Cloud District se montó en 2010 en Madrid por Gedeón Domínguez y Jaime Serrano, actuales CEO y CXO, respectivamente. Desde el punto de vista del software, quisieron montar una empresa de tecnología que hablara un idioma sencillo. Seis años después de su comienzo, ya son 22 personas en el equipo y cuentan con oficinas en Nueva York, gracias a una fusión con una empresa americana que opera bajo el nombre de The Workshop.
Forbes habla con Domínguez sobre emprendimiento, startups, grandes empresas y dos mercados diferentes –Estados Unidos y España- a la hora de ejecutar un negocio online.
¿Cuál es el recorrido de Cloud District? ¿Cómo conecta con el mundo del emprendimiento y de las grandes empresas?
En el momento en el que nació Cloud District no teníamos claro el objetivo, pero la propia evolución de la empresa nos ha ido marcando. El mundo de los emprendedores nos gusta porque es muy bonito ayudarles, aunque cada proyecto es un reto y no todos salen. Las grandes empresas nos gustan mucho, pero es muy diferente trabajar con gente que se está jugando el dinero que con gente que está moviendo el dinero.
En estos seis años de recorrido hemos trabajado para varias verticales. Hemos trabajado en el sector publicidad y con grandes clientes y startups, de maneras muy distintas. Son clientes muy diferentes y no trabajan de la misma forma.
¿En qué se diferencian a la hora de desarrollar un proyecto?
El mundo de la publicidad tiene una forma de trabajar muy concreta. Llegan los proyectos con mucha velocidad, se sacan con mucha velocidad… En esta parte ayudamos a las agencias que llegan a nosotros a pensar en función de los briefings, pero digamos que esa parte de la producción de la empresa es muy sistemática. Primero, hacemos un proceso de consultoría de los proyectos, sobre lo que se quiere hacer, plazos, cuál es el tiempo de lanzamiento y cuáles son los objetivos y los procesos. En función de todo eso, hacemos un plan del proyecto y se ejecuta.
Pero la gran diferencia entre los emprendedores y las empresas es que los primeros normalmente están luchando a contrarreloj, contra dos relojes: el del tiempo y el del presupuesto. Y los dos se agotan.
¿Cómo os enfrentáis a este “contrarreloj”?
Solemos coger a los emprendedores en la primera fase, cuando aún están conceptualizando la idea y llevándola al primer prototipo, y les ayudamos en su propia carrera. Un emprendedor, muchas veces, se encuentra entre rondas de inversión (aunque a veces vienen con grandes ahorros debajo del brazo). A partir de ahí vamos saltando de rondas. Tienen unos deadlines muy claros y tienen que llegar ahí para conseguir más dinero y pasar a la siguiente fase.
¿Cuál es el perfil del emprendedor?
Tenemos perfiles de emprendedores de muchos tipos, digamos que unos más junior y otros más senior. Nos vienen, por ejemplo, chavales que se han juntado con un poco de dinero y tienen una idea, pero tienen muy poco claro cómo funciona el tejido emprendedor o cómo son los procesos. Les explicamos cuáles son los pasos para construir una empresa, que no es nuestra labor pero como lo hemos vivido aquí tantas veces se les puede echar una mano. Les ayudamos con los recursos que podamos tener o conocer para ir más rápido, como dónde invertir el dinero o el tiempo. Esto sería sobre todo para emprendedores con poca experiencia.
Pero también vienen emprendedores con mucho rodaje. Les llamamos emprendedores porque siguen en el proceso de emprender. Trabajar con este perfil es más sencillo. Pivotan menos. Ya han cometido una serie de errores que no van a volver a cometer.
En España, al hablar de tecnología aún se mira mucho a Estados Unidos. ¿Qué posibilidades tienen los jóvenes españoles que quieran desarrollarse en este campo en España? ¿Hay potencial y recursos suficientes como para hacerlo?
En Nueva York estamos desde el año pasado y ya tenemos los primeros clientes emprendedores. Pero estar allí es todo un universo. El emprendedor que quiere emprender, tiene mucha energía y está dispuesto a expresarse, tiene muchos recursos en España. Se viene diciendo que hay pocas ayudas, que hay ciertas dificultades o que los procedimientos son tan tediosos en muchos casos que el emprendedor no se siente apoyado. Pero si es una persona que se mueve y se apoya en la gente, hay muchos recursos. No hace falta irse.
