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Giorgio Armani: el rey de la moda que convirtió la elegancia en un imperio de 11.000 millones de euros

Giorgio Armani, fallecido a los 91 años, deja un imperio independiente de más de 11.000 millones de euros. ¿Qué pasará ahora con su legado?

Este jueves, cuatro de septiembre de 2025, se cerró un capítulo esencial en historia de la moda: Giorgio Armani falleció en Milán a los 91 años. Con su muerte, el hombre que transformó la elegancia en un lenguaje universal deja no solo un legado creativo irrepetible, sino también un imperio empresarial valorado en más de 11.000 millones de euros.

Esta extraordinaria fortuna fue construida a lo largo de cinco décadas con disciplina, visión y un compromiso constante con la autonomía de su grupo, evitando que, como ocurrió con tantas casas históricas, su empresa acabara en manos de los grandes conglomerados de lujo.

“La elegancia no consiste en hacerse notar, sino en ser recordado”, repetía a menudo el diseñador. Sin duda alguna, Armani lo será, tanto en las pasarelas como en los balances de la industria del lujo internacional.

«La elegancia no consiste en hacerse notar, sino en ser recordado». —Giorgio Armani

Armani: el hombre que vistió al mundo

Nacido en Piacenza en 1934, hijo de una familia modesta del norte de Italia, Armani redefinió lo que significaba vestir con estilo y elegancia. Su influencia trascendió generaciones: desde sus famosos «power suits» que se convirtieron en un símbolo de empoderamiento femenino —especialmente en el ámbito profesional—, hasta el glamour minimalista con el que logró conquistar Hollywood (Richard Gere en «American Gigolo» fue el punto de inflexión).

Pero Armani no fue solo un diseñador de éxito: también fue un empresario meticuloso, que nunca quiso vender ni ceder el control de su firma, a diferencia de otras firmas de moda emblemáticas absorbidas por gigantes como LVMH o Kering. Su orgullo —y también su identidad— era la independencia, una convicción que defendió hasta el final de sus días.

La fortuna de un visionario

El diseñador deja un patrimonio estimado en 11.000 millones de euros, que lo situaba como el segundo creador de moda más rico del mundo, solo por detrás de Ralph Lauren.

Su estilo sobrio pero refinado también se reflejaba en sus bienes personales: un yate valorado en 60 millones de dólares, residencias en lugares icónicos como St. Tropez, Antigua, Pantelleria o Nueva York, y un histórico palazzo en Milán que convirtió en su cuartel general creativo. Sin embargo, pese a esa riqueza, Armani se autodefinía como un hombre prudente: Incluso cuando me he convertido en una persona acomodada, he actuado con cautela. Siempre he considerado vulgar la exhibición del dinero”, confesó en más de una ocasión.

«Siempre he considerado vulgar la exhibición del dinero». —Giorgio Armani

Más allá de lo material, Armani convirtió su apellido en un sinónimo de lujo global. Su grupo empresarial, fundado en 1975 junto a su socio Sergio Galeotti, genera hoy 2.300 millones de euros en ingresos anuales, emplea a 8.700 personas y cuenta con unas 650 tiendas en todo el mundo.

Giorgio Armani a finales de la década de 1970. ©David Lees/Corbis/VCG vía Getty Images

Un imperio diversificado

Armani no limitó su universo a la moda. Incluye perfumes, cosmética, gafas, relojes, Armani Casa, Armani Ristoranti y dos hoteles icónicos en Dubái y Milán. También es propietario del club de baloncesto Olimpia Milano y se encargó de firmar acuerdos con gigantes como L’Oréal y EssilorLuxottica para sus licencias de belleza y óptica. El diseñador no dejó terreno sin explorar y logró convertir su firma en un estilo de vida completo.

En 2024, pese a una ligera caída de ventas (-5% respecto al año anterior), el grupo dobló su nivel de inversión hasta los 332 millones de euros, destinados a reforzar su canal digital y renovar sus tiendas insignia («flagships store») en ciudades clave como Nueva York, Milán y París. La prudencia financiera —reflejo de un empresario que nunca dejó de pensar en el mañana— siempre fue marca de la casa: Armani lega una empresa saneada, independiente y sólida con casi 600 millones en liquidez.

Herencia y sucesión: claves para el futuro de Armani

Armani poseía el 99,9% de Giorgio Armani SpA; el 0,1% restante pertenece a la Fundación Armani, creada para garantizar la continuidad del grupo. Ya en 2016, el diseñador aprobó unos estatutos que contemplaban varias clases de acciones con más o menos poder de voto (votos ponderados), otorgando a la Fundación un papel central en la toma de decisiones estratégicas. Esta será la encargada preservar lo que Armani llamó sus “principios fundacionales”: reinversión de beneficios, excelencia en el producto, coherencia en la comunicación y cautela en adquisiciones

Dichos estatutos incluso prevén la posibilidad de una salida a bolsa, pero solo transcurridos cinco años desde su fallecimiento. Hasta entonces, la prioridad es la estabilidad y la fidelidad al espíritu de su fundador.

En paralelo, aunque el testamento aún debe abrirse, se espera que la transición quede en manos de su círculo más cercano. Sin descendencia directa, Armani confió en figuras clave como su inseparable mano derecha y compañero sentimental, Pantaleo Dell’Orco; sus sobrinas Silvana y Roberta Armani y su sobrino Andrea Camerana; así como en el empresario Federico Marchetti, fundador de Yoox.

Adiós al «rey» de la moda italiana

De no tener nada a levantar un imperio global que combina tradición y modernidad, ese fue Giorgio Armani.

“La moda es lo que se sugiere, el estilo es lo que todos tienen y deben mantener toda su vida”, repitió en numerosas ocasiones. Ese estilo, el de Armani, seguirá vivo en cada traje impecable, en cada fragancia icónica y en cada boutique con su sello.

El hombre que convirtió la elegancia en un negocio multimillonario se va, pero deja un legado que trasciende cifras y fronteras: la certeza de que la independencia, coherencia y la confianza en uno mismo son, también, formas de lujo.

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