Meta continúa su expansión en el ámbito de la Inteligencia artificial con la construcción de un centro de datos en el sur de Estados Unidos. En una pequeña localidad agrícola de Luisiana, la compañía está levantando una edificación de 370.000 metros cuadrados destinado exclusivamente a soportar sus crecientes necesidades tecnológicas vinculadas a la IA.
Las zonas rurales se han convertido en destinos atractivos para empresas como Meta, gracias al bajo costo del suelo y la menor oposición comunitaria. La búsqueda de terrenos amplios, baratos y poco poblados para instalar infraestructuras de alto rendimiento se ha convertido en una tendencia en el ámbito tecnológico.
Aunque se construyan en áreas poco habitadas, estas instalaciones tienen un fuerte impacto en los recursos locales. Los centros de datos requieren grandes cantidades de energía y agua, y muchas veces son las propias comunidades quienes terminan asumiendo los costos indirectos. El uso intensivo de recursos naturales puede generar tensiones en las regiones.
Meta ha asegurado que su nuevo centro incorporará tecnología de refrigeración avanzada, con un uso de agua mucho más eficiente que el promedio del sector. Según la empresa, el sistema permite reutilizar el agua varias veces, reduciendo así el impacto ambiental. Además, afirman que todo el consumo energético del centro estará cubierto por fuentes limpias y renovables, con el objetivo de devolver más agua de la que utilizan hacia 2030. Así lo explicó el CEO de Meta en una publicación en su cuenta de Threads.
Este tipo de instalaciones pueden llegar a consumir hasta un millón de litros de agua por día, principalmente para mantener fríos los servidores que procesan y almacenan datos. Esto plantea interrogantes sobre la sostenibilidad real de estos proyectos y los beneficios que efectivamente traen a las comunidades.
