Si llevas mucho tiempo en tu carrera profesional y te das cuenta de que no te gusta, o incluso te desagrada, lo que haces en tu trabajo, pero no ves una forma realista de hacer un gran cambio, debes saber que no estás solo. Muchos profesionales que han construido carreras exitosas y tal vez han pasado años criando familias o dedicándose a otros compromisos externos sienten que «deberían» tenerlo todo en la mediana edad, pero admiten en silencio que se sienten estancados, sin inspiración o incluso sin esperanza. Quieren más significado, alegría y recompensa en su trabajo, pero temen que sea demasiado tarde, demasiado arriesgado o demasiado complicado reinventarse a los 50 años. Para algunos, su insatisfacción se ha convertido en una crisis profesional en toda regla.
Algunas de las razones principales por las que a las personas no les gusta su carrera profesional o se replantean su trayectoria en la mediana edad son las siguientes:
- Sus talentos naturales no se ajustan a las habilidades requeridas para el puesto.
- Los resultados por los que han estado trabajando les parecen insignificantes o incluso peores.
- La toxicidad y las dificultades de su entorno laboral son difíciles de soportar.
- No han avanzado como esperaban o como creen que se merecen.
- Se sienten maltratados o menospreciados de forma crónica.
- Sus valores personales, objetivos y prioridades han cambiado.
- El mercado o su sector han cambiado significativamente desde que empezaron.
- Lo que esperaban haber logrado y experimentado en esta carrera profesional no se ha materializado.
A menudo escucho estas preocupaciones cuando asesoro a profesionales en mitad de su carrera, y la verdad es que no es raro sentirse así en algún momento. La vida y las carreras profesionales evolucionan, y lo que te motivaba (o satisfacía tus necesidades) en una etapa de tu vida puede que ya no te satisfaga ahora.
Si te enfrentas a una verdadera crisis en tu carrera profesional, es importante que te tomes un tiempo para analizar y comprender en profundidad la situación, junto con los factores que la han provocado. Y es fundamental buscar apoyo externo que te ayude a evaluar lo que más deseas ahora y a afrontar los cambios necesarios de forma eficaz.
Si, por el contrario, no estás atravesando una crisis total, pero no te gusta dónde te encuentras hoy y sabes que no puedes (o no quieres) dar un gran paso en este momento, hay medidas que puedes tomar para abordar tu situación actual.
No es necesario dar un gran salto para empezar a experimentar más crecimiento y pasión por aquello en lo que inviertes tu tiempo. Los pequeños cambios intencionados, realizados con claridad y sin pánico, pueden cambiarlo todo.
A continuación te presentamos cuatro pasos que te ayudarán a empezar a avanzar hoy mismo hacia metas más satisfactorias, incluso si en este momento no es posible un gran cambio profesional.
- Redefine lo que realmente significa «un gran cambio».
Muchos profesionales asumen que cambiar su situación requiere renunciar, volver a estudiar o comenzar una carrera nueva desde cero. Esa suposición a menudo los mantiene paralizados. Pero, en realidad, un «gran cambio» no siempre significa un salto radical. Puede ser mucho más pequeño, más estratégico e igual de poderoso.
Un cambio significativo puede consistir en remodelar tu puesto actual para incluir más aspectos que te motiven. Quizás se trate de cambiar a otro equipo o departamento, negociar tus responsabilidades para poder centrarte más en lo que te gusta o rediseñar tu forma de trabajar día a día para alinearla más con tus fortalezas, intereses y valores naturales.
Empieza por hacerte estas preguntas:
- ¿Qué parte de mi trabajo actual me agota más y qué es lo que me motiva, aunque sea un poco?
- ¿Cómo sería hacer un 10% más de lo que me gusta y un 10% menos de lo que me agota? ¿Por dónde empezaría?
- ¿Qué puedo hacer a partir de hoy para inclinar la balanza hacia un trabajo más agradable y gratificante con personas a las que respeto, incluso dentro de mi trabajo o campo actual?
Incluso las pequeñas correcciones de rumbo, cuando se repiten a lo largo del tiempo, crean un poderoso impulso. Por ejemplo, una clienta con la que trabajé, una ejecutiva de marketing con mucha experiencia, cambió solo una parte de sus responsabilidades para dedicarse a formar a nuevos compañeros y liderar un proyecto nuevo e innovador que apoyaba a su comunidad y se alineaba con sus grandes pasiones. No dejó su trabajo, pero su satisfacción se disparó en pocos meses.
- Afronta los miedos que te paralizan.
Para muchos profesionales en mitad de su carrera, lo que les frena no es la falta de oportunidades, sino el miedo. Miedo a perder la seguridad económica, miedo a que les consideren «demasiado mayores», miedo a haber perdido la oportunidad de cambiar. Estos miedos son profundamente humanos, pero no tienen por qué definir tus decisiones ni impedirte actuar.
Empieza por identificar las historias que te cuentas a ti mismo sobre lo que es posible y luego pregúntate: «¿Es esto un hecho o solo el miedo hablando?». A menudo confundimos lo que podría suceder con lo que sucederá, y esa confusión nos mantiene estancados.
