De todos los destinos turísticos del mundo, tal vez sea Venecia el primero que viene a la cabeza cuando pensamos en los -malos- excesos provocados por el sector. La Serenissima lleva fascinando a la Humanidad desde hace siglos, y visitarla es un must en el pasaporte viajero de todos, desde el más humilde viajero al propio Jeff Bezos. La ciudadanía veneciana -son apenas 55.000 habitantes los censados en la ciudad- mantienen una justificada relación de amor-odio con el turismo, ya sea de masas o de ultra-lujo, y de ahí la voluntad de varias iniciativas populares para preservar determinados escenarios venecianos para uso exclusivo de los locales.
Es el caso de la isla abandonada de Poveglia, famosa por haber sido en tiempos el lazareto de Venecia, el lugar donde, hasta entrado el siglo XVIII, se trasladaba y enterraba a los enfermos de las epidemias de peste que asolaban regularmente la ciudad, y que fue abandonada en los años Sesenta del siglo pasado. Desde entonces, el acceso a la isla está prohibido pero, desde el pasado 1 de agosto, Poveglia per Tutti, una agrupación de más de 4.600 ciudadanos, es la nueva tenedora de la isla por un periodo de 99 años gracias a un acuerdo firmado con las autoridades italianas. ¿El objetivo? Recuperar la isla como lugar de disfrute, convirtiéndola en un parque urbano.

La isla, frente a la zona de Malamocco, y con siete hectáreas y media de extensión, salió a subasta púbica en 2014 por un importe de puja de, increíblemente, cero euros. Como recogen los medios locales, varios grupos y promotores inmobiliarios se interesaron por la isla: uno de ellos, vinculado al actual alcalde de la ciudad, presentó una oferta firme por algo más de medio millón de euros, pero fue rechazada por el estado italiano.
Así, la residente local Patricia Vecliani y un grupo de amigos, comentando la noticia en una típica charla de bar, decidió lanzarse a intentar recuperar la isla para la ciudadanía. «Nadie quiere que Poveglia termine como tantas otras islas de la laguna sur, vendidas a privados y transformadas en lugares de élite inaccesibles, a menudo con vocación exclusivamente hotelera, a menudo con epílogo fallido», reza el manifiesto de la agrupación en su página web. «Sacca Sessola, San Clemente, La Grazia, Santo Spirito, el Octágono… las islas que forman una corona natural frente a la isla de la Giudecca hacia el sur, consideradas y frecuentadas durante años como si fueran una extensión natural de la misma Giudecca, han sido negadas una a una, albergando astilleros inactivos, usos privados o hoteles de lujo extremo», argumenta la asociación, que presentó una oferta de 469.000 euros que fue aceptada por las autoridades.
La isla, en la que se calcula hay enterrados los restos más de 160.000 venecianos muertos por la peste, conserva los restos de una fortaleza militar y de 15 hospitales, además de un tupido bosque. Los primeros planes de Poveglia per Tutti pasan por reconstruir el embarcadero y habilitar algunas construcciones, además de arreglar el bosque, en el que habita una numerosa colonia de conejos. Una bella utopía que, con mucha implicación local, se convierte en realidad para el disfrute sano de una ciudad maravillosa.
