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OpenAI apuesta por la gran pantalla con ‘Critterz’, su primera película hecha con inteligencia artificial

¿Puede la IA reinventar el séptimo arte? OpenAI está a punto de ponerlo a prueba con su largometraje animado creado en gran medida con herramientas propias como GPT-5 y Sora.

¿Cómo te imaginas el futuro? ¿Hace falta crear inventivas en nuestra cabeza para poder visualizar lo que nos espera? No es necesario. OpenAI ya ha hecho el trabajo por todos nosotros. La empresa de investigación y desarrollo en inteligencia artificial está creando un facto audiovisual para demostrar que el futuro se encuentra ya entre nosotros y se llama IA. Y qué mejor demostración que una película realizada a través de inteligencia artificial para que todo el mundo lo pueda ver y sentir.

En febrero de 2024 el lanzamiento de Sora, su inteligencia artificial capaz de generar vídeos a partir de texto, hizo temblar a la industria del cine ante la posibilidad de reemplazar a profesionales como actores, escritores o especialistas en efectos visuales con la inteligencia artificial. En pleno 2025, parece que este temido terremoto multimedia ya ha llegado.

Aunque Sora aún no se ha aplicado directamente al cine, OpenAI ha dado un paso mayor con la producción de Critterz, un largometraje animado realizado en gran medida con herramientas propias como GPT-5 y Sora. La historia, concebida por Chad Nelson, creativo de la compañía, surgió de bocetos hechos con DALL-E para un cortometraje y evolucionó hacia una película que seguirá a criaturas fantásticas en un bosque. Según The Wall Street Journal, la cinta busca estrenarse en el Festival de Cannes en 2026.

El proyecto pretende demostrar que la inteligencia artificial puede producir películas más rápidas y baratas que el cine tradicional. Mientras un largometraje animado convencional requiere más de tres años y sobrepasa los 100 millones de dólares, Critterz apunta a completarse en solo nueve meses con un presupuesto de menos de 30 millones, financiado por Federation Studios. “El impacto es mayor si alguien lo demuestra, no solo si lo explicamos”, declaró Nelson al Wall Street Journal.

La producción contará con la participación de Vertigo Films (Londres) y Native Foreign (Los Ángeles). Si bien gran parte de la animación será generada con IA, habrá aportaciones humanas en el guion -a cargo del equipo detrás de Paddington-, los bocetos iniciales y el doblaje. El productor James Richardson lo describe como una experiencia inédita: “Nunca me había encontrado en la situación de empezar una película sin tener ni idea de qué va a pasar”. Así, el proyecto se sitúa en un limbo que combina algoritmos con aportes humanos -clave también para cuestiones legales de derechos de autor.

La iniciativa, sin embargo, llega en un contexto de tensiones. Sindicatos de actores y guionistas han criticado el uso de IA por su impacto en el empleo, mientras compañías como Disney o Universal enfrentan demandas contra Midjourney por entrenar modelos con material protegido. Según la normativa actual, las obras generadas íntegramente por IA no acceden a copyright, salvo cuando existe intervención humana, lo que convierte a Critterz en un caso de prueba legal y creativo.

Expertos como José Luis Farias, director de NextLab y del Weird Market, advierten de los retos: “El primero no es tecnológico, sino legal: cómo hacer estas películas sin infringir los derechos de autor”. Aun así, reconoce que podría ser “la punta del iceberg”. Si Critterz logra éxito crítico o de público tras su estreno en Cannes, podría abrir la puerta a un nuevo modelo de producción en el que la IA democratice el acceso a herramientas creativas. Pero si fracasa, reforzará la postura de quienes sostienen que la tecnología aún no puede sustituir al talento humano.

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