A sus 26 años, Kylian Mbappé representa mucho más que uno de los talentos más brillantes del fútbol mundial. El delantero francés ha convertido su notoriedad global en una plataforma de cambio, enfocando parte de su carrera fuera del campo en promover la igualdad de oportunidades entre los jóvenes. A través de su asociación Inspired by Kylian Mbappé (IBKM), el jugador busca que los niños y niñas puedan soñar en grande —sin que limitaciones sociales, económicas o incluso visuales definan su futuro—. Su colaboración con OSELF y Oakley refleja una visión clara: el liderazgo no solo se mide en goles, sino en la capacidad de inspirar y abrir camino a las nuevas generaciones.
¿Qué es el éxito para ti?
El éxito, para mí, no es solo ganar títulos o alcanzar la cima. Es, ante todo, una cuestión de camino, de aprendizaje y de perseverancia. El éxito es la oportunidad de crecer a través de los desafíos, de mantenerse fiel a los propios valores y, sobre todo, de compartir lo que se ha recibido. Cuando veo a un niño que cree en sus sueños, pienso que eso es el verdadero éxito: inspirar a los demás a superarse.
Y la diferencia entre un sueño y una visión
No importa el ámbito, todo empieza con un sueño. Luego, ese sueño se convierte en un objetivo, y después, en una oportunidad. Soñar, lo hacemos todos. La diferencia es que la visión exige una dirección, un plan y la voluntad de actuar para transformar ese sueño en realidad. Algunos sueños cambian en el camino, y eso es normal: así es la vida. Lo que importa es seguir avanzando con pasión.
Este es el tercer año que colaboras con Oakley y OSELF. ¿Cómo ha evolucionado tu implicación en estas iniciativas?
Es mi primera colaboración con la OneSight EssilorLuxottica Foundation y Oakley en España, junto a los niños. Estamos encantados de haber podido hacerlo fuera de París, porque es un mensaje universal: la importancia de la salud visual. La vista es un sentido esencial para aprender, jugar y soñar. Con Oakley y OSELF, compartimos la misma misión: permitir que cada niño vea el mundo y su futuro con mayor claridad.
¿Recuerdas algún momento en tu infancia en el que alguien te ayudó a ver tu futuro con más claridad, como tú haces ahora con estos niños?
Sí, tuve la suerte de estar rodeado de personas que creyeron en mí desde muy temprano: mi familia, mis entrenadores. Me enseñaron no solo a soñar, sino a trabajar cada día para dar forma a mis sueños. Eso es lo que intento transmitir a los niños que conozco.
¿Qué sientes al ver que tu influencia puede cambiar la vida de niños?
Siempre es un inmenso placer compartir estos momentos con los niños. Tienen una energía y una sinceridad increíbles. Verlos sonreír, jugar y aprender divirtiéndose es la mejor de las recompensas. Y cuando, al mismo tiempo, podemos sensibilizarlos sobre temas importantes como la salud visual, esos momentos adquieren aún más sentido. El mensaje llega mejor cuando se transmite de una manera lúdica.
¿Qué has aprendido tú de esta colaboración?
He llegado a una etapa de mi carrera y de mi vida en la que puedo tener una influencia positiva en la juventud. Es una responsabilidad, y trato de asumirla con seriedad. Con Oakley, todo ha sido natural. Compartimos los mismos valores, actuamos juntos por causas concretas y ellos apoyan mi asociación. Nuestra colaboración va más allá de una simple asociación: es una relación de confianza y compromiso, al servicio de la juventud.
Has dicho en varias ocasiones que los sueños deben ir acompañados de trabajo y propósito. ¿Podrías contarnos cuál ha sido tu ‘visión’ más importante fuera del fútbol?
Siempre he creído que hay que ir hasta el final de los sueños. Hay que transformarlos en objetivos y trabajar cada día para hacerlos realidad. Esa es la idea que también guía mi vida fuera del campo. Mi visión es ayudar a los jóvenes a creer en sí mismos, a entender que todo es posible con trabajo y determinación. A través de mi asociación, quiero darles los medios para actuar y que ellos también puedan construir su propio éxito.
¿Cómo ves el futuro de esta iniciativa?
Veo esta iniciativa como un punto de partida, no como un final. La idea es seguir actuando, hacer crecer el proyecto más allá de las fronteras, ir al encuentro de otros niños en otros países. Juntos podemos llegar aún más lejos para que ningún niño vea sus sueños limitados.
