Foto: Xavier Torres- Bacchetta
Hace unos meses aparecía un artículo sobre ‘bloggers’ y ‘youtubers’ que asistían a la Feria del Libro de Madrid, donde se decía que cada vez es todo más vulgar en España, ¿lo es?
Quiero creer que no. No me parece condenable eso que comenta de la Feria, por supuesto que preferiría que hubiera más colas de lectores frente a Vila Matas, Eduardo Mendoza, Andrés Trapiello o cualquiera de los buenos escritores de este país, más que frente a los blogueros de turno pero es cierto que han cambiado los métodos de distribución y los caminos por los que la gente llega a la cultura. Hay muchos más canales por los que la gente accede que ni frecuento ni conozco. De la misma forma que nosotros accedíamos a la cultura a través de un libro, de una película, de ir al teatro o las conferencias, ahora la gente joven accede por otros canales. Sí es verdad que hay que ser más cautos que antes y no creo que la gente que utiliza estos caminos sea lo suficientemente inteligente, sagaz y cauta para desbrozar lo bueno de lo malo. Por retomar, más que vulgar diría que superficial, que no es lo mismo.
¿Los medios dan a la gente lo que quiere o son los gustos del lector/espectador los que determinan los contenidos?
El mando a distancia es para que tú tengas el mando, para que decidas y elijas pero creo que la capacidad de decisión ha quedado muy disminuida, va bajando el nivel de exigencia del espectador, hasta quedarse sin capacidad para decidir qué es lo que le gusta y lo que no. Lo del mando es relativo, depende del nivel educativo de una persona, el ambiente en el que se mueve… muchas cosas. Defiendo que los medios y concretamente, la televisión, tienen una enorme responsabilidad en esa pérdida de capacidad de decisión.
Pero volviendo a los ‘youtubers’ y ‘bloggers’, ¿realmente se puede definir como cultura dichos contenidos?
Bueno, depende de los contenidos, yo mismo he descubierto unos blogs en los que encuentro cantidad de material con gran rigor, que están distribuyendo una buenísima cultura. Pero hay que saber buscar. Ante la pregunta de si los blogs y los youtubers son cultura, sí, algunos sí, otros son pura basura, fíjate qué diferencia tan mínima hay entre cultura y basura, que hasta riman, hay que saber buscar. Estoy suscrito a algunos canales de Youtube, soy un loco de Shakespeare, donde encuentro grabaciones, filmaciones, representaciones… a las que nunca hubiera podido acceder.
¿Se cuida la cultura en este país? ¿Y el teatro?
No, para eso sí que la respuesta es rotunda: no, con mayúsculas y con tinta roja. En absoluto. Atención, hablamos de los gobernantes de ahora, del Gobierno que tenemos aunque esté en funciones. El menosprecio evidente, público y notorio que han mostrado a la cultura en general es impresionante. Ya no lo digo solamente por el IVA del 21%, que en su día dije indignado que era una medida criminal, me reafirmo en ello, no pueden alegar ignorancia, ya saben que el mundo del teatro, el de los libros, siempre está en precario, la gente que se dedica a esto lo hace casi por amor al arte. Les importa poco el teatro, creo que porque nunca han ido, no forma parte de sus vidas. No me imagino a los señores Montoro o Rajoy yendo al teatro de forma más o menos habitual. Deben pensar que se puede vivir sin teatro. Ese menosprecio me resulta ofensivo.
Pero no solo es el teatro…
Estoy haciendo ahora Sócrates, fíjate qué curioso, que mientras a los gobernantes les importa un pito el teatro y la cultura y las castigan, con este espectáculo que se estrenó hace un año, que debería como asustar a la gente, no se llama Vente a la cama conmigo, sino Sócrates, cada semana llenamos los teatros. ¿Qué quiere decir esto? Pues que a pesar de que no interesa la cultura a los gobernantes, para la gente sí existe el teatro, lo cual se da de bruces con el concepto que tiene este Gobierno, pero insisto en que es éste, he conocido otros que sí lo apoyaban.
¿Por qué es tan mágico el teatro?
Ahhhh… en el escenario uno se siente Dios a pesar de todo lo irreverente que pueda parecer esto. Cuando estás en el escenario, delante de personas que entienden lo que estás contando, y sabes lo que va a ser de la vida de esas personas durante las próximas dos horas: sé cuando van a reír, sé cuando se van a indignar, a llorar.. Eso te produce una sensación de que eres Dios, es algo insólito, eso no lo da ni la televisión ni el cine, por eso los actores amamos tanto el teatro. Cuando se producen esos momentos mágicos, esos silencios del público pendiente de tu gesto, de tu próxima palabra, que parece que el mundo se para, tú en el escenario como actor… Ufff, te sientes… Es la máxima gratificación. Y es mágico. Es un milagro que cada día se reúnan en un sitio personas que no se conocen y, en un mundo en el que cada vez parece que estamos más aislados, compartan en grupo. Es casi un ejercicio terapéutico que debieran recetar los médicos: ir al teatro para no sentirse solos.
Y, ¿cómo vamos de democracia en España?
Haciendo Sócrates en esto estoy muy preparado: una de las cosas que molestó a aquel poder era que con lo que éste predicaba ponía en evidencia los defectos de aquella democracia. Sócrates dice: “Una democracia llena de corrupción y partitocracia nunca es democracia”. Son los mismos males de ahora: ocultación, corrupción, partitocracia. Los males de la democracia no están tanto en ella sino en los hombres. De todas formas tampoco hay que ser maximalista, estoy feliz de vivir en una España democrática. Estamos en una democracia joven. Uno de los grandes males es la partitocracia. Ha pasado últimamente: al calor de los partidos ha habido una serie de personajes mediocres que han llegado a determinados puestos. Creo que el pueblo español en general merece muchos mejores gobernantes de los que tiene ahora.
Hablemos del capitalismo, ¿cuáles son sus males?
La injusta distribución de la riqueza. Por supuesto que tiene su parte buena, creación de empleo, los emprendedores… Pero al sistema capitalista hay que ponerlo en cuestión: los ricos son cada vez más ricos, la clase media está desapareciendo… Hasta que no se encuentre una forma de participar equitativamente del esfuerzo, en proporción a su trabajo, nunca será un sistema justo.