Egipto, una tierra bañada por la historia milenaria y cuna de civilizaciones fascinantes, mira hacia su glorioso pasado para forjar un futuro económico más próspero. Ante los desafíos actuales, que incluyen una creciente deuda y las repercusiones regionales del conflicto en Gaza, la nación ha puesto sus esperanzas en un coloso cultural: el Gran Museo Egipcio (GEM).
El turismo, pilar fundamental de la economía egipcia, ha mostrado una notable resiliencia. Tras una caída inicial a raíz de los acontecimientos de octubre de 2023 en la región, las playas del Mar Rojo, con su promesa de seguridad y sol, han visto un repunte significativo, atrayendo principalmente a visitantes de Europa del Este y las antiguas repúblicas soviéticas. Sin embargo, el gobierno tiene aspiraciones mucho mayores.
El GEM, una maravilla arquitectónica ubicada a la sombra de las legendarias Pirámides de Giza, se erige como el eje de esta estrategia. Aunque gran parte de sus imponentes galerías ya están abiertas al público desde el pasado octubre, la verdadera joya de la corona, la exhibición completa de los 5.600 artefactos desenterrados de la tumba de Tutankamón, aguarda su gran revelación oficial en noviembre, tras un breve aplazamiento. Esta inauguración promete ser un evento mundial, capaz de atraer a millones de entusiastas de la historia y el misterio.
Sherif Fathi, el ministro de Turismo y Antigüedades, ha expresado un optimismo contagioso. Sus proyecciones apuntan a alcanzar la cifra récord de 18 millones de turistas en 2025, superando los 15,7 millones de 2024. Este flujo de visitantes es más vital que nunca, especialmente con la drástica caída de ingresos por el Canal de Suez, que sufrió una reducción de más del 60% el año pasado debido a las interrupciones en el Mar Rojo. El turismo representa un crucial 8,5% del PIB y es la fuente de empleo para 2,7 millones de egipcios.
A pesar del auge en los destinos de playa, los expertos del sector subrayan la importancia del GEM para atraer a un segmento de turistas de mayor poder adquisitivo, aquellos que buscan sumergirse en la rica herencia cultural de El Cairo, Luxor y Asuán. Moataz Sedky, director general de Travco Holidays, destaca que si bien el turismo de playa y nacional ha florecido, el turismo cultural, especialmente el de larga distancia, ha tenido una recuperación más gradual, aunque constante. Haytham Atwan, de Nubia Tours, confirma este repunte, esperando cerrar el año con un aumento del 30% al 40% respecto a 2024 para el turismo de lujo. La devaluación de la libra egipcia también ha contribuido a hacer el país más atractivo económicamente para los visitantes.
El GEM, aclamado como el museo más grande del mundo dedicado a una única civilización, es la máxima expresión de la capacidad de Egipto para capitalizar su inigualable patrimonio. Como comenta Beatrice, una turista francesa que regresó con su esposo tras una visita previa, la promesa del GEM fue el imán. «Incluso podríamos volver otra vez después de la inauguración oficial», añadió, encapsulando la expectación que rodea a este monumental proyecto. Egipto no solo confía en el oro de Tutankamón, sino en la eternidad de su legado para escribir un nuevo capítulo de prosperidad.
El secreto bajo el agua: nuevos tesoros emergidos del mar
Mientras el Gran Museo Egipcio se prepara para deslumbrar a los visitantes con reliquias de la tierra, la arqueología submarina también está ofreciendo sus propias sorpresas. Recientemente, un equipo de arqueólogos desveló el descubrimiento de una ciudad sumergida frente a la costa de Alejandría, que se cree que es la antigua Canopo. Este hallazgo, junto con la recuperación de enormes bloques que podrían formar parte del legendario Faro de Alejandría, no solo redefine la historia de la región, sino que también ofrece un nuevo aliciente para los turistas más curiosos. Estos descubrimientos demuestran que Egipto sigue guardando secretos milenarios, y que su patrimonio cultural se extiende más allá del desierto, atrayendo tanto a los amantes de la historia clásica como a los de la arqueología moderna.
