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Redes sociales: herramientas para la lucha contra el tráfico ilegal del personas


Aunque suene como una historia relativamente simple, la OIM X dice que habría sido mucho más difícil hace unos años. “Gracias al mensaje en Facebook, inmediatamente pudimos ponerlo en contacto con grupos de las Islas Marshall y Camboya. El proceso de la llamada hubiera sido mucho más complicado”, asegura Mia Barett, la responsable de Comunicación y PR de OIM X.

Hay algunos factores a tener en cuenta para entender cómo Internet y las redes sociales están luchando contra la trata de personas. Una de las diferencias más obvias es la velocidad: hace unos años el hombre camboyano habría tenido que llamar a la OIM X en Bangkok para pedir ayuda y encontrar su número en las Islas Marshall habría sido casi imposible. En Facebook obtuvo ayuda inmediata.

Barrett dice que las organizaciones de primera línea que trabajan con víctimas de la trata están viendo cómo su trabajo se mueve cada vez más a a las redes sociales.

“Facebook, WhatsApp y LINE han sido herramientas muy potentes para los proveedores de servicios de primera línea. Cuando hablamos de organizaciones que están trabajando activamente con las poblaciones más vulnerables a la trata, ellas son las que trabajan directamente con las redes sociales”, afirma ella. “Ellos también están recibiendo cada vez más solicitudes de ayuda y asistencia online”.

Incluso en fecha tan reciente como hace unos años esto no hubiera sido posible. Tengamos en cuenta que Facebook sólo empezó hace doce años y no se abrió a los usuarios globales hasta 2006. LINE, que es enormemente popular en Tailandia, se lanzó en 2011, mientras que WhatsApp, más utilizado en Hong Kong, fue lanzado en 2010.

Las redes sociales también pueden hacer uso de las fotografías, que a menudo pueden hablar por sí solas en la participación del activismo y de la asistencia. Uno de los casos más famosos es el de Erwiana Sulistyaningsih, una trabajadora doméstica indonesa agredida por su empleador en Hong Kong.

La fotografía de Erwiana maltratada se propagó a través de las redes sociales y provocó una reacción en Hong Kong y en los medios de comunicación internacionales. Esta situación hubiera sido impensable hace tan solo unos años atrás.