Liderazgo

Estos son cuatro consejos sobre presencia ejecutiva para profesionales discretos

Se habla mucho de la presencia ejecutiva, pero puede ser muy difícil de alcanzar

Una joven empresaria de Oriente Medio da un discurso en un seminario empresarial.

Al menos una vez a la semana, escucho a personas sensibles, que preguntan: “¿Cómo puedo proyectar más presencia ejecutiva?

Esta es una pregunta muy común porque la mayoría de las personas sensibles y emprendedoras creen que carecen de presencia. Pero ser sensible no significa que no puedas dominar una sala. ¿Y si eso significara que pudieras crear una presencia ejecutiva más poderosa? De hecho, puedes usar tus cualidades como persona sensible y emprendedora para mejorar tu asertividad, influencia y persuasión y así impulsar tu carrera profesional.

¿Qué es la presencia ejecutiva?

Quizás conozca la presencia ejecutiva por otros nombres, como presencia de liderazgo o comportamiento ejecutivo. Todos estos términos se usan indistintamente para referirse a proyectar una confianza serena sin arrogancia. Se habla mucho de la presencia ejecutiva, pero puede parecer muy difícil de alcanzar. Es una combinación de muchos rasgos y habilidades. Es una cualidad que se reconoce al verla.

Haz un ejercicio rápido ahora mismo. Imagina a alguien que conozcas y que proyecte presencia ejecutiva. ¿Cómo se comporta esa persona en una situación de alta presión? ¿Cómo entra en una sala? ¿Cómo se ve y cómo se escucha al comunicarse? Este breve ejercicio por sí solo puede darte muchas ideas sobre cómo podrías emular sus acciones y mentalidad.

Las 3 áreas de la presencia ejecutiva

Lo primero es lo que haces

Esto significa actuar con seriedad, inspirando mayor respeto. Tener una sólida autoestima, sí, pero también determinación y convicción que permitan afrontar los desafíos con madurez.

Lo segundo es lo que dices

Esto se refiere a tus habilidades de comunicación: ser capaz de transmitir tu punto de vista, articular tus ideas, ganar aceptación e influir en las personas, para que te escuchen cuando hablas y te tomen en serio.

Lo tercero es cómo lo dices

Se trata de tu apariencia y de cómo te comportas: dictando una cierta percepción positiva con la forma en que te vistes, tu lenguaje corporal y tu forma de comunicarte, y la forma en que presentas la información.

Sensibilidad y presencia ejecutiva

Si bien puedes pensar que ser una persona sensible le resta capacidad para influir en los demás, la verdad es que posees de manera innata los ingredientes para una presencia ejecutiva auténtica, de la que carece en gran medida el otro 80% de la población.

La empatía es fundamental para la presencia ejecutiva, y como persona sensible, la tienes en abundancia. La ciencia demuestra que las personas sensibles tienen neuronas espejo más activas, responsables de la empatía. Esto significa que puedes captar las emociones de los demás con mayor intensidad. Es por eso que puedes leer entre líneas y percibir cuándo alguien está molesto o necesita apoyo adicional. Es la razón por la que puedes anticipar el inicio de un conflicto y mitigarlo.

La presencia ejecutiva también depende en gran medida de cómo haces sentir a los demás. En otras palabras, cómo se sienten las personas a tu alrededor. Hacer que una persona se sienta bien consigo misma contribuye a tu presencia casi más que cualquier otra cosa.

Tu capacidad de pensar y sentir profundamente como un Luchador Sensible también puede traducirse en ayudar a otros a sentir esperanza, inspiración, entusiasmo u optimismo. Eres la influencia tranquilizadora que aporta orden y disciplina en momentos de crisis o caos. Tu ánimo y disposición para reconocer y elogiar a los demás se traducen en una moral más alta y mayor seguridad psicológica. Todas estas son tus fortalezas y superpoderes.

4 consejos para mejorar tu presencia ejecutiva

Ahora que comprendes cómo tus cualidades como persona con iniciativa contribuyen positivamente a tu presencia ejecutiva, hablemos de cómo puedes ponerlas en práctica. En concreto, cómo puedes expresarte con mayor claridad y ser más visible en las reuniones sin que el síndrome del impostor o el miedo te impidan actuar.

Habla pronto

Los primeros oradores se consideran más seguros que los que hablan después. Anímate a ser la segunda o tercera persona en hablar en tu próxima reunión. Cuanto más esperes para hablar, más te darás cuenta de que todas las buenas ideas ya están sobre la mesa o que la gente ya se ha retirado, lo que te hará reacio a compartirlas. Recuerda que lo que compartas no tiene que ser innovador; basta con añadir algo al punto de vista de la otra persona o hacer una pregunta reflexiva.

No te andes con rodeos

Las personas sensibles tienden a empezar con demasiado contexto, explicando cómo llegaron a su punto, el proceso seguido y otras consideraciones. Esto es un error, considerando que tienes un promedio de ocho segundos para captar la atención de alguien. En cambio, piensa en el mensaje clave que quieres transmitir y empieza con él. No ocultes la introducción.

Céntrate en el impacto

Además de tu mensaje clave, asegúrate de que tu contenido se centre en el impacto. Transmite las acciones que estás realizando a lo que significan para la audiencia. ¿Cuáles son los resultados? ¿Qué significa tu trabajo para el futuro y los resultados de la empresa? Serás más persuasivo si la gente entiende por qué lo que compartes es importante a nivel general.

Sé conciso

Generalmente, cuanto más breve, mejor. Menos palabras refuerzan tu mensaje. Más palabras lo suavizan. Elimina los calificativos, el lenguaje tentativo o las evasivas. Es mejor decir menos y despertar preguntas y curiosidad que intentar decir demasiado para compensar tus inseguridades o arriesgarte a aburrir y perder a la gente.

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