Seguro que alguna vez has recordado con nostalgia el lejano año 2004, cuando tu teléfono Nokia en blanco y negro duraba años y años sin romperse, estropearse ni quedarse anticuado. Ahora todos cambiamos de teléfono cada uno o dos años, y no siempre porque nos apetezca ir a la última en cuanto a tecnología, sino que se ha convertido en casi una imposición por parte de los fabricantes.
Tan sólo tres años. Es el periodo que viven como media los dispositivos que utilizan el sistema operativo iOS, incluyendo tanto el iPhone como el iPad, según su propio creador. Así lo indica Apple en una guía de referencia que ha publicado recientemente con el fin de explicar a los usuarios el impacto medioambiental de sus productos.
Por supuesto ello no significa que tengas que tirar a la basura tu iPhone el día de su tercer cumpleaños, simplemente es el promedio que la compañía de la manzana mordida calcula para el ciclo de vida de tu teléfono. Sin embargo, tampoco debes sorprenderte si, pasado ese tiempo, Apple comienza a lanzar aplicaciones que requieren más potencia que la que tiene tu dispositivo; es sólo una forma “sutil” de indicarte que ya puedes ir dirigiéndote a tu tienda más cercana a comprarte el nuevo modelo.
Afortunadamente la esperanza de vida es algo más elevada para los ordenadores Apple, tanto los portátiles como los de sobremesa. En su caso, la marca asume a la hora de calcular el consumo energético que tendrán durante todo su ciclo de vida que éstos durarán unos cuatro años aproximadamente.
En la misma guía de referencia Apple se compromete a minimizar su impacto medioambiental, y por ello ha adaptado su política logística para concentrar los paquetes y reducir así el número de envíos, utilizando además materiales que son en su mayoría totalmente reciclables.