Todo líder se enfrenta a momentos en los que la presión aumenta, la falta de respeto aflora o los límites se ponen a prueba. Lo que distingue a los grandes líderes no es si esos momentos ocurren, sino cómo responden.
Bea Sonnendecker, fundadora y directora ejecutiva de SuiteC , compartió conmigo lo que considera una estrategia eficaz para establecer límites: la desconexión estratégica. Según explicó, «en lugar de afrontar la provocación directamente, los grandes líderes saben cuándo dar un paso atrás, ya sea abandonando la sala o haciendo una pausa emocional».
Cuando alejarse se convierte en liderazgo
Puede parecer contradictorio. Muchos líderes equiparan la fuerza con tener la última palabra. Pero Sonnendecker ha visto lo contrario en acción. «Un CEO de una empresa Fortune 500 con un uniforme de trabajo abandona las reuniones en cuanto el comportamiento se vuelve tóxico», compartió. «El mensaje: el respeto es fundamental para que la conversación siga adelante«.
Ese acto silencioso de marcharse logra lo que ningún discurso podría. «Funciona porque las acciones hablan más que los discursos», me dijo Sonnendecker. «La credibilidad proviene menos de lo que dices que de lo que te niegas a tolerar».
Por qué esto resulta más difícil para algunos líderes
En datos de más de un millón de participantes del cuestionario «¿Cuál es tu estilo de comunicación?» , casi una cuarta parte se identificó con un estilo de comunicación personal, lo que significa que se inclinan por la calidez, la conexión y las señales emocionales. Para los líderes con este estilo, la desconexión puede resultar casi antinatural. Los comunicadores personales están programados para suavizar las cosas. Irse se siente como un abandono. Pero, en realidad, suele ser lo más respetuoso que se puede hacer, ya que se está trazando un límite que protege a todos.
El estilo de comunicación no es el destino; es algo predeterminado. Y los grandes líderes saben cómo salirse de su estilo natural cuando la situación lo requiere. La desconexión no es silencio ni rendición, sino establecer límites para un ambiente de equipo más sano y respetuoso.
Flexionando estilos bajo presión
Así es como los cuatro estilos de comunicación tienden a reaccionar bajo estrés y cómo podría manifestarse la flexión:
- Los comunicadores analíticos buscan datos. En un momento de tensión, pueden recurrir a la saturación de datos. ¿La clave? Reconocer cuándo el silencio dice más que otra estadística.
- Los comunicadores intuitivos se enfocan en el panorama general. Bajo presión, pueden ir demasiado rápido al grano. ¿La flexión? Reducir el ritmo lo suficiente para demostrar respeto por el proceso.
- Los comunicadores funcionales adoran el proceso y el detalle. El estrés puede hacer que se centren más en los detalles. ¿La flexibilidad? Dar un paso atrás y priorizar la claridad sobre la exhaustividad.
- Los comunicadores personales buscan la conexión emocional. En situaciones de conflicto, pueden intentar suavizar las cosas. ¿La clave? Aprende cuándo la desconexión protege en lugar de abandonar.
Cada estilo tiene sus fortalezas. Pero la desconexión, especialmente cuando la modelan los líderes, marca la pauta. Como explicó Sonnendecker: «Los líderes que muestran moderación permiten a sus equipos hacer lo mismo, protegiendo así la seguridad psicológica y el rendimiento».
Desarrollar la habilidad de desvincularse
Por supuesto, la desconexión estratégica no significa salir furioso ni cerrarse. Se trata de enviar una señal. Esto podría consistir en decir con calma: «Esta conversación no es productiva ahora mismo. Hagamos una pausa y volvamos cuando podamos interactuar respetuosamente». Podría significar abandonar una reunión y volver a reunirse con reglas básicas más claras. O podría ser tan simple como hacer una pausa deliberada (por ejemplo, tres segundos de silencio) antes de responder, para bajar la temperatura en la sala.
La clave es la intencionalidad. Un líder que se retira sin dar explicaciones genera confusión. Pero un líder que se desvincula con claridad demuestra autoridad y preocupación.
La paradoja de la presión
A menudo asumimos que la presión requiere más palabras, más datos, más confrontación. Pero la paradoja del liderazgo es que la credibilidad se construye también con lo que no se dice. La moderación no es debilidad. Es la disciplina para mantener la línea y que el equipo sepa qué es aceptable.
La falta de respeto y la presión son inevitables en el liderazgo. Lo importante es la respuesta. La desconexión estratégica, sumada a la conciencia del propio estilo de comunicación, ayuda a los líderes a proteger tanto su credibilidad como a su equipo. La moderación crea espacio para el rendimiento.
