En el marco del Día Mundial del Turismo, que se celebra este 27 de septiembre, el sector se presenta en plena transformación, espoleada por la digitalización, el cambio de paradigma del viajero tras la pandemia -que prima la búsqueda de experiencias que conecten con el destino, de la más alta gama o, simplemente, diferentes-, la omnipresencia de la inteligencia artificial o la diversificación de opciones de movilidad y alojamiento: tendencias que son ya una realidad que redefinen nuestra industria.
La era de las experiencias
Los viajeros ya no nos conformamos con visitar un destino: queremos vivirlo. De ahí el éxito que están teniendo entre los viajeros de todas las generaciones las experiencias inmersivas de lo más variopinto, desde lo más convencional -talleres gastronómicos con productores locales, retiros de bienestar en entornos naturales— a propuestas de nicho -para amantes del cómic, de los deportes extremos… “Este tipo de turismo redefine el vínculo entre el viajero y el destino. Ya no se trata solo de observar, sino de vivir, aprender y transformarse, de sentirse parte del lugar que se visita”, señala Fernando Pastor, CEO y cofundador de IKONO, una marca de experiencias inmersivas presente en siete de las principales ciudades europeas. Una tendencia que está en aumento: “El futuro apunta a experiencias que parecen imposibles de organizar: abrir un monumento que está cerrado al público para una visita completamente privada, navegar por fiordos remotos sin cobertura con guías especializados o seguir la migración de animales con un ranger que te lleva fuera de cualquier ruta”, afirma Cristina Rodríguez Chaverri, directora de Godwana Experiences, la línea de viajes personalizados de VB Group. Las experiencias se consolidan como la principal motivación de muchos turistas, para quienes la autenticidad y el contacto directo con la cultura local son hoy el verdadero lujo. “El lujo es desaparecer del circuito turístico y vivir algo irrepetible”, destaca Rodríguez Chaverri.
Lujo en auge
Pero hay, claro, el lujo a la buena y vieja usanza. Pese a los vaivenes económicos y una situación geopolítica muy complicada, y con mercados emisores, tradicionalmente amantes del lujo, que llevan años sin recuperar el ritmo, el turismo de alta gama muestra su resilencia. La búsqueda de exclusividad, privacidad y servicios personalizados impulsa una industria que va desde resorts boutique en enclaves únicos hasta viajes hechos a medida con itinerarios irrepetibles. “Lujo es despertarse en una isla privada de difícil acceso, aterrizar en una pista improvisada en plena sabana, recorrer un glaciar sin cruzarse con nadie o dormir en un campamento preparado solo para ti en medio del desierto, pero con todas las facilidades de un hotel”, señala Rodríguez Chaverri.
Además, los viajeros de lujo valoran más que nunca destinos y servicios enfocados en el bienestar y la conexión con la naturaleza y la cultura local sin perder de vista, por supuesto, la exclusividad. Las cadenas hoteleras premium y los hoteles independientes más exclusivos lo saben bien: ahí están propuestas como las de Six Senses en Bután, el país por definición más exclusivo del mundo, donde opera varios resorts, o el fenómeno de las branded residences, que combinan la experiencia de promotores y marcas del lujo para ofrecer residencias exclusivas con los servicios más exquisitos. Hoteleras premium como Four Seasons, Mandarin Oriental y Marriott firman numerosos proyectos, igual que firmas del universo de la moda y el estilo de vida, como Fendi, Lamborghini y Dolce & Gabbana.
Nuevos modelos alojativos
La hotelería tradicional convive con un creciente número de formatos digitales. Plataformas como Limehome o Gaiarooms ofrecen estancias sin recepción física, con reservas y accesos completamente gestionados desde el móvil. Esta tendencia combina flexibilidad, diseño y tecnología, alineada con un viajero que busca comodidad y autonomía en un modo de viaje que va de la de mano con la movilidad. “Los viajeros buscan alojamientos para sus vacaciones, viajes de trabajo, visitas a familiares usando el móvil en un 70% de las ocasiones y tiene muchísimo sentido que lo sigan usando para hacer el checkin, pagar, abrir las puertas que le permiten llegar a su habitación o apartamento, o interactuar con nosotros para cualquier cosa que necesiten”, afirma a Forbes Travel Enrique Domínguez, fundador y CEO de Gaiarooms, una cadena hotelera digital con más de mil habitaciones en la que los procesos -del check in y check out de los huéspedes a la atención en recepción- se gestionan remotamente. “El huésped recibe muy bien el que le hagan la vida más fácil: reservas sencillas, check-in rápido, estancias cómodas y un compromiso real con el planeta”, apunta Domínguez. La cadena ha puesto en marcha un ambicioso plan de expansión con el objetivo de gestionar 4.000 habitaciones en los próximos tres años y expandirse a nuevos mercados como Francia e Italia.
