El diseñador naval francés Vela ha emprendido una misión ambiciosa: reinventar el transporte marítimo global con un enfoque totalmente sustentable. Su más reciente creación, un buque de carga movido exclusivamente por energía eólica, promete cambiar el rumbo de una industria históricamente dependiente de combustibles fósiles.
Como si fueran aviones, los nuevos modelos de Vela buscan velocidad, y buen precio. Estas la palabras del presidente de Vela, Michael Fernandez-Ferri, durante la
Semana del Clima de Nueva York: «Es más rápido que el transporte marítimo [tradicional]. Es más económico que el transporte aéreo. Obviamente, es más eficiente en carbono que ambos, pero iguala la calidad del transporte aéreo, y esa es la clave».
El proyecto, bautizado Avion des Mers (“Avión de los Mares”), toma como referencia las innovaciones tecnológicas de las competiciones oceánicas de alto rendimiento, como la Ocean Race o la Vendée Globe, donde la aerodinámica y la eficiencia energética son esenciales para la velocidad y la resistencia.
Tras su presentación oficial en 2023, la compañía aseguró más de 40 millones de dólares de inversión inicial un año después, lo que le permitirá lanzar su primer carguero operativo en otoño de 2026. La nave cuenta con el respaldo financiero del Banco Público de Inversiones de Francia y el apoyo ambiental de la organización 11th Hour Racing, con sede en Rhode Island.
Una nueva generación de buques ecológicos
El primer modelo de Vela se ensambla actualmente en Filipinas, con componentes fabricados en Australia. Una vez finalizado, realizará su viaje inaugural hacia Estados Unidos, dando inicio a una ruta transatlántica regular entre Norteamérica y Europa.
La empresa estima que el Avion des Mers podrá transportar 500 palés por travesía, a una velocidad promedio de 14 nudos, completando el recorrido atlántico en menos de dos semanas.
Para 2028, la compañía proyecta operar una flota de cinco naves, con salidas semanales entre Nueva Jersey y puertos franceses como Normandía o Burdeos. En esta primera etapa, Vela se enfocará en productos sensibles o de alto valor fármacos, cosméticos, vinos y licores, pero su meta a largo plazo es diversificar hacia cargas de uso cotidiano.
Tecnología, diseño y sostenibilidad
El trimarán de 67 metros de eslora y 25 de manga destaca por su ligereza y eficiencia. Su estructura combina aluminio de alta pureza y fibra de carbono, materiales que optimizan la resistencia al viento y reducen el consumo energético.
El casco de triple cuerpo, inspirado en los veleros de regata, ofrece mayor estabilidad y velocidad, alcanzando rendimientos un 30/40% superiores a los buques convencionales de tamaño similar.
Cada barco incorporará el sistema CoolSafe, un innovador sistema de refrigeración ecológica alimentado por 240 metros cuadrados de paneles solares y hidrogeneradores. Esto permitirá mantener la carga a temperaturas controladas (entre 2° y 25° grados) sin recurrir a combustibles contaminantes. Como respaldo, se emplearán generadores compatibles con biocombustibles.
“Queremos demostrar que es posible transportar mercancías delicadas sin comprometer la calidad, el tiempo ni el planeta”, afirmó Pierre-Arnaud Vallon, director ejecutivo de la firma. “Nuestra visión es ofrecer una alternativa limpia, eficiente y económicamente viable entre Europa y América”.
El desafío ambiental del transporte marítimo
La propuesta de Vela llega en un momento crítico para la industria naviera. Este sector es responsable de cerca del 3 % de las emisiones globales de CO₂, y los portacontenedores convencionales liberan cientos de toneladas de dióxido de carbono cada año.
Aunque la Organización Marítima Internacional ha fijado metas de cero emisiones netas para 2050, la transición avanza lentamente, con escaso consenso sobre impuestos o regulaciones globales.
Ante ese panorama, proyectos privados como el de Vela ofrecen una vía tangible hacia un transporte marítimo descarbonizado. Su enfoque combina ingeniería avanzada, materiales ligeros y energías renovables para lograr una reducción del 99 % en la huella de carbono, además de eliminar el riesgo de vertidos y daños a los ecosistemas marinos.
Con un equipo reducido de solo ocho tripulantes, sistemas de navegación meteorológica predictiva y un diseño que aprovecha al máximo la fuerza del viento, Vela demuestra que la innovación puede ser tan poderosa como el océano mismo.
Si su modelo se consolida, podría marcar el inicio de una nueva era del comercio marítimo, donde la velocidad, la rentabilidad y la sostenibilidad naveguen finalmente en la misma dirección.