Lo que es mucho más sencillo allí, en nuestra corta experiencia en Estados Unidos, es la financiación. Aquí hay una serie de vehículos, cada vez hay más aceleradoras e instituciones que están apostando fuerte, desde Telefónica a Google. Pero es difícil conseguir ciertas cantidades de dinero. En Estados Unidos hemos vivido casos en los que una buena idea ha conseguido mejor capital más rápido. La sensación que tenemos es que allí hay más capital privado para apoyar a emprendedores cuando tienen buenas ideas. Aquí se consigue porque hay grandes inversores, pero el proceso desde que nace tu startup hasta que eres capaz de acceder a ella –cerrar ronda de inversión y poner en marcha la siguiente fase de emprendimiento- se dilata bastante. El emprendedor en España requiere de un extra de echarle ganas y capacidad de esfuerzo, porque todavía el tejido está menos maduro que en otros sitios y el dinero es menor.
¿Dónde hay una mayor acogida de proyectos, en España o en Estados Unidos?
Estados Unidos es un mercado de referencia. Es interesante estar pendiente de lo que está ocurriendo allí. Enviar empresas a Nueva York, por ejemplo, está muy bien porque las redes de contactos son muy fuertes allí, pero aquí hay muchas formas de sacar un proyecto adelante y es mucho más barato, lo que nos permite competir aquí.
Los mercados pequeños, como el español, tienen un plus de “manejeabilidad”, por decirlo de alguna manera. Para un emprendedor que no tiene experiencia, lanzar un negocio directamente a Estados Unidos son muchos pasos mentales para entender cómo funciona una startup allí. Aunque hay sectores, como en el internet de las cosas, que requieren una inversión mucho más fuerte y sí que les recomendamos Estados Unidos, ya que es más sencillo encontrar capital.
Pero el tener un mercado más pequeño te ayuda a orientar los primeros pasos y, si tienen la habilidad para encontrar el capital aquí, no tiene por qué ser un mal mercado para probar el producto. Además, nosotros queremos generar valor aquí. Lo que hacemos en Nueva York es la labor comercial y gestión de clientes. Allí hacemos las consultorías, pero toda la producción la hacemos aquí.
¿Cuál es el mayor error que comenten los emprendedores al plantear una idea?
La percepción de valor/coste. La gente no sabe cuánto cuesta montar un proyecto en software o innovación. Aparecen muchas personas con ganas y buenas ideas, pero pensando que con 3.000 euros van a lanzar un negocio online. Es cierto que hay negocios que se han lanzado con poco dinero, pero con el esfuerzo de mucha gente: un equipo de socios en el que todos vais a aportar trabajo para sacar un proyecto. Pero con 3.000 euros no hay ni para empezar. No he visto arrancar con éxito un proyecto gastando menos de 30.000-40.000 euros.
Necesitas diseño, marketing, comunicación… Muchos se piensan que con un buen producto es suficiente, pero no saben lo que cuesta una nota de presa o una promoción en Google. A todo esto les ayudamos.
¿Qué busca un inversor en España?
Aquí el inversor no busca un Powe Point, que es una manera muy sencilla de pedir dinero en otros países. Aquí se busca un equipo, a ser posible con un bagaje –mayor o menor, pero que haya experimentado éxitos o fracasos. Quiere perfiles especializados para cada área. La gente se centra mucho en la idea, pero eso solo es la punta del iceberg. Por supuesto, hay que tener una buena idea –una mala idea cuesta mucho sacarla adelante-, pero una idea que no esté apoyada por un equipo o un procedimiento es muy difícil que tenga garantía de éxito.
En el campo de la tecnología, ¿a qué retos se enfrentan las grandes empresas frente a las nuevas?
Está pasando todo a la vez. Cuanto más grande es la empresa, más sufren este proceso de actualización. La gran empresa siempre tiene mucho que hacer, pero no tienen todo el apoyo interno necesario y eso crea mucha frustración. Depende desde qué aérea se empujen los proyectos, se encuentran con más o menos dificultades. Las empresas pequeñas son más ágiles.
Por lo que tenemos a los emprendedores, que son los que están tirando de la innovación, y a la cola están las empresas mas o menos ágiles y, por último, las más grandes. Pero cuando una gran empresa logra dar el paso, suele tener más dinero detrás y suele contratar proyectos más ambiciosos. De hecho, muchas grandes empresas han creado sus propias startups dentro de una misma empresa para poder generar la innovación que no son capaces de generar desde dentro.
Al final, va a cambiar mucho la relación entre las grandes empresas y las startups, porque cada vez las grandes empresas necesitan más de la innovación de las startups para mantenerse en el mercado.