Al igual que Jack Sckellington es el rey de Halloween, su creador, el director Tim Burton (Burbank, California, 67 años) es el soberano de las reproducciones de este fin de semana, -para algunos puente- en el que damos la bienvenida al mes de noviembre. Nadie duda de la hegemonía que este cineasta californiano se ha labrado en esta escalofriante festividad. Al contrario. Nada más escuchar la palabra Halloween, aparte de calabazas y brujas, vienen a la cabeza personajes tan icónicos dentro del cine como La novia cadáver (2005), Eduardo Manostijeras (1990) o Beetlejuice (1988). Todas historias y personajes que han brotado del alocado imaginario a rayas de Burton, un director un tanto peculiar que ha sabido localizar su nicho de mercado a través del filtro de sus más únicas rarezas.
Tan exitosamente ha encontrado su sitio en la biblioteca cinematográfica, que gracias a sus dibujos de ojos grandes y almas incómodas ha logrado pintarse un patrimonio de 100 millones de dólares, según Celebrity NetWorth. Quién diría que bocetos de personalidad gótica y de carácter extrañamente encantador podrían conseguir tales cifras. A la vista está que sí. ¿Cómo? Conectando con su público a partir de la oferta alocada de nuevas experiencias visuales y trascendentales, porque detrás de sus esqueletos y gusanos de arena, coexisten muchos corazones incomprendidos latentes de comprensión.
Burton siempre se ha pasado de la raya de color blanco y negro, y ha hecho de lo extraño arte. Esta capacidad le ha llevado a reportar más de 2.000 millones de dólares en recaudación mundial a lo largo de su carrera. Un hito en el mundo de la animación que pocos directores han atribuido.

Como todo portfolio artístico y comercial, han habido cintas que han envuelto en una mayor y otras en menor medida a los espectadores. El mayor hito económico de Burton llegó con Alicia en el País de las Maravillas (2010). Con un presupuesto estimado de 200 millones de dólares, la cinta protagonizada por Mia Wasikowska y Johnny Depp superó todas las expectativas al recaudar 1.025 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en su película más taquillera y una de las producciones más rentables de Disney en la década de 2010.
Cinco años antes, Charlie y la fábrica de chocolate (2005) demostró nuevamente el poder visual y comercial del cineasta. El filme, rodado con un presupuesto de 150 millones de dólares, amasó 475 millones en taquilla internacional, consolidando otra colaboración entre Burton y Depp como una de las más fructíferas del Hollywood contemporáneo.

Pero el éxito de Burton comenzó mucho antes, con su particular versión del superhéroe de DC. Batman (1989), realizada con un presupuesto de apenas 35 millones, se convirtió en un fenómeno mundial al alcanzar los 411,4 millones de dólares en recaudación global. Este logro no solo redefinió el cine de superhéroes, sino que también colocó a Burton en el mapa como un creador de blockbusters con una identidad y estética diferente y propia.
Otra de sus producciones de alto impacto fue El planeta de los simios (2001), una reinterpretación de la saga de ciencia ficción que, con 100 millones de dólares de presupuesto, recaudó más de 362 millones en todo el mundo.

Otras producciones de Tim Burton también lograron cifras destacables en la taquilla internacional, confirmando su estatus como uno de los directores más rentables de Hollywood. Alicia a través del espejo (2016), secuela de su gran éxito de 2010 -aunque dirigida por James Bobin, con Burton como productor-, alcanzó 299 millones de dólares de recaudación global. Sombras tenebrosas (2012), con Johnny Depp y Eva Green, superó los 245 millones, mientras que El gran pez (2003), una de sus películas más personales, recaudó 123 millones con un presupuesto de 70. Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet (2007), mezcla de musical y terror, consiguió 153 millones de dólares, consolidando su estilo gótico como marca de autor. Finalmente, Dumbo (2019) recaudó 353 millones en todo el mundo y Beetlejuice Beetlejuice (2024), recaudó aproximadamente 451,9 millones de dólares, demostrando que el universo visual de Burton no tiene caducidad, al contrario, despierta más curiosidad con el tiempo.
En la exitosa ecuación gótica y expresionista del director y dibujante -que comenzó su recorrido como animador en Disney- podemos sacar varios factores comunes: cientos de millones en taquilla, una estética única y… a Johnny Depp. Todo un ejemplo de cómo hacerte diferenciar en una industria saturada a partir de lo que nos hace únicos a todos y cada uno de nosotros, nuestras propias locuras.
