Hay lugares que no se explican, se viven. Lío es uno de ellos. Desde que abrió sus puertas en Ibiza en 2011, este cabaret del siglo XXI ha convertido cada noche en un espectáculo total, donde la alta gastronomía, el arte escénico y la fiesta se funden en una coreografía perfectamente orquestada. Más de una década después, con sedes en Mykonos, Mallorca y Londres, revalida su posición como el cabaret más deslumbrante del planeta.
Magia que se reinventa cada noche
Lío no es un local, es una experiencia. Una cena con vistas al mar que se transforma —casi sin darte cuenta— en un show que electriza la piel, y acaba en una pista donde bailan desde actores hasta diseñadores, empresarios, modelos y viajeros en busca de algo diferente.
Cada sede adapta la fórmula al alma del destino, pero todas comparten un mismo pulso: el del lujo sin etiquetas, el de una noche que no se parece a ninguna otra.
La chispa que da sentido al espectáculo
Detrás de ese hechizo hay un director de orquesta: Joan Gràcia. Su mano artística —afinada durante años sobre los escenarios— es la responsable de que cada función sea única, sin perder la personalidad provocadora, elegante y sorprendente que distingue a Lío. “Queremos que el público se ría, se emocione, se cuestione… que viva una noche que recuerde toda la vida”, ha dicho en más de una ocasión.
Junto a él, Julio Bruno, actual Executive Chairman, ha aportado la visión estratégica para consolidar a Lío como marca global. Con experiencia al frente de grandes grupos internacionales, Bruno no solo ha sabido interpretar el alma de Lío, sino proyectarla con ambición hacia nuevos escenarios. Un tándem perfecto: arte e inteligencia de negocio caminando al mismo ritmo.
Un respaldo que apuesta por el futuro
Esta joya del entretenimiento forma parte del fondo Trilantic Capital Partners, que apostó por mantener Lío en su cartera tras la venta del Grupo Pachá. Con una estrategia centrada en la internacionalización, el fondo ha impulsado aperturas clave como Londres y Mallorca, y no descarta nuevas ciudades icónicas donde seguir desplegando el universo Lío.
Cuatro destinos
- -Ibiza: Donde todo comenzó. Con vistas a Dalt Vila, su escenario flota sobre el agua, como si la noche se deslizara entre coreografías imposibles y copas heladas de champagne.
- -Mykonos: Más salvaje, más sensual. El Mediterráneo griego se convierte aquí en telón de fondo para una experiencia hedonista y sofisticada.
- -Mallorca: El antiguo Tito’s resucita con alma nueva. Vista panorámica de la bahía, diseño vanguardista y una energía que ha devuelto al Paseo Marítimo su glamour perdido.
- -Londres: En el corazón del West End, el legendario Café de Paris late ahora con ritmo Lío. Un show más teatral, más urbano, pero igual de magnético.
Más que entretenimiento
Lío ha conseguido lo que pocas marcas logran: emocionar. Su fuerza no está solo en el espectáculo, sino en esa capacidad de conectar con el público, de crear una comunidad de fieles que repiten, celebran y recomiendan. En tiempos de experiencias prefabricadas, Lío sigue apostando por lo auténtico, lo humano, lo inesperado.
Y ahí está su secreto: no solo entretiene, conmueve. Y eso, en el mundo del lujo, es liderazgo puro.
