Lo prometido es deuda. C. Tangana no cuelga el altavoz, pero sí coge las riendas de los patrones que le han llevado a dar vida a una firma de ropa propia, Late Checkout.
El anuncio de una nueva faceta profesional del artista madrileño se confirma con el lanzamiento de su primera colección textil, una firma que llama a la libertad de elección también en la ropa, que lanza junto a Alex Turrión (también director creativo de la campaña de lanzamiento). La vida es demasiado corta y todos somos demasiado jóvenes como para no vivirla como queramos. En un momento donde el tiempo parece ser el bien más cotizado, el verdadero lujo no es el lujo, es hacer lo que se quiera y cuando se quiera.
¿Y qué quiere C. Tangana?
El Madrileño, como prefiere que se le llame, busca descubrir nuevos horizontes, y el mundo empresarial de la industria textil es uno de ellos.
Con carisma, dinamismo y sorpresa –tres características de todos sus trabajos– rompe los cánones preestablecidos y poner sobre la mesa un nuevo estilo de consumo: Late Checkout. Ni siquiera el nombre de la firma está sujeto al azar.
Quien haya viajado por el globo sabrá que la vida en los hoteles no siempre –o casi nunca- es el sueño que una espera experimentar en algún momento de su vida. Y esto ha querido reflejar el artista en la primera colección de Late Checkout, llamada The Bellboy, Chapter 1, acompañada de una campaña de estética impecable.
¿Quién es B.?
El joven que acapara todas las miradas de Late Checkout. No es un tipo malo, simplemente no le gustan los hoteles. Algo difícil de sobrellevar cuando eres el botones de uno. Su padre lo fue; su abuelo, también. Pero se siente inmerso en una espiral sin salida y a la que ya se ha resignado.
Ni siquiera su espacio de trabajo tiene los encantos de los que un hotel debería disfrutar. Ya no se viven buenos tiempos. No hay fiestas lujosas, corchos de champán golpeando los candelabros (algunos de los cuales todavía cuelgan del techo de dos o tres habitaciones, la mayoría de ellos ahora con moho en las paredes) y toneladas de bandejas apiladas con mariscos.
El pasado le atormentaba, detesta el presente y no tiene claro que vayan a llegar tiempos mejores. Nada le agrada. B. odiaba ese ruido desde antes de recordarlo, así que puede que se sienta más feliz ahora que nadie viene al hotel y es libre de pasear por él todo el día, pasar tiempo con su perro y tomar siestas dentro de la piscina vacía.
¿El consuelo? Una canción que repite en su mente como un disco rallado.
You are young and life is long,
and there’s time to kill today…
no one told you when to run,
you missed the starting gun.
Somos jóvenes. B. es joven, no hay nada que perder porque está todo por hacer. Y si hablamos de lujos, no hay uno mejor que hacer lo que se desee en el momento que uno elija.
B. ve cómo se viene abajo el esplendor que un día conoció. Así que, por favor, tómate tu tiempo mientras el mundo se acaba.
Se puede pagar la cuenta en cualquier momento.