Vivimos una fase histórica que definirla como “compleja” sería casi trivial. Lo que sabemos con certeza es esto: la riqueza mundial está en manos de no más de tres mil multimillonarios. Al otro lado de esta balanza invisible, 700 millones de personas sobreviven en pobreza extrema, es decir, con menos de 1,90 dólares al día. A ellos se suman 1.300 millones que viven en pobreza moderada (entre 1,90 y 3,20 dólares diarios), y más de 1.100 millones afectados por la llamada pobreza multidimensional, aquella que implica no solo ingresos bajos, sino falta de acceso a servicios básicos como salud, educación, agua potable o electricidad.
Mientras esta brecha social se ensancha con velocidad inquietante, también crecen la violencia, las represalias y los actos de odio dirigidos hacia quienes concentran el poder económico. En este nuevo mundo, para quien posee grandes fortunas, propiedades o responsabilidades corporativas, ya no basta con tener dinero: hay que sentirse protegido. La seguridad personal ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad incuestionable.
El mundo se ha vuelto más impredecible. Las amenazas ya no golpean únicamente desde la calle: llegan desde el ciberespacio, los medios, los drones, las redes sociales y, a veces, desde personas demasiado cercanas. En este entorno, las viejas nociones de “guardaespaldas” han quedado obsoletas. Hoy, los multimillonarios contratan ecosistemas de seguridad personal, diseñados al milímetro para evitar no solo ataques, sino cualquier escenario que comprometa su integridad física, emocional, reputacional o financiera.
El caso de Luigi Mangione
El punto de quiebre para muchos fue el asesinato del CEO de UnitedHealthcare, Brian Thompson, a manos de Luigi Mangione, un joven educado, de familia acomodada, pero radicalizado contra las élites económicas. El ataque ocurrió en pleno Manhattan, a plena luz del día, mientras Thompson se dirigía a un evento corporativo. Mangione no era un desconocido en situación de marginalidad: era parte de esa nueva generación de descontentos. Llevaba consigo un arma y disparó. El caso sacudió al mundo empresarial. Desde entonces, para muchos multimillonarios, la seguridad personal dejó de ser opcional y se convirtió en una prioridad estratégica.
Quién protege a los poderosos: las firmas que lideran la seguridad de élite
El mundo de la protección personal de alto nivel es tan discreto como rentable. No hay anuncios. No hay entrevistas. Solo resultados y confidencialidad. Entre las empresas más solicitadas por los ultra-ricos, destacan:
Gavin de Becker & Associates (GDBA)
Fundada por un exasesor presidencial, esta firma estadounidense es considerada el Ferrari de la protección personal. Ofrece análisis de amenazas, seguridad doméstica, contravigilancia y hasta gestión de crisis mediáticas. Sus clientes son celebridades de Hollywood, altos ejecutivos, políticos… y quienes prefieren mantenerse invisibles. Una de las figuras más célebres protegidas por Gavin de Becker & Associates (GDBA) es Jeff Bezos, fundador de Amazon.
Command Consulting Group (CCG)
Con base en Washington D.C. CCG emplea a exagentes de inteligencia, exmilitares y expertos en geopolítica. Sus servicios combinan seguridad física con asesoría estratégica para ejecutivos que viajan a zonas de alto riesgo. Es muy probable que han colaborado con entidades estatales, por ejemplo, fueron contratados por el Gobierno de Haití para evaluar la seguridad del aeropuerto de Puerto Príncipe.
GardaWorld
La empresa canadiense es una de las mayores del planeta en servicios de seguridad privada. Aunque trabaja con gobiernos y empresas, también ofrece soluciones premium para individuos de altísimo perfil: desde transporte blindado hasta protección en conflictos internacionales. Especializada principalmente en IA aplicada a la seguridad personal.
Blackstone Protection
Este tipo de firma opera desde la absoluta discreción. No figura en rankings. Sus clientes pagan sumas millonarias por servicios que van desde la protección integral de sus hijos hasta la construcción de bunkers residenciales y la contratación de psicólogos de crisis.
Cuánto cuesta proteger una fortuna
Si hay una industria donde el precio no importa, es esta. Los servicios de seguridad personal de élite no se cotizan por hora, sino por riesgo. Y el riesgo, para los ricos, es más alto de lo que parece.
| Servicio | Coste estimado anual (Dólares) |
|---|---|
| Seguridad personal 24/7 (equipo rotativo de guardaespaldas) | 1,5 – 3 millones |
| Blindaje de residencias y vigilancia remota | 500.000 – 1 millón |
| Ciberseguridad personal y monitoreo de reputación online | 250.000 – 600.000 |
| Transporte blindado con conductor entrenado | 300.000 – 500.000 |
| Seguridad para eventos y desplazamientos internacionales | 100.000 – 1 millón |
Solo en 2024, Meta Platforms Inc. gastó más de 27 millones de dólares en proteger a Mark Zuckerberg. Google destinó cerca de 6,8 millones a Sundar Pichai. Incluso compañías menos expuestas como Nvidia incrementaron sus presupuestos de protección personal para sus ejecutivos clave. ¿Por qué? Porque los accionistas ya no ven la seguridad como un lujo, sino como una inversión de continuidad empresarial.
El miedo como nuevo marcador de clase
No es solo por estatus. Hay un cambio cultural. Esto está pasando porque los ricos han perdido el anonimato. Están expuestos. El peligro ya no viene solo de criminales o terroristas. Viene de la polarización ideológica, del resentimiento personal, incluso del activismo de las redes sociales. Entonces, ¿cómo será el futuro de la vigilancia de las élites? Basado en el control de drones, la vigilancia las 24 horas del día, la construcción de búnkeres y lugares secretos y aislados.
Lo que antes se resolvía con un chofer y un guardaespaldas, ahora involucra equipos de psicólogos, analistas de datos, estrategas políticos y expertos en defensa. No es solo proteger el cuerpo: es defender una narrativa, una marca personal, un imperio a veces visible otras veces invisible.
