La empresa líder en inteligencia artificial no se conforma. Siempre quiere más. Ahora, NVIDIA ha encontrado en el sector de la automoción una nueva vía de expansión que, aunque apenas representa el 1,3 % de sus ingresos totales, se ha convertido en su división de mayor crecimiento. La compañía estadounidense quiere dejar claro que su papel va mucho más allá del de un fabricante de tarjetas gráficas: su objetivo es liderar la industria del vehículo autónomo. Con una estrategia bien definida, NVIDIA busca consolidarse como un actor esencial en el futuro de la movilidad inteligente, o en otras palabras, como un competidor directo de Tesla.
Para ello, ha diseñado un modelo de negocio de doble vía. Por un lado, vende la infraestructura necesaria -chips y software de inteligencia artificial- a los fabricantes de automóviles; por otro, cobra una licencia por cada vehículo que incorpore su tecnología de conducción autónoma. Este planteamiento le garantiza un flujo constante de ingresos mientras refuerza su posición en un mercado todavía en plena gestación, pero con un potencial multimillonario.
El primer gran paso de esta estrategia llega de la mano de Uber, que planea desplegar una flota de 100.000 robotaxis en 2027, todos equipados con la nueva plataforma de NVIDIA. A esta alianza se suman nombres clave como Stellantis, Lucid y Mercedes-Benz, que confían en la compañía para acelerar su transición hacia la conducción sin piloto. El núcleo de esta tecnología se basa en Drive Hyperion 10, un sistema alimentado por dos potentes procesadores Thor, capaces de procesar en tiempo real los datos de un entramado de cámaras, radares, sensores ultrasónicos y un LiDAR de última generación.
El objetivo de esta arquitectura tecnológica es alcanzar el nivel 4 de autonomía, lo que permitirá a los vehículos operar sin intervención humana en la mayoría de escenarios. A diferencia del modelo cerrado de Tesla, NVIDIA apuesta por una plataforma abierta y escalable, disponible para cualquier fabricante que desee integrarla. Además, el sistema cuenta con redundancia total, garantizando la seguridad incluso ante un posible fallo del software o del hardware. Lucid, por ejemplo, ya ha anunciado que ofrecerá esta tecnología a clientes particulares, lo que podría marcar el inicio de la adopción masiva de la conducción autónoma en la próxima década.
La colaboración entre NVIDIA, Uber y Stellantis representa un ambicioso paso hacia esa realidad. Cada empresa aportará su experiencia: Uber gestionará las flotas y el transporte compartido; Stellantis pondrá la producción de vehículos y NVIDIA su infraestructura de inteligencia artificial y software de conducción. A la ecuación se suma Foxconn, que asumirá la integración electrónica de los sistemas. Juntas, pretenden desarrollar una flota escalable y segura de vehículos autónomos que se integrarán progresivamente en los servicios de Uber.
Según Jensen Huang, fundador y CEO de NVIDIA, “los robotaxis marcan el inicio de una transformación global en la movilidad, haciendo que el transporte sea más seguro, limpio y eficiente”. Stellantis, por su parte, prevé entregar 5.000 vehículos a Uber antes de 2028, fabricados sobre sus nuevas plataformas STLA Small y K0, que darán forma a modelos compactos y furgonetas medianas. Lo que antes parecía ciencia ficción se está convirtiendo rápidamente en una realidad cotidiana. La era de los coches sin conductor ya ha comenzado.
