Una economía que gana tracción en un contexto europeo débil
El Banco de España ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento y sitúa ahora la expansión del PIB español en el 2,9% en 2025, una mejora significativa frente al 2,6% estimado anteriormente. Para 2026 y 2027, el organismo anticipa avances del 2,2% y el 1,9%, respectivamente, consolidando a España como una de las economías más dinámicas de la zona euro.
Este desempeño cobra especial relevancia en un entorno europeo marcado por el estancamiento. Mientras el crecimiento del área del euro fue prácticamente plano en el tercer trimestre y Alemania continúa sin impulso, España lideró el avance entre las cuatro grandes economías del bloque, según datos del propio banco central.
Consumo, turismo y población: los pilares del crecimiento
La fortaleza de la economía española se apoya en una combinación de factores estructurales y coyunturales. El consumo interno se mantiene sólido gracias al crecimiento de la población y a una mayor participación en el mercado laboral, impulsada en parte por la inmigración. A ello se suma un turismo que sigue registrando cifras récord y ejerce un efecto tractor sobre múltiples sectores.
El despliegue de los fondos europeos de recuperación continúa reforzando la inversión y la modernización de la economía, mientras que el Banco de España estima que la actividad habría crecido entre un 0,6% y un 0,7% en el último trimestre de 2024, confirmando una inercia positiva de cara al próximo ejercicio.
Inflación bajo control y mayor estabilidad
Uno de los elementos más favorables del escenario es la evolución de los precios. El banco central prevé que la inflación se modere progresivamente hasta el 2,1% en 2026 y el 1,9% en 2027, desde niveles cercanos al 2,7% este año. Esta trayectoria apunta a un entorno de mayor estabilidad macroeconómica, clave para recuperar confianza y planificación a medio plazo tanto para empresas como para hogares.
El poder adquisitivo, en proceso de recomposición
Aunque el impacto acumulado de la inflación sigue siendo perceptible, los economistas subrayan que la combinación de crecimiento sostenido, creación de empleo y moderación de precios está sentando las bases para una mejora gradual del poder adquisitivo.
El salario neto mensual mediano se situó en 2.001 euros en 2024, según datos oficiales, y aunque el ajuste ha sido desigual por sectores, el contexto macro es ahora más favorable para que las subidas salariales ganen tracción, especialmente si la productividad acompaña.
Una economía que crece y empieza a repartir mejor
España destaca no solo por su ritmo de crecimiento, sino también por su capacidad para sostenerlo en un entorno adverso. La expansión del empleo, el dinamismo del consumo y la resiliencia del tejido empresarial han permitido absorber shocks externos y mantener una senda de avance más estable que la de muchos socios europeos.
Los expertos coinciden en que sectores como el turismo, el comercio y los servicios aún tienen margen para mejorar salarios y condiciones a medida que la inflación se normaliza y el crecimiento se consolida. «La macroeconomía española está ofreciendo una base más sólida que en ciclos anteriores», señalan desde el ámbito académico, lo que abre espacio para una recuperación más equilibrada.
Precios altos, pero sin nuevas tensiones
Es cierto que algunos precios, especialmente en alimentación, permanecen elevados respecto a 2020. Sin embargo, la desaceleración inflacionaria reduce el riesgo de nuevos shocks y permite que los incrementos salariales, aunque graduales, empiecen a cerrar la brecha acumulada.
Los analistas apuntan a que las presiones de precios se han desplazado hacia componentes más internos de la economía, lo que facilita una gestión más eficaz mediante política económica y acuerdos salariales.
Una oportunidad para consolidar el ciclo
Desde el Gobierno se reconoce que el crecimiento debe traducirse en mejoras tangibles para los ciudadanos, pero también se subraya que el periodo 2019-2024 ha mostrado una evolución del poder adquisitivo más favorable que en expansiones anteriores, gracias al empleo y a las medidas de apoyo adoptadas.
El consenso entre economistas es claro: si España logra combinar crecimiento, inversión en productividad y estabilidad de precios, el actual ciclo puede convertirse en uno de los más sólidos y duraderos de las últimas décadas, con efectos cada vez más visibles en los hogares.
