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Nuevos horizontes financieros

MAPFRE acelera su transformación con el objetivo de que Vida alcance la mitad del negocio, impulsando asesoramiento, fondos de inversión y educación financiera a través de su red nacional.

Tradicionalmente asociada a la protección y la estabilidad, MAPFRE quiere que esos valores definan ahora su nueva etapa: una en la que el ahorro y la inversión ocupan un papel más relevante. Su meta es clara: que el negocio de Vida –que engloba seguros, ahorro e inversión– represente el 50% del volumen del grupo, frente al tercio actual. Para conseguirlo, la compañía ha trazado una hoja de ruta que une la fuerza de su red comercial con una oferta financiera sólida y en expansión. “Queremos que el cliente piense en MAPFRE no solo para proteger su patrimonio, sino también para planificarlo y hacerlo crecer”, explican desde la compañía. “Es un paso natural para una compañía que ya lidera en seguros y cuenta con la mayor gestora no bancaria del país”.

Ese brazo gestor, MAPFRE AM, es hoy una de las piezas clave de esta transformación. Con una filosofía de inversión prudente, de largo plazo y alineada con la del propio grupo, se ha convertido en el aval que respalda la ambición de convertir a MAPFRE en referente de planificación patrimonial. “Una de nuestras grandes ventajas es la estrategia de coinversión: aplicamos al balance de MAPFRE la misma política que a las carteras de nuestros clientes. En ese sentido, somos los primeros en creer en nuestros fondos”, afirman desde MAPFRE.

La fuerza de la red

Pocas compañías en España pueden presumir de una red tan extensa. MAPFRE está convirtiendo esa presencia territorial –más de 3.100 oficinas– en su mejor ventaja competitiva: una red que ya no solo protege, sino que también asesora e invierte. “Dentro de nuestro plan de crecimiento en el negocio financiero, una de las patas será el impulso comercial, poniendo en valor la red de MAPFRE. Estamos avanzando en la certificación MiFID II de nuestros agentes para que puedan ofrecer productos financieros con total garantía”, explican a Forbes desde MAPFRE.

Más de 1.500 comerciales de oficina ya están certificados, además de los 230 asesores de MGP y los 1.200 de la Red Vida, una estructura híbrida con fuerte componente financiero. El objetivo: que cualquiera de sus profesionales pueda ofrecer un asesoramiento patrimonial integral, con una visión 360. “Queremos que cualquier agente tenga en su herramienta comercial el asesoramiento patrimonial. No se trata solo de vender seguros o fondos, sino de ofrecer una gestión completa del patrimonio del cliente”, apuntan desde la empresa. El cambio no se reduce a lanzar nuevos productos. Es una cuestión de cultura.

Por eso la compañía creó MAPFRE Gestión Patrimonial (MGP), una unidad especializada en asesoramiento financiero que da servicio a clientes con mayor patrimonio. Nacida en 2017, MGP ha crecido con una estrategia de expansión territorial que refleja la vocación de cercanía de la aseguradora: “Queríamos llevar el asesoramiento financiero a ciudades donde tradicionalmente no existía una oferta de este tipo”.

Hoy, MGP cuenta con más de 17.000 clientes, 230 agentes especializados y un patrimonio gestionado que superará los 2.000 millones de euros el próximo año. La unidad tiene presencia en 15 ciudades españolas, entre ellas Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla o Málaga, pero también en regiones como Galicia, Asturias o Canarias, donde la figura del asesor financiero es menos habitual.

Queremos que el cliente piense en Mapfre no solo para proteger su patrimonio, sino también para planificarlo y hacerlo crecer

En paralelo, MAPFRE ha lanzado nuevos productos para atender a diferentes tipos de inversores. Los más recientes son un fondo monetario y otro de renta fija, diseñados para un perfil moderado. “Estos fondos están teniendo una excelente acogida, especialmente entre los clientes con una capacidad de ahorro importante que buscan un rendimiento razonable sin asumir grandes riesgos”.

La compañía también está ampliando su oferta hacia el inversor sofisticado. “Llegamos tanto a perfiles prudentes como a clientes con mayor apetito de riesgo. Además, estamos potenciando la inversión alternativa para institucionales y grandes patrimonios, con fondos en inmuebles, infraestructuras, energías renovables, private equity y private debt”, añaden portavoces de la organización.

Además, en un entorno en el que la inversión se ha democratizado, MAPFRE quiere que la educación financiera sea un elemento diferenciador. Desde la compañía subrayan que la formación –tanto interna como para el cliente– es la base de la nueva estrategia. “La educación financiera, entendida como acompañamiento y vocación didáctica de nuestros agentes, es nuestro pilar y la mayor ventaja competitiva en este negocio”.

Más que fabricar productos, la compañía quiere convertirse en “una fábrica de servicio y soluciones”. “Tradicionalmente, las gestoras se han centrado en lanzar productos. Nosotros queremos ir más allá: escuchar al cliente, entender sus necesidades y acompañarle en su ciclo vital financiero. La tecnología ha hecho la inversión más accesible, pero la confianza seguirá marcando la diferencia”, añaden. “Queremos que el cliente pueda contar con MAPFRE para todos los momentos de su vida financiera, combinando seguros, ahorro e inversión. Esa es la evolución natural de una compañía que siempre ha estado al lado de las personas”.

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