“Nos encontramos, por el contrario, que el estado fisiológico de los comerciantes tiene un gran efecto en su éxito y supervivencia”, confirmó John Coates coautor del informe, ex becario de investigación en Neurociencia y Finanzas en la Universidad de Cambridge y formado en Goldman Sachs y Deutsche Bank.
El estudio se realizó sobre 18 hombres de Londres considerados comerciantes de “alta frecuencia”, que compran y venden productos financieros. Se llevó a cabo en 2012 durante la parte final de la crisis de deuda de la zona euro para medir la capacidad interoceptivo – un término científico para señales que se originan en el interior del cuerpo, tales como el hambre, el dolor y la frecuencia cardíaca – o también llamados sentimientos viscerales.
El estudio se estableció de la siguiente manera: los comerciantes llevaban a cabo dos tareas de detección de latidos establecidas, que miden la capacidad de una persona cuando está en reposo. Los datos se compararon con la de un grupo de control de 48 hombres no comerciantes, emparejados con los otros de su edad y que realizaron pruebas idénticas. Los resultados mostraron que los comerciantes puntuaron significativamente más alto en su capacidad para detectar los latidos del corazón que los no comerciantes y cuanto más alto se obtuvo ese latido mayor fue su rendimiento comercial. “La economía académica y las finanzas están tan centradas en el razonamiento consciente que se pierde por completo la acción real que está teniendo lugar en el diálogo entre el cerebro y el cuerpo”, aseguró Coates, quien también escribió un libro publicado en 2012, “La hora entre el perro y el lobo” , basado en el impacto de la biología y la neuroquímica en el mercado.
Después de años de centrándose en un borde de comercio algorítmico, las finanzas ahora están buscando la manera de hacer mejor y más útiles a los operadores humanos.
En cierto modo, ya se realizaron estudios científicos anteriores utilizando la tarea que los juegos de azar han demostrado sobre las respuestas automáticas fisiológicas o sensaciones físicas. La retroalimentación del cerebro direcciona a los seres humanos alejándoles de apuestas con rendimientos esperadamente negativos y acercándoles a las que tienen rendimientos positivos, que guían a los jugadores a tomar riesgos antes de que ni siquiera sean conscientes de la situación.