Con más de cuatro décadas de trayectoria, Garden Hotel Group se ha consolidado como uno de los grupos turísticos de referencia en España. Su modelo combina la vocación de empresa familiar con una firme apuesta por la sostenibilidad, la innovación y el arraigo en cada destino en el que opera. Desde su nacimiento en Mallorca hasta su expansión en la Península y el Caribe, la compañía ha sabido evolucionar al ritmo de un sector en constante transformación, manteniendo siempre el foco en las personas: huéspedes, empleados y comunidades locales.
Sobre todo ello Forbes habla con dos generaciones de esta empresa familiar de gran recorrido. Hablamos de Gabriel Llobera, padre e hijo, CEO y CMO respectivamente, quienes aúnan una visión estratégica que busca anticiparse a los desafíos del presente sin renunciar a la esencia que distingue a Garden Hotel Group: un servicio cercano y un compromiso genuino con el entorno. Con él habla Forbes sobre el presente y el futuro de la compañía, los retos de la industria y el papel que debe jugar la hotelería en una nueva era del turismo.
¿Podrían compartirnos una mirada más íntima sobre los orígenes de Garden Hotel Group y cómo han evolucionado los valores fundacionales desde su creación hasta hoy?
Garden Hotel Group nace en Mallorca en 1986, fundada por el Sr. Ramis. Éramos constructores y habíamos levantado hoteles para otros hasta entonces, hasta que decidimos hacer uno para nosotros. Lo hicimos como éramos nosotros: cercanos, auténticos, familiares… muy mallorquines. Con muy poco conocimiento hotelero, pero con mucha ilusión y con una forma muy clara de entender la hospitalidad: estar al lado del cliente, conocerlo, cuidarlo y hacerle sentir como en casa.
Desde el principio lo hicimos como habíamos aprendido en nuestra propia tierra: trabajando con lo que teníamos cerca, apoyándonos en las empresas locales y en el entorno. En aquel momento no lo llamábamos sostenibilidad, pero ya lo era. Era nuestra manera natural de operar, de relacionarnos con el territorio, con los productores y con la comunidad.
La cercanía, lo local, el compromiso con nuestro entorno, claves en el éxito de esta compañía familiar
En esos primeros años nosotros solo gestionábamos el hotel, y la parte de distribución y comercialización la teníamos externalizada con un turoperador. La profesionalización llegó más adelante, con el quinto hotel, cuando entendimos que no podíamos depender únicamente de un turoperador y tuvimos que diversificar la comercialización y mejorar nuestros estándares de servicio. Ese fue el punto en que pasamos de ser una empresa con ilusión a un grupo profesional, pero sin perder nunca lo primero: la cercanía, el arraigo y esa forma de hacer que nos define desde el origen.
Hoy, después de casi 40 años, podemos decir que aquella forma tan nuestra de entender la hospitalidad se ha convertido en la base de nuestros valores corporativos. Al final lo que hemos hecho es mantener lo que siempre nos ha definido —la cercanía, lo local, el compromiso con nuestro entorno— y sumarle lo que exige el presente: sostenibilidad, digitalización, nuevas metodologías y formas de comunicar. No hemos cambiado lo que somos, lo que hemos hecho es evolucionar para estar preparados y poder competir en un sector global sin perder nunca nuestra esencia.
En un sector tan competitivo como el hotelero, ¿cuáles dirían que son los elementos diferenciales que definen la identidad y el carácter único de Garden Hotel Group?
Si en la pregunta anterior hablábamos de cómo nuestra visión familiar nos llevó a trabajar siempre desde la cercanía, la sostenibilidad y el arraigo al territorio, ese mismo enfoque es el que hoy marca nuestra diferencia en el sector.
Lo aplicamos directamente a la hospitalidad, situando a las personas en el centro: clientes, empleados y colaboradores. Queremos que cada huésped, cuando entra en un hotel Garden, sienta que llega a su propia casa. Ese trato humano y auténtico es lo que nos define y lo que nos permite generar vínculos reales en un sector donde muchas veces la experiencia se estandariza.
