Liderazgo

La habilidad que distingue a los grandes líderes: el equilibrio entre transparencia y autoridad

En algún momento, casi todas las conferencias sobre liderazgo, publicaciones de LinkedIn o podcasts sobre startups han proclamado la autenticidad como el santo grial del liderazgo moderno. No es de extrañar. Vivimos en una época en la que se espera que los líderes sean transparentes, genuinos, cercanos y se guíen por valores. Ser hábil o estratégico no es la única prioridad.

Pero aquí está el problema: aunque la autenticidad es uno de los rasgos de liderazgo más admirados, también es muy malinterpretada. He visto a empresarios y ejecutivos intentar «ser auténticos» de formas que les han salido por la culata, ya sea desahogando sus frustraciones sin filtros delante de su equipo o confundiendo la vulnerabilidad con una sesión de terapia pública.

La autenticidad, cuando se practica bien, genera confianza e influencia. Pero cuando se aplica mal, crea confusión, inestabilidad e incluso miedo. Entonces, ¿cómo se logra el equilibrio adecuado? ¿Cómo ser humano sin perder autoridad, ser abierto sin compartir demasiado? A continuación se presentan tres formas prácticas en que los líderes y los empresarios pueden expresar autenticidad sin erosionar su credibilidad:

Aclara tu intención, no solo sus sentimientos

A menudo equiparamos la autenticidad con hablar sin pensar o «decir las cosas como son». Pero eso no es autenticidad, es impulsividad. Los líderes más fiables son reales e intencionales. Dicen lo que sienten en el momento y se toman el tiempo para compartir el porqué detrás del qué. Eso es lo que crea claridad, y la claridad genera confianza.

Scott Weighart, asesor ejecutivo y director sénior de programas de liderazgo en BTS, me lo explicó así: «Cuando mi equipo estudia la presencia ejecutiva, la autenticidad es una de las dimensiones más reveladoras. Lo interesante es que casi todos los líderes obtienen una puntuación alta en cuanto a ser considerados «genuinos». La autenticidad es más que ser considerado «real». Donde los líderes realmente destacan, o se quedan cortos, es en cómo comparten el porqué detrás del qué. Cuando explican la intención detrás del contenido de sus palabras y decisiones, la gente siente claridad y confianza».

Y esa confianza tiene implicaciones reales para los negocios. La fuerza laboral actual busca un propósito. Las investigaciones demuestran que los empleados prosperan en lugares de trabajo donde se les ve, se les valora y se les desarrolla «en su totalidad». Eso solo ocurre cuando los líderes comunican claramente sus valores y decisiones de manera que invitan a la conexión.

Utilizar la vulnerabilidad para crear conexión

La idea de la vulnerabilidad puede hacer que incluso los fundadores más experimentados se sientan incómodos. Pero mostrar algo de humanidad no debilita el liderazgo, sino que lo fortalece. La clave está en ser vulnerable de forma reflexiva, no emocionalmente errática.

Tomemos como ejemplo la historia de Nancy, una líder de alto rendimiento con la que Weighart trabajó en su día. Había construido su identidad, y su carrera, en torno a la consecución de grandes acuerdos. Daba por sentado que la gente la admiraba por sus resultados. Pero durante una conversación sincera, Weighart explicó que su jefe le dio un golpe bajo: «Nancy, nadie quiere trabajar contigo».

Al principio, ella se rió. Seguro que eso no era cierto. Pero lo era. Su equipo había hablado a sus espaldas sobre lo difícil que era trabajar con ella. En lugar de ponerse a la defensiva, Weighart dijo que Nancy respiró hondo. Al día siguiente, reunió a su equipo y les dijo: «Les debo una disculpa. No he sido el tipo de líder con el que les gustaría trabajar. Aún no sé cómo lo voy a arreglar, pero prometo que lo averiguaré».

Según Weighart, ese momento —abierto, humilde y sin artificios— lo cambió todo. Por primera vez, el equipo de Nancy la vio como alguien que los valoraba por encima de los resultados. La confianza comenzó a reconstruirse, no porque ella mostrara debilidad, sino porque demostró responsabilidad.

Encontrar el equilibrio entre la transparencia y la moderación

Esta es la cuerda floja de la autenticidad en el liderazgo. Si compartes demasiado, puedes parecer egoísta o inestable. Si compartes demasiado poco, puedes dejar a tu equipo inseguro y con dudas y, como señaló Weighart, «cuando la gente tiene que adivinar, suele suponer lo peor».

«La autenticidad consiste en encontrar el equilibrio adecuado», afirmó. «Si compartes demasiado, corres el riesgo de que te vean como una persona brusca o egocéntrica. Si compartes muy poco, la gente se queda con la incertidumbre. El objetivo no es revelarlo todo, sino dar suficiente claridad sobre tus intenciones para que los demás no tengan que rellenar los huecos».

En mi propia experiencia, he visto a líderes intentar ser «sinceros y auténticos» expresando todas las emociones que sienten en el momento. Eso no crea conexión, crea caos. Por otro lado, he visto a líderes que permanecen en silencio en momentos cruciales. Ese silencio no transmite fuerza, sino que crea un vacío, y los vacíos se llenan de miedo.

Los mejores líderes encuentran el término medio. Comparten lo suficiente para ofrecer claridad y mostrar humanidad, pero no tanto como para abrumar o confundir. No ocultan sus valores, sino que lideran con ellos. Pero tampoco tratan cada reunión del equipo como un confesionario.

La influencia crece cuando se gana la confianza, no cuando se exige

La autenticidad no es un pase libre para decir lo que se quiera. Es una disciplina y una habilidad de liderazgo. Y en un mundo en el que la confianza es frágil y la capacidad de atención es limitada, los líderes que practican la comunicación auténtica, y no solo la emoción auténtica, destacan.

Si eres fundador, ejecutivo o emprendedor y estás tratando de construir tu presencia de liderazgo, recuerda esto: no tienes que desnudar tu alma para que te vean como alguien real. Solo tienes que dejar clara tu intención, hacer visibles tus valores y mostrar tu humanidad.

Así es como los líderes auténticos ganan influencia y la mantienen.