La personalización de la movilidad
El transporte también se transforma: más allá del low cost, los vuelos privados se democratizan. El sector de los jets privados está viviendo una auténtica edad de oro. Además de invertir en combustibles sostenibles de aviación (SAF) y tecnologías de eficiencia energética para reducir las emisiones, compañías como Gulfstream (cuyos jets tienen como propietarios a Elon Musk, Cristiano Ronaldo o Jeff Bezos), Bombardier (que lleva a Tom Cruise o Beyoncé) o Dassault (Taylor Swift y su Falcon) nos dicen que el glamour vive en el piso de arriba… pero, cada vez, más democratizado. Compañías como LunaJets han acercado este servicio a un público más amplio, ofreciendo comodidad, personalización y, en no pocos casos, una mayor eficiencia en rutas poco cubiertas por aerolíneas comerciales. “La aviación ejecutiva en España sigue inmersa en un proceso de crecimiento continuado que tuvo como disparador los eventos relacionados con COVID en el año 2020”, comparte Carlos Matallana, director de LunaJets en España, La facilidad de uso, la personalización de la experiencia y, por supuesto, la privacidad, son las claves que definen la tendencia. “Se trata de una experiencia 100% personalizable y siempre girando entorno hacia la idea de que lo programado es flexible, de que su uso garantiza privacidad y de que es tremendamente eficiente en el uso del tiempo de quien contrata el servicio”, asegura Matallana. “En gran manera también porque en avión privado se puede volar a más aeropuertos que en aviación comercial, situándote siempre más cerca de tu destino final. Todo es más sencillo y rápido. El cliente consigue que el avión se adapte a su vida y no al revés”.
Viajar impulsados por la inteligencia artificial… pero sin dejar de inspirarnos como personas
La inteligencia artificial es desde hace mucho parte indisoluble de nuestra experiencia viajera -qué es sino cualquier app de mapas, por ejemplo-, pero ha sido a raíz de la irrupción de los programas de IA generativa como ChatGPT o Gemini que el concepto ha saltado a la conversación global y, por tanto cotidiana. Y el viajero español apuesta la por inteligencia artificial, pero no quiere perder el trato humano, como descubren los resultados del último estudio global de Amadeus, que revelan que España es uno de los mercados más receptivos a la IA generativa en el sector de los viajes. “Los viajeros españoles nos están demostrando que la tecnología debe ser inteligente y sensible. Quieren innovaciones que les simplifiquen la vida, les personalicen y les ayuden a lo largo de todo el viaje», afirmó Christian Boutin, director general de Amadeus para España y Portugal, en la presentación del estudio «Connected Journeys: How Technology Will Transform Travel in the Next Decade’«, y que, entre sus conclusiones, nos descubre que el uso de estas nuevas tecnologías es mayor en España que en mercados como Estados Unidos o Reino Unido.
Pero, sin embargo, los viajeros no dejan de lado compartir con otros viajeros su expertise, sus consejos, incluso sus decisiones… ni dejan, tampoco, de interactuar con personas durante su experiencia viajera. “La experiencia del viajero es, y debe seguir siendo, fundamentalmente emocional, basada en interacciones genuinas con el entorno y las personas del destino”, apunta Xavi Godoy, Customer Experience and Automation Director en HBX Group. “La tecnología e innovación deben potenciar esa dimensión, aligerando procesos que generan fricción como el check-in en los hoteles, la llegada a destino, el transporte al alojamiento, la planificación o la resolución de incidencias. Los retos también están definiéndose: para Godoy, los retos son “el desarrollo de modelos turísticos responsables que prioricen la sostenibilidad ambiental y el impacto social positivo; la consolidación de prácticas de ciberseguridad ante la creciente integración tecnológica; y la revalorización del factor humano en la era de la automatización”. Un factor humano sin el que no se entiende una industria turística que, siempre, y a escala global, y con la innovación tecnológica y la creatividad como banderas, está inmersa en una reinvención constante: pura evolución humana.
