Desde su estreno el 20 de junio, «KPop Demon Hunters», en español «Las guerreras KPop», no ha dejado de romper récords. Con 236 millones de visualizaciones en apenas dos meses, la película ya superó a éxitos anteriores como «Red Notice» en 2021 y se consolidó como la producción más vista en la historia de Netflix. El boca a boca, el atractivo global del K-pop —género musical originado en Corea del Sur— y el lanzamiento de una versión “para cantar” impulsaron la producción hasta convertirlo en un fenómeno compartido a nivel mundial.
La estrategia de Netflix de estrenar la película también en 1.750 cines seleccionados, con proyecciones en estilo karaoke, generó ingresos estimados de entre 19 y 22 millones de dólares en un solo fin de semana. Ha sido la primera vez en 18 años que la compañía lidera la taquilla norteamericana con un título propio, superando incluso a producciones de Hollywood.
Cuando Sony Pictures decidió venderle a Netflix la película animada «Las guerreras KPop» por 120 millones de dólares (unos 110 millones de euros), creyó estar cerrando un trato ventajoso: una producción de 100 millones que sería otra de esas películas de consumo rápido, con un «boom» inicial de un par de semanas y luego olvidada. Apenas un 20% de ganancia, liquidez inmediata y el riesgo trasladado al gigante del streaming. Nadie en Sony sospechaba que estaban dejando escapar lo que hoy ya se considera uno de los mayores fenómenos de la animación global.
Cuando la música ficticia se vuelve real
El grupo femenino protagonista —una banda ficticia de K-pop que, fuera del escenario, se enfrenta a demonios y criaturas míticas— ha trascendido la pantalla. Su canción principal, «Golden», se ha convirtió en un hit mundial: alcanzó el número uno en el Billboard Hot 100, convirtiéndose en la primera canción de un grupo femenino en lograrlo desde Destiny’s Child y, además, en el primer grupo de K-pop (real o ficticio) en hacerlo.
La banda sonora completa, creada por productores de renombre en la industria, también triunfó en listas globales, alimentando este fenómeno que mezcla música, cine y cultura pop.
El error estratégico de Sony
Lo que para Netflix es un hito histórico, para Sony representa un negocio que ya se considera uno de los más desafortunados en años. Al venderle los derechos completos a la plataforma, Sony no solo perdió participación en la explotación cinematográfica, sino también en la musical y de merchandising.
Netflix, en cambio, prevé que el impacto de esta película pueda llegar a rivalizar con el de «Frozen», consolidando no solo un nuevo clásico de la animación, sino también una mina de oro cultural y comercial, de la que ya se estima que podrían obtener miles de millones de euros en ganancias
Sony apostó por lo seguro. Sin embargo, el éxito global y duradero de «Las guerreras KPop» demuestra que, incluso en la era del streaming, todavía pueden surgir fenómenos inesperados y que a veces lo arriesgado es no confiar en ellos.
