Hay días para todos los gustos: desde el internacional de la croqueta hasta el mundial de la jardinería al desnudo. También existe la jornada internacional del gato y el día internacional de las tiendas de discos. El pasado domingo le tocó al sector de la aviación, pues como cada año, el 7 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de la Aviación Civil en recuerdo del Convenio de Chicago de 1944 que dio vida a la OACI.
Creo que es un gancho perfecto para hacer una radiografía sin filtros a un sector que ha volado muy alto en 2025. Cuando acabe el año habrán viajado en avión más de 5.200 millones de pasajeros, un récord absoluto que supera incluso las previsiones más optimistas de la IATA, y el 31 de diciembre se contabilizarán unos ingresos globales que, por primera vez en la historia, superan el billón de euros. Serán exactamente 1,02 billones de euros, unos 1,11 billones de dólares estadounidenses. Son unos números que marean y confirman que la aviación ya no solo se ha recuperado de la pandemia: está más fuerte que nunca.
Pero…
Tras estos números luminosos, 2025 también ha tenido grietas profundas: accidentes fatales, ciberataques y la urgencia de la descarbonización. Les repito a menudo en estas columnas que la aviación no es solo un pilar de la economía española, con un 3,5 % del PIB y 1,2 millones de empleos directos e indirectos, sino un espejo de nuestras ambiciones globales y nuestras vulnerabilidades colectivas. De estos doce meses hay ocho momentos que, para mí, han sido los más imperantes del año:
1/ Boom rompe el sonido
El prototipo XB-1 de Boom Technology superó Mach 1.1. El sueño supersónico vuelve a estar vivo. Madrid-Nueva York en tres horas suena de lujo… pero yo lo miro con escepticismo el proyecto. Además, de salir adelante: ¿a qué precio ambiental y económico?

2/ El susto (que no crisis) del software en los Airbus A320
Durante un fin de semana, pareció que miles de aviones quedarían en tierra por una actualización obligatoria. Al final fue un trámite que Airbus y los operadores del A320 resolvieron con nota. No obstante, seguimos dependiendo demasiado del duopolio Airbus-Boeing.
3/ Air India 171: la pesadilla del Dreamliner
Fueron 260 las vidas perdidas en Ahmedabad. Fue el primer accidente mortal de un Boeing 787 y el más letal del año aun no cerrado. Es un recordatorio brutal: la tecnología más avanzada también falla. La OACI tiene que apretar aún más y AESA en España ya está dando ejemplo.
4/ El choque sobre el Potomac
Un CRJ700 de American Airlines y un helicóptero Black Hawk colisionaron en Washington. Fue el primer gran accidente en EE.UU. en 16 años. Espacios aéreos saturados + tráfico militar = combinación explosiva. Europa, que ya bate récords de movimientos, no puede mirar para otro lado.
5/ Venezuela y el GPS en jaque
Interferencias, presión militar de EEUU, señales falsas y ciberataques han cerrado rutas hasta 2026 y han expulsado a las contadas aerolíneas internacionales de Caracas. Es geopolítica tóxica usada como arma híbrida. La UE tiene que blindar sus cielos y España, puente iberoamericano, puede liderar la respuesta.
6/ Récord histórico de pasajeros
Más de 5.200 millones y creciendo al 4,3 % anual. India y China tiran del carro. En España, aeropuertos como Barcelona y Palma crecen por encima del 8 % en pasajeros internacionales. Buenas noticias… siempre que las infraestructuras sigan el ritmo y no colapsemos.

7/ España moderniza la matriculación de aeronaves
El Real Decreto 1029/2025 simplifica registros, permite matrículas europeas compartidas y alivia burocracia para aviación general y deportiva. Un paso audaz que nos hace más atractivos para inversores y nos alinea de verdad con Europa.
8/ Descarbonización: muchas promesas, poca realidad
El SAF crece un 30 % en inversión, hay prototipos híbridos y de hidrógeno… pero todavía solo representa un ridículo porcentaje del combustible consumido. Sin políticas agresivas, aplicando el Fit for 55 a fondo, el Net-Zero de 2050 seguirá siendo un espejismo.
En resumen, 2025 ha sido un año de vértigo: euforia de récords y crudeza de crisis. Para España el mensaje es claro: invertir en talento, investigación, alianzas público-privadas y tecnología verde. Las oportunidades están ahí arriba. Solo hay que saber volarlas.
