Al analizar las finanzas de Donald Trump, es fácil pasar por alto uno de sus activos más importantes: el bitcoin. La criptomoneda no aparece en ninguna parte de la declaración financiera que el presidente presenta al gobierno. Tampoco figura entre las participaciones identificadas en el sitio web de la Organización Trump. Y no aparece en otros informes sobre sus activos. Pero no nos equivoquemos, Trump tiene una posición importante en la moneda digital, que asciende a unos 870 millones de dólares, lo que le convierte en uno de los mayores inversores en bitcoin del planeta.
La razón por la que la inversión de Trump está tan oculta es que la mantiene de forma indirecta, a través de su participación en la empresa que opera Truth Social, Trump Media and Technology Group (que sí aparece en su balance). Trump Media alcanzó una valoración de miles de millones de dólares en el Nasdaq a pesar de generar menos de cuatro millones de dólares de ingresos anuales, y luego se pasó a las criptomonedas a principios de este año. En mayo, recaudó 2.300 millones de dólares al asumir una gran deuda y vender sus acciones sobrevaloradas. Luego, en julio, adquirió 2.000 millones de dólares en bitcoin. La venta de acciones diluyó la participación de Trump en la empresa del 52% al 41%. El precio del bitcoin ha aumentado alrededor de un 6% desde la gran apuesta de Trump Media. Eso deja al presidente con el 41% de una reserva estimada en 2.100 millones de dólares, suficiente para que su participación personal sea de aproximadamente 870 millones de dólares.
Solo hay un puñado de multimillonarios que parecen poseer más. Los gemelos Winklevoss podrían tener más de 8.000 millones de dólares, si no han vendido nada en los últimos años. Michael Saylor, pionero de la estrategia de tesorería con bitcoin que ahora copia Trump Media, tiene alrededor de 5.000 millones de dólares gracias a su participación del 7% en su empresa, Strategy, además de unos 2.200 millones de dólares adicionales. Tim Draper ganó en 2014 una subasta de monedas que el Gobierno de Estados Unidos confiscó al desmantelar Silk Road, un mercado ilícito, y que ahora tienen un valor de 3.600 millones de dólares. El inversor Matthew Roszak podría tener más de mil millones de dólares. Justo detrás de ellos se encuentra Donald Trump, que durante su primer mandato no quiso tener nada que ver con el bitcoin.
«No soy partidario del bitcoin ni de otras criptomonedas, que no son dinero y cuyo valor es muy volátil y se basa en el aire», tuiteó el presidente en 2019. «Los activos criptográficos no regulados pueden facilitar comportamientos ilícitos, como el tráfico de drogas y otras actividades ilegales».
La transformación de Trump de escéptico de las criptomonedas a optimista del bitcoin refleja su enfoque empresarial. Oportunista con mentalidad comercial, comenzó a incursionar en las criptomonedas durante sus años fuera de la Casa Blanca. Primero, Trump vendió tarjetas coleccionables con tokens no fungibles, incluidas algunas de él mismo estilizado como un superhéroe, lo que le generó unos cuantos millones de dólares de dinero fácil. Luego, a medida que se acercaban las elecciones de 2024, lanzó un proyecto de criptomonedas con sus tres hijos llamado World Liberty Financial. El proyecto no llegó a ninguna parte, hasta que Trump ganó las elecciones. Fue entonces cuando la comunidad criptográfica, muy vulnerable a la regulación gubernamental, se volcó en las tokens de World Liberty, lo que, según las estimaciones de Forbes, acabó sumando más de mil millones de dólares al patrimonio neto de Trump. Con Washington en plena efervescencia antes de la toma de posesión, el presidente electo también lanzó una memecoin, lo que aumentó su fortuna en casi mil millones más.
El inicio de la segunda presidencia de Trump elevó el valor de los activos en todo el sector. El precio del bitcoin subió un 60% desde el día de las elecciones en noviembre hasta mayo de este año. Trump Media anunció su plan de empezar a acumular bitcoin. Se basó en su altísimo precio de cotización para recaudar fondos, vendiendo mil millones de dólares en bonos convertibles y otros 1.400 millones en acciones. La parte de la deuda que corresponde a Trump, equivalente a unos 400 millones de dólares, representa ahora el mayor préstamo de su cartera, superior a cualquiera de sus hipotecas inmobiliarias.
La Casa Blanca no se muestra preocupada por las cuestiones éticas que todo esto plantea. «Ni el presidente ni su familia han tenido nunca, ni tendrán jamás, conflictos de intereses», afirma la secretaria de prensa Karoline Leavitt, socavando inmediatamente su propia afirmación al señalar claros conflictos de intereses. «A través de acciones ejecutivas, el apoyo a leyes como la GENIUS Act y otras políticas de sentido común, la administración está cumpliendo la promesa del presidente de convertir a Estados Unidos en la capital mundial de las criptomonedas».
Los inversores que compraron las acciones y los bonos que financiaron la apuesta de Trump Media por el bitcoin aparentemente esperaban un aumento de las acciones meme, lo que parecía plausible. Después de todo, las acciones de Trump Media se habían disparado con poco más que una aplicación de redes sociales que perdía dinero, así que ¿quizás volverían a dispararse al vincularse a uno de los activos más cotizados del mundo? Para añadir un nivel de seguridad, los bonos están estructurados de manera que permiten a los inversores obtener un rendimiento del 4% al cabo de un año y medio si no se produce una subida de las acciones.
Pero la locura tiende a disminuir con el tiempo. A pesar de tener un balance más sólido, que ahora cuenta con un par de miles de millones de dólares en bitcoin y mil millones en deuda, la capitalización bursátil de Trump Media es hoy 1.200 millones de dólares menor que antes de que la empresa se pasara al bitcoin. Dejando a un lado la apuesta por el bitcoin, los inversores ahora dan a entender que el negocio original de los medios de comunicación vale solo el 60% de lo que pensaban en mayo.
Esto no quiere decir que Trump Media esté condenado al fracaso, especialmente cuando aún quedan tres años para que termine el segundo mandato de Trump. Si los precios del bitcoin siguen subiendo, quizás con la ayuda de su aliado en la Casa Blanca, los seguidores más fieles del presidente podrían empezar a pujar por las acciones de nuevo, lo que podría añadir cientos de millones, o incluso miles de millones, a la fortuna de Trump.
