Cuando hablamos con nosotros mismos utilizamos un lenguaje que no cuidamos, sin embargo el mensaje que nos transmitimos nos puede afectar más de lo pensado. No importa lo que te digas, sino cómo te lo digas. Existen tres tipos de charlas interiores: la neutral, que es la que usamos cuando vamos haciendo la lista de la compra en el supermercado; la negativa, que es la que podemos llegar a tratar cuando decimos: “Soy demasiado vago, este informe debió de hacerse hace semanas” –este exceso de diálogo negativo puede afectarte a tu autoestima-; y el positivo con frases como: “Por supuesto que puedo hacer esto”, que nos impulsan a la acción.
[vc_posts_slider count=1 interval=3 slides_content=teaser slides_title=1 thumb_size=large posttypes=post posts_in=7660]
Intenta anotar tu diálogo interno cuando tenga lugar, hay que saber qué está pasando por tu cabeza. Una vez que hayas detectado cuáles son los diálogos negativos y cuándo te suceden, rétalos. Por ejemplo, cuando te digas a ti mismo que algo no va a funcionar o no va a salir bien, pregúntate de inmediato: “¿Cómo sé que esto no va a salir como espero?” o “¿y qué si funciona?”. Todo esto es con el fin de cambiar este diálogo que podemos tener con nuestra persona y que aunque no creamos, nos afecta. Por último, el uso del pronombre “usted” en lugar de “tú” mejora nuestra autoestima según un estudio publicado por European Journal of Social Psychology. Esto pasa porque usando la segunda persona nos ayudamos a obtener una mejor perspectiva de la situación y a ser más objetivos.