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9 cosas que hacen que los buenos empleados digan adiós


Pero si la escucha activa no es lo tuyo, te recordamos 9 cosas que quizá estés haciendo con tus empleados y por las que alguno esté pensando marcharse de la empresa. Lee atento y evita perder inútilmente a trabajadores que merecen la pena.

La sobrecarga de trabajo. Especialmente cuando el salario es insuficiente y no existe motivación por parte de la empresa. Es conveniente estudiar la capacidad de trabajo real de un empleado antes de fijar objetivos. Los trabajadores sobrecargados no son productivos.

La falta de reconocimiento. El reconocimiento es parte de la motivación de un trabajador, un “gracias” o un “bien trabajado” de vez en cuando cuestan poco y ayudan a aumentar la autoestima del empleado. Un empleado contento siempre es más productivo.

La falta de compromiso. Esto es, cuando un empleado no ve feedback en su compromiso con la empresa. Jefes que prometen cosas que luego no cumplen, especialmente en cuestión de mejoras, o que simplemente no siguen las normas que ellos mismos dictan.

Las injusticias. Siempre se ha dicho aquello de que la envidia es muy mala, pero hay casos en los que un jefe premia a quien no lo merece, por la razón que sea, y el empleado que lo merece se siente infravalorado y ninguneado. No se trata de envidia, sino de justicia.

La imposibilidad de crecer. Hay personas verdaderamente apasionadas con su trabajo que sufren mucho cuando se topan con jefes que no les dejan desarrollarse. Cortar las alas a los empleados y no darles flexibilidad para crecer en la empresa es un error.

La realización de tareas inadecuadas. Cuando un empleado no hace aquello para lo que se le contrató o hace eso y más trabajo extra que ni le gusta ni le incumbe, se acaba cansando. Un buen jefe debe saber repartir las tareas y hacer que el trabador esté a gusto.

La nula o mala comunicación. Este suele ser el mal mayor en el mundo empresarial, pues suele desembocar en distintos problemas. Un empleado que no tiene confianza para comunicarse con su jefe o al que este no hace caso, difícilmente estará a gusto en su puesto.