Y lo trasladamos también a la experiencia del cliente a través de la gastronomía y de todo lo que conecta con el lugar. Trabajar con productos de proximidad, con recetas que reflejan la identidad del destino y con una cocina con raíces nos permite ofrecer algo más que un servicio: una experiencia de inspiración local que conecta de verdad al viajero con la cultura del lugar.
En definitiva, lo que nos hace únicos es haber sabido transformar nuestra visión familiar en una forma de hospitalidad que combina cercanía, sostenibilidad y autenticidad, y que se vive en cada detalle de la experiencia del huésped.
Han sido reconocidos como referentes en la aplicación de la economía circular dentro del turismo. ¿Cómo se concreta este enfoque en el día a día de sus hoteles?
La economía circular en Garden Hotel Group se vive en acciones muy concretas y medibles. En 2024 gestionamos cerca de 300 toneladas de materia orgánica, de las que producimos 236 toneladas de compost ecológico que se devuelve al campo para nutrir los cultivos locales. A esto se suman más de 39.000 m³ de restos de poda transformados y más de 264.261 kilos de CO₂ que logramos evitar ese año gracias a este modelo circular.
Este trabajo se apoya también en proyectos pioneros en el sector turístico. Más allá del desarrollo de una planta de compostaje propia, eliminamos los plásticos de un solo uso en habitaciones, reciclamos textiles y reutilizamos materiales para darles una segunda vida. En el ámbito energético, hemos instalado placas solares, sustituido calderas de gasoil por aerotermia y recuperamos calor de la climatización para calentar agua, reduciendo consumos sin renunciar al confort del cliente.
En agua, colaboramos con la Universidad de las Islas Baleares en el proyecto Glop Drop, donde medimos consumos en habitaciones y diseñamos intervenciones que ayudan a reducir el uso sin afectar a la experiencia del huésped. Y en gastronomía, apostamos por el producto kilómetro cero: en 2023 más del 7,2% de nuestras compras fueron de producto local, incorporando fruta de Terracor, leche de AGAMA, cordero ecológico de ganaderas mallorquinas o vinos de la isla en nuestros buffets y restaurantes.
Son cifras y proyectos que muestran que, en Garden Hotel Group, la economía circular no se queda en palabras: forma parte del día a día de nuestros hoteles y garantiza que cada estancia tenga un impacto positivo en el destino.
De entre todas las iniciativas sostenibles que han impulsado, ¿cuál consideran más emblemática o transformadora para la compañía y por qué?
Quizá la iniciativa más transformadora para Garden Hotel Group ha sido la implantación del producto kilómetro cero. Este proyecto supuso un compromiso real con el sector primario de Mallorca y nos permitió llevar la huerta y la ganadería mallorquina directamente a las mesas de nuestros buffets y restaurantes. Ha tenido un impacto doble: por un lado, ha enriquecido la experiencia de nuestros clientes, que disfrutan de un producto fresco, auténtico y con identidad; y por otro, ha cambiado la percepción de la sociedad hacia la actividad turística, al ver cómo un grupo hotelero puede apoyar de manera directa a la economía local y al campo mallorquín.
A raíz de este proyecto surgió otro paso pionero: la creación de una planta de compostaje propia, que nos ha permitido implantar una estrategia integral de economía circular. Gracias a ella fuimos la primera cadena hotelera europea en obtener y renovar el certificado AENOR en esta materia. Este proyecto, por su carácter disruptivo, nos ha dado visibilidad internacional y ha servido de motor para impulsar el resto de iniciativas circulares que hoy forman parte de nuestra gestión diaria.
Queremos crecer compartiendo nuestro know how y nuestra visión de un turismo responsable
¿Qué visión tienen para Garden Hotel Group en los próximos cinco años y qué prioridades marcarán esta nueva etapa?
Miramos al futuro con ilusión y con un plan estratégico que nos permita asegurar un crecimiento responsable. Nuestra visión para los próximos cinco años pasa por reforzar nuestro liderazgo en sostenibilidad, elevar aún más la calidad del servicio al cliente y avanzar en digitalización para ofrecer experiencias cada vez más personalizadas y auténticas.
En cuanto a expansión, seguiremos priorizando destinos que nos permitan operar el mayor número de meses al año, reduciendo la estacionalidad. Al mismo tiempo, el ordenamiento de nuestro portfolio de marcas nos sitúa en una posición que nos permite gestionar una mayor tipología de establecimientos y segmentos, siempre desde la coherencia de un modelo que combina eficiencia y diferenciación.
