Opinión Salvador Sostres

Fátima Koning, “vender es el oficio más humano”

Fatima Koning quiere llenar el mundo de oficinas sin que nadie tenga que poseer una. Como group chief Commercial Officer de IWG, la mayor plataforma de trabajo híbrido del mundo, lidera una maquinaria comercial que abarca más de 5.000 ubicaciones en 122 países, al servicio de una élite empresarial que incluye al 86% del Fortune 500. No es sólo una red de centros: es la infraestructura discreta de una globalización madura, que ya no se mide en rascacielos con logotipos, sino en metros cuadrados que se activan y desactivan como si la oficina fuese un organismo vivo.

Bajo su liderazgo, IWG ha alcanzado estos resultados: 3.690 millones de dólares en ingresos en 2024, 4.231 millones en system revenue y el mayor Ebitda de la historia del grupo. Todo ello mientras completaba su transición hacia un modelo asset-light –menos romántico, quizá, pero infinitamente más inteligente– donde el crecimiento proviene no del ladrillo, sino de la capacidad comercial.

Su trayectoria no es la habitual en este tipo de directivos. Formada profesionalmente en los Países Bajos, Koning se incorporó a IWG en 2015 como directora de Ventas. Tres años después ya estaba definiendo la estrategia comercial global del grupo. No ascendió desde el corporativismo, sino negociando contratos, gestionando objeciones y desde la convicción de que vender es el oficio más humano.

Por eso su aportación no es conceptual, sino industrial. Tal como Steve Jobs no se inventó que un teléfono móvil tuviera Internet y música, pero lo hizo fluir todo en la amable perfección de un iPhone, la señora Koning no inventó el coworking ni el trabajo híbrido: los hizo funcionar a escala. Su plataforma genera más de 2.000 millones de impresiones, cinco millones de contactos y dos millones de leads cualificados al año. Un NPS cercano a 70. Omnicanalidad real, no de PowerPoint.

Su convicción es sencilla: el trabajo híbrido no es una forma de organizar reuniones, sino una reescritura de la geografía económica. Los datos lo respaldan: hasta un 50% de ahorro en costes, 11.000 dólares menos por empleado al año, un 80% de CFO que lo reconocen como palanca financiera y un 95% de líderes de RR HH que lo consideran un imán para el talento. Y empleados más productivos, más felices y más dueños de su vida.

España es un espejo nítido de esta transformación: 77 centros en 27 ciudades, con planes de llegar a 400–500. Y la inminente apertura de Spaces Bernabéu, uno de los mayores espacios flexibles de Europa. Una pieza más de un negocio que ha recuperado crecimiento y rentabilidad tras la pandemia, especialmente en un país donde la flexibilidad se ha convertido, por fin, en un valor empresarial y no en un eslogan de consultoría.

La parte más humana del legado de Koning quizá sea la menos visible: construir equipos que entregan resultados desde el propósito y garantizar que cada persona dispone de una plataforma para crecer y progresar; y haber convertido la comercialización del espacio de trabajo en una ciencia lo bastante precisa para quien mira el balance, y lo bastante humana para quien necesita sentir que no ha perdido su oficina, sino recuperado una parte de su vida.