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De la imaginación a la inversión

Ramiro Iglesias, CEO de Crescenta, explica por qué el Private Equity puede ser la llave para democratizar las grandes rentabilidades si se entiende y gestiona con el conocimiento como base.

Durante décadas, el acceso a los productos de inversión más rentables –especialmente al Private Equity– ha estado reservado a una élite: grandes patrimonios, fondos institucionales, inversores que podían permitirse esperar diez años para recoger los frutos de su apuesta. Mientras tanto, el pequeño inversor, guiado por la inmediatez, ha vivido a golpe de emociones, entrando y saliendo del mercado sin estrategia ni formación. Ese cortoplacismo es, según Ramiro Iglesias, CEO de Crescenta, el mayor enemigo del progreso financiero individual. “Mucha gente pierde dinero de manera sistemática y, sin embargo, sigue invirtiendo igual”, afirma.

En ese contexto nace Crescenta, una gestora que da acceso a portfolios de fondos de Private Equity tanto para inversores profesionales como minoristas. Fundada en 2023 por Ramiro Iglesias y Eduardo Navarro, la compañía permite invertir en fondos de capital privado desde 10.000 euros*. Su misión es doble: educar y habilitar, porque solo cuando un inversor entiende qué está comprando puede aspirar a rentabilidades comparables a las de los grandes patrimonios.

En poco más de año y medio la gestora de fondos ha gestionado más de 150 millones de euros de más de 3.000 inversores. Pero más allá de las cifras, su verdadero éxito radica en haber cambiado la narrativa: invertir no es solo cosa de unos pocos, sino de quien quiera aprender a hacerlo bien.

¿Qué ha traído Crescenta al mercado?

Que la inversión no dé vértigo. Que sea un concepto que entiendas y que veas como un aliado para conseguir tus objetivos a largo plazo. El activo no era nuevo, los inversores profesionales y altas fortunas llevaban décadas invirtiendo en fondos de Private Equity, pero sí ha sido novedoso que se abran las puertas a más inversores.

¿Cómo han llegado a este inversor?

Teníamos un reto, explicar qué era y para eso había que poner en contexto qué ciclo de vida tiene una empresa. Nos hemos encontrado con que muchas personas nunca habían reflexionado acerca de dónde está una empresa cuando no cotiza en bolsa. ¿Y dónde está? Una compañía no cotiza por arte de magia, además, más del 95% no lo hacen. Son empresas que ofrecen productos y servicios que conocemos todos y que se financian en el mercado privado. Hablamos de empresas de toda la vida como Clínicas Quirón, el club de fútbol Chelsea o modelos innovacorers como OpenIA o Idealista. En Crescenta, seleccionamos los fondos de las principales gestoras del mundo que llevan décadas identificando este tipo de empresas.

¿Qué nos da el Private Equity?

No solo ha dado rentabilidades elevadas, más diversificación y menos volatilidad a las carteras, sino que es una inversión más tangible con impacto en la economía real. El Private Equity te permite entender cómo crea valor tu dinero y a dónde va. Eso sí, es una inversión menos líquida.

¿De ahí viene su “invierte como imaginas”?

Con Crescenta hemos conseguido que la inversión sea algo cercano, que entiendes y que te ayuda a conseguir tus metas. Hemos conseguido que “inviertas como imaginas”: con información, de manera digital, en una selección de activos experta… Hemos mejorado la experiencia de inversión de los inversores existentes y dado acceso a una nueva base inversora.

Pensar que vas a ganar dinero a corto plazo generando valor es especulación, no inversión

¿Por qué solo ofrecen Private Equity cuando también hablan de bolsa?

Creemos en la especialización, y tenemos las capacidades para identificar los principales gestores de fondos y conseguir acceso a ellos, algo fundamental cuando confías en un proveedor financiero. Zapatero a tus zapatos. Además, es un tipo de inversión en el que la rentabilidad está muy condicionada por el gestor, por eso la selección experta es crítica. Por ejemplo, en la década de 2014 a 2024, los mejores fondos globales de Private Equity generaron un 22% de rentabilidad, mientras que los peores apenas un 1,6%. Nosotros vamos a por esos top-tier.

El Private Equity tiene, de media, rentabilidades más altas, pero también tiempos más largos de inversión.

Efectivamente, los fondos de Private Equity tienen una vida de unos 10 años. Durante los primeros 5 desembolsas tu compromiso de manera gradual y durante los siguientes 5 recibes lo aportado más la rentabilidad, aproximadamente. Es una inversión para largoplacistas. Los fondos en los que invertimos adquieren compañías para ejecutar planes de creación de valor – internacionalización, optimización de costes…– y esos planes llevan tiempo, que se retribuye con una prima que es la rentabilidad. Pensar que vas a ganar dinero a corto plazo generando valor es especulación, no inversión.

¿Largoplacistas?

Nos hemos dado cuenta de que tendemos a proyectarnos con ilusión en un futuro, pensando en estudios, relaciones, familia… Y el motor para que eso funcione es tener un ahorro bien gestionado. Sin embargo, hay una desalineación entre esos objetivos a largo plazo y el cortoplacismo con el que invertimos. Si te proyectas a 5 años, tiene sentido que también inviertas con un horizonte de 5 años.

¿Qué riesgos existen en la inversión en Private Equity?

Las rentabilidades pasadas no implican resultados futuros. La inversión en Private Equity tiene riesgos como la iliquidez. Es importante entender bien el producto y tener un horizonte temporal acorde a su naturaleza. En Crescenta trabajamos para que el inversor conozca estos aspectos desde el principio y pueda decidir con información y confianza.

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