectos el interés social prime sobre el capital. Sin embargo, parece que esta definición ha terminado por contraponer términos como “social” y “rentable”.
Exacto. De hecho, cuando las ONGs te preguntan cuál es tu figura y les dices que eres una S.L. te dicen que no eres social. Una empresa social es independiente de la forma societaria que tengas, pero no de sus valores y su ADN.
-Pese a ello, nadie podrá negarles que ya son un agente del cambio en nuestro país. Al año siguiente de haber fundado el proyecto recibían el premio del Banco Europeo de Inversiones, un reconocimiento que usted ha destacado. ¿Qué papel tienen en este cambio?
La verdad es que hemos tenido suerte. Todavía no lo entendemos. En España hay un referente clarísimo, que es la guía para nosotros. Ese es La Fageda de Cristóbal Colón, que es el ejemplo de emprendimiento social más claro y más exitoso. Y detrás de Cristóbal Colón no hay nadie. Está el abismo (risas). Esperemos que dentro de cinco años nosotros podamos decir que somos sostenibles, porque todavía no ganamos dinero. Nos queda mucho camino.