Los factores que están causando este daño han sido citados por Bloomberg como “la tormenta perfecta”. Leonid Bershidsky, columnista de Bloomberg, incluye entre estos factores la anticorrupción en China, el alto precio del oro y el descenso del turismo por miedo al terrorismo. El columnista apunta también que aunque estos factores estén fuera del control del mercado suizo, hay otros bajo su control que también juegan en esta partida. Los relojes suizos representan un estatus antiguo de nivel social y poder. Siguen siendo presentados y vendidos bajo este ideal, también a las nuevas generaciones que miran con otros ojos el mundo que les rodea. Por eso, otro de los puntos de ataque para este sector es la tecnología aplicada a los relojes, como el caso de los Apple Watch. La moda de consultar la hora en un dispositivo digital no parece que vaya a quedarse atrás, más bien parece que va a incrementar.
Además, muchas de las empresas relojeras no han querido entrar en la venta online de sus productos con el fin de mantener el prestigio de la marca. Parece que Suiza ha hecho oídos sordos a lo que pasaba a su alrededor. Sólo una marca, Tag Hauer, ha sacado al mercado un smartwatch.
Las empresas deberán adaptarse a las tendencias sociales, de una manera similar a la que utilizaron para superar la crisis de Quartz. Lo que le espera al futuro de esta industria está muy alejado de lo que hasta ahora hemos conocido como relojes, pero cuanto mejor puedan adaptarse al nuevo modelo, mayores beneficios obtendrá.