He trabajado con muchos profesionales de más de 50 años que se han embarcado en nuevos caminos, en la mayoría de los casos no renunciando a todo por lo que han trabajado duro, sino aprovechando y sacando partido de lo mejor de lo que han creado y logrado.
Comenzaron a establecer una amplia red de contactos y a hablar con muchas personas de diferentes ámbitos, para obtener una nueva perspectiva sobre lo que podría ser posible para ellos. Se pusieron en contacto con reclutadores para mantener conversaciones iniciales sobre qué áreas o nuevos puestos podrían tener sentido explorar para la transición. Y comenzaron el proceso de entrevistas para determinar si un nuevo puesto en una organización diferente podría ofrecerles los cambios que anhelaban.
Después de participar en ese proceso de investigación y selección, una clienta, por ejemplo, pasó de un puesto de liderazgo corporativo a la consultoría en un campo que le apasionaba, aprovechando décadas de experiencia y mejorando drásticamente su satisfacción y su impacto diarios.
El miedo es normal, pero actuar con valentía no significa eliminar el miedo. Significa reconocerlo, evaluarlo de manera realista y seguir adelante de nuevas maneras a pesar del miedo.
- Reconecta con lo que sí quieres, no solo con lo que no quieres.
Cuando no te gusta tu carrera, a menudo dedicas tu energía a concentrarte intensamente (a veces de forma obsesiva) en lo que no quieres y a luchar contra ello. Es posible que te encuentres pensando constantemente: «No puedo seguir haciendo esto» o «He cometido un gran error al elegir este camino». El problema es que este tipo de resistencia no suele aportar claridad ni impulso para avanzar. Mantiene una energía que bloquea las oportunidades en lugar de abrirles la puerta.
En su lugar, cambia intencionadamente tu enfoque y tu energía hacia lo que sí quieres. Pregúntate:
- ¿Qué tipo de impacto quiero tener en los próximos años?
- ¿En quién quiero convertirme?
- ¿Cómo quiero que sean mi trabajo y mi vida?
- ¿A quién conozco que esté haciendo un trabajo que le gusta y qué puedo aprender de él?
- ¿Cómo puedo mejorar mis habilidades y capacidades para dar un pequeño giro hacia un trabajo más gratificante?
A continuación, avanza para explorar cada una de tus respuestas, investigando en internet, hablando con personas en las que confías y admiras, explorando la posibilidad de unirte a una nueva comunidad que se ajuste a tus objetivos e incluso hablando con tu jefe sobre las posibilidades de cambiar el enfoque de tu trabajo (si te parece seguro abordar ese tema).
Date permiso para volver a soñar, aunque sea en pequeñas cosas. Esa chispa de visión es a menudo el comienzo de una verdadera reinvención. A veces, no se trata de abandonar por completo tu carrera actual, sino de encontrar formas de incorporar en ella tus objetivos y fortalezas en constante evolución.
Por ejemplo, una clienta mía que era directora financiera senior se dio cuenta de que quería centrarse más en proyectos de responsabilidad social. Al encontrar pequeñas formas de integrar estos intereses en su puesto actual, reavivó su sentido de la vida sin dar un salto drástico en su carrera.
- Comprométete a aportar más alegría y emoción a tu vida, tanto dentro como fuera del trabajo.
Si tu trabajo te agota y no es posible dar un gran salto en tu carrera en este momento, no dejes que eso te impida ampliar la alegría en otras áreas de tu vida. Cuando tu energía personal y tu satisfacción mejoran, tu trabajo (y tu estado de ánimo y tu enfoque de la vida) suele cambiar de forma natural como resultado.
Considera lo siguiente:
- Hazte voluntario para una causa que te interese profundamente.
- Orienta a aquellos que puedan beneficiarse de lo que sabes y has logrado.
- Redescubre o practica nuevos pasatiempos: cantar, pintar, jardinería, bailar, montar a caballo… Cualquier cosa que te recuerde quién eres más allá de tu trabajo.
Cuando aportas más pasión a tu vida, tu energía cambia y esa vitalidad renovada es palpable y puede generar oportunidades inesperadas. También ampliarás tu red de apoyo, lo que a menudo te abrirá puertas que no habías previsto. La alegría nunca es un esfuerzo inútil, es el combustible para tu próximo capítulo.
Si te sientes atrapado en un trabajo que ya no te conviene, es importante que reconozcas que no has perdido tu oportunidad. Tu experiencia, sabiduría y perspectiva son invaluables y nada se desperdicia. Y cuando empiezas a tomar decisiones alineadas, incluso pequeñas, tu energía y confianza regresan, y surgen nuevas posibilidades.
A menudo, el paso más valiente no es un gran salto, sino un compromiso reflexivo y constante para avanzar hacia lo que viene después. Al redefinir lo que significa un «gran paso», abordar el miedo, reconectarte con tus deseos y cultivar intencionalmente la alegría y la positividad, puedes comenzar a crear una carrera y una vida que se sientan más significativas, gratificantes y alineadas con quien realmente eres en esta etapa.
