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Verdades y mentiras (resumidas) sobre las SICAV


Mientras sus detractores aseguran que no es más que una artimaña de los ricos para eludir impuestos, sus defensores reivindican que es una forma totalmente legal de invertir –exactamente igual que un fondo de inversión– pero en la que son los partícipes quienes deciden quién gestiona su dinero y de qué forma. ¿Qué hay de verdadero o de falso en lo que nos cuentan sobre las SICAV?

1. Es un instrumento sólo apto para ricos – FALSO
Cualquier persona puede ser accionista de una SICAV: basta con acudir al MAB (Mercado Alternativo Bursátil) y comprar una acción. Además, estas sociedades están obligadas a dar siempre contrapartida; es decir, que si alguien quiere entrar, la SICAV está obligada a venderle acciones, y si quiere marcharse, está obligada a comprárselas si no aparece otro comprador. En resumen, las SICAV son aptas para todos los bolsillos.

2. Las SICAV están controladas por las grandes fortunas – FALSO
Aunque es cierto que gran parte de ellas están controladas por familias de bolsillos abultados, hay muchas SICAV pequeñas creadas por particulares. Los únicos requisitos son que haya un mínimo de 100 accionistas (al igual que los fondos de inversión requieren un número mínimo de partícipes) y un capital social inicial de 2.400.000 euros, totalmente suscrito y desembolsado. Actualmente hay en España más de 3.200, e incluso 690 usuarios de una red social, UNIENCE, crearon una SICAV entre todos con aportaciones desde 1.000 euros.

3. Las SICAV gozan de ventajas fiscales – VERDADERO
Como ocurre con muchos productos de inversión, estas sociedades tienen una serie de ventajas fiscales que, básicamente, consisten en dilatar el pago de impuestos, además de algunas exenciones. En líneas generales su fiscalidad es la misma que un clásico fondo de inversión que tienen más de 9 millones de españoles. Sólo tributan al 1% hasta que los accionistas retiran el dinero o perciben dividendos; ese momento tributan al 21% para plusvalías inferiores a 6.000 euros, al 25% para plusvalías entre 6.000 y 24.000 euros y al 27% las superiores a 24.000.

4. Algunos millonarios crean SICAV falsas – VERDADERO
Es público y notorio el caso de muchas SICAV en las que hay muy pocos socios reales y un gran número de socios ficticios, que sólo aportan su nombre y un capital simbólico de 1 euro para que la sociedad pueda constituirse conforme a la ley. Estos socios ficticios son los llamados “mariachis” (por la letra de la famosa ranchera “con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley”). Hay que tener en cuenta que las SICAV son sociedades anónimas, y su capital está dividido en acciones. Por tanto, aunque haya 100 socios, si 99 son mariachis, lo normal es que cada uno de ellos tenga una simple acción y que el socio principal tenga miles de acciones y haga y deshaga a su antojo.

5. Las SICAV no pagan impuestos – FALSO
Las SICAV sólo tributan al 1% mientras el dinero está dentro de la sociedad, pero cuando el dueño quiere retirar sus ganancias paga como todo hijo de vecino. De hecho, el régimen de las SICAV es, en este sentido, bastante parecido al de los fondos de inversión que millones de ahorradores españoles tienen abiertos y por los que no se pagan impuestos hasta que se retira la participación.

6. Las SICAV no están bajo el control de los inspectores de Hacienda – VERDADERO
Las SICAV no están bajo el control de los inspectores de Hacienda, sino que la institución con competencias para fiscalizarlas es la CNMV, mucho más laxa.

Así pues, el problema parece no estar en la fiscalidad del instrumento, sino en el uso ilícito que se hace de él. Para evitar este abuso desde la CNMV se defiende exigir que un mínimo del capital social deba estar en manos de minoritarios, un porcentaje suficiente para incentivar la comercialización de las SICAV.