Entramos ahora en una etapa de “evangelización”: queremos crecer compartiendo nuestro know how y nuestra visión de un turismo responsable, y hacerlo en mercados actuales y en nuevos destinos. Las perspectivas son claras: consolidarnos como un player hotelero con credibilidad y solidez, y que tanto inversores como propietarios nos vean como un gestor válido, rentable y responsable para sus activos.
¿Qué papel juega actualmente la estrategia de marca y el branding en su conexión con las nuevas generaciones de viajeros más conscientes y exigentes?
Consideramos nuestra marca como el ADN del grupo empresarial. El branding es lo que nos da coherencia en todas las interacciones, externas con clientes, inversores y colaboradores, e internas con nuestros equipos. No hablamos solo de imagen, sino de experiencia: desde cómo recibimos al huésped hasta cómo comunicamos nuestras acciones de sostenibilidad.
Para las nuevas generaciones, cada vez más conscientes y exigentes, la marca es el puente que nos permite conectar con valores como autenticidad, sostenibilidad y propósito. Pero también es un activo estratégico que genera confianza en inversores y propietarios, porque muestra que detrás hay un proyecto sólido y diferencial.
Además, entendemos el branding como un elemento de fidelización: nos ayuda a crear relaciones de largo plazo basadas en la confianza, no solo con clientes que vuelven, sino también con proveedores, instituciones y colaboradores que se identifican con nuestro propósito.
Como empresa familiar que ya ha dado paso a la tercera generación, ¿qué aprendizajes clave destacarían de ese relevo generacional?
El relevo generacional en Garden Hotel Group se ha materializado recientemente con el paso de la primera a la segunda generación, al mismo tiempo que se ha incorporado la tercera en la empresa familiar. De este proceso hemos aprendido a valorar la experiencia y la tenacidad de quienes iniciaron el camino y, a la vez, a confiar en la visión innovadora y fresca que aportan los más jóvenes. Esa combinación de tradición e innovación es lo que nos mantiene vivos, adaptados al entorno y en constante evolución.
El gran aprendizaje ha sido que podemos evolucionar y modernizarnos sin perder nuestra identidad. Hoy aplicamos estrategias de marketing y comunicación más avanzadas, utilizamos Big Data e inteligencia artificial, desplegamos nuevas herramientas financieras y exploramos mercados diferentes, todo ello sin desprendernos de la esencia que nos define desde el origen.
Estamos en un punto de evolución acelerada: utilizamos el dato no solo para impulsar las ventas, sino también para mejorar la gestión hotelera, el servicio al cliente y la eficiencia ambiental. Modernizarse, lo hemos aprendido, no significa perder identidad, sino proyectar nuestras raíces hacia el futuro.
El crecimiento y la modernización solo tienen valor si se hacen sin perder la esencia que nos define
¿Qué consejos ofrecerían a otras compañías familiares del sector turístico que aspiran a crecer sin perder su esencia, su compromiso y sus raíces?
A las empresas familiares que aspiran a crecer les diríamos que nunca olviden aquello que les hace únicas: su esencia. La pasión, la cercanía y el compromiso del día a día son la base sobre la que se construye cualquier proyecto sólido. Crecer es necesario, pero hacerlo sin perder autenticidad ni respeto por las personas y por el entorno es lo que realmente da sentido al camino y lo que te convierte en un referente.
También es importante entender que no se trata de un camino sencillo. Requiere valentía para empezar, paciencia para avanzar sin pausa y la conciencia de que los cambios no se producen solo dentro de la empresa, con los relevos generacionales, sino también fuera, en la manera en que los clientes viajan, consumen y se relacionan con las marcas. Vivimos un momento en el que la comunicación y la tecnología evolucionan a tal velocidad que detenerse no es una opción.
El gran aprendizaje es que el crecimiento y la modernización solo tienen valor si se hacen sin perder la esencia que nos define. Esa es la clave para permanecer en el tiempo, seguir siendo relevantes y dejar una huella positiva tanto en el mercado como en la sociedad.
