Diez años después de dejar la primera línea ejecutiva en Mediaset, Giuseppe (alias “Pippo”) Tringali está que no para. Desde la reciente cofundación del Club Hispanidad Futura, plataforma destinada a potenciar la voz del mundo hispanohablante en el escenario global, hasta su rol como vicepresidente del International Advisory Board en IE University, donde impulsa una enseñanza con mayor contenido humanista, Tringali demuestra que la influencia empresarial no se mide por el cargo que uno ostenta, sino por la capacidad de seguir generando impacto. Su trabajo en el ámbito del buen gobierno corporativo y su compromiso con la educación son prueba de ello.
De Messina a Madrid
Nacido en Messina, Sicilia, y formado en Derecho en Roma, Tringali inició su carrera en la RAI antes de incorporarse al Grupo FIAT y más tarde al Grupo Mediaset. La llegada a España a comienzos de los 2000 marcó el inicio de una etapa decisiva: primero al frente de Publiespaña y después como CEO de Telecinco y vicepresidente ejecutivo de Mediaset España. Durante 35 años fue uno de los protagonistas de la transformación de la televisión privada en nuestro país, “siempre desde el lado comercial”.
Su gran maestro fue Silvio Berlusconi, quien revolucionó la televisión privada europea con un modelo en el que “hacíamos audiencia para vender publicidad, no al revés”, como recuerda el propio Tringali. Esa obsesión por conectar con el público y por entender la comunicación como motor económico marcó para siempre su manera de pensar y liderar.
Hoy, en un mundo donde Youtube acaba de cumplir 20 años y los influencers captan un trozo cada vez mayor de la tarta publicitaria, ¿cuál es el futuro del medio al que ha dedicado toda su vida profesional? “Hoy todo es audiovisual,” afirma Tringali, “desde los periódicos digitales llenos de vídeos y trozos de telediarios hasta las redes sociales” y “el bombardeo de información es constante.
Entre eso y la proliferación de fake news, la gente ya sólo lee titulares, pasa”. Para Tringali, que confiesa leer “de todo, a todas horas” y también ve la televisión —“talk shows y telediarios, porque para aportar valor tienes que entender lo que está pasando en el mundo, no basta con estar informado”— el futuro de la televisión pasa por reinventarse. “Necesitan una programación menos orientada a un público mayor, y más pensada para ser una televisión multicanal, una SmartTV: “un ordenador, con todo tipo de contenidos, donde cada uno ve lo que quiere, cuando quiere”. Los periódicos digitales, por el contrario, “tienen la oportunidad de posicionarse como una fuente de información veraz, frente a tanta fake news en las redes sociales,” opina Trigali, “y eso también les otorga un atractivo desde el punto de vista publicitario, porque para las marcas, anunciarse en un medio serio y creíble, sigue siendo importante”.
Conocí a Pippo Tringali en 2011, a mi regreso a Madrid de Londres, donde me había trasladado para liderar MRM, la red europea de agencias digitales y de CRM del Grupo McCann. Él estaba en el cenit de su carrera en Publiespaña. Su energía, brillantez y sentido del humor, que me impactaron entonces, siguen intactos hoy. También su inconfundible mezcla de español e italiano al hablar, que mantiene intacta (risas). Ha sido siempre un líder de presencia magnética, que transmite entusiasmo, humanidad y visión estratégica a partes iguales. Liderar consiste en eso, reconoce Tringali: “escuchar, motivar y crear equipos sólidos, sin perder nunca la pasión”.
Reinventarse sin jubilarse
Lejos de retirarse tras su salida de Mediaset en 2018, Tringali multiplicó sus frentes de actuación. Una de sus prioridades es la educación, donde mantiene una estrecha relación con Diego del Alcázar, fundador de IE, y ejerce como presidente del Supervisory Board de IE Business School, preside el Advisory Board de Headspring, una joint-venture de IE y Financial Times para la formación de consejeros, y preside el Global Corporation Center, un proyecto conjunto de IE y la consultora EY. También es asesor de una firma de selección de altos directivos, experto en temas de buen gobierno corporativo y, en sus ratos libres, se dedica a escribir artículos (“lo hago yo sólo, en el móvil, a las cinco de la mañana”), participar en algún programa de TV y pintar (lleva más de ocho exposiciones realizadas en Madrid). Eso cuando no está de viaje con su familia: tiene un hijo y una nieta en Londres, otro hijo en Madrid y su mujer vive en Milán. “Yo tengo muchas pasiones y estoy constantemente desafiándome a mí mismo, porque es la única forma de mantenerse vivo,” confiesa sonriente. “Lo de jugar al golf no va conmigo”.
En el IE ha sido uno de los impulsores de la integración de las Humanidades en los programas de negocio, convencido de que en la era de la inteligencia artificial la filosofía y el pensamiento crítico son “más necesarios que nunca”. Organiza encuentros entre empresarios y filósofos y considera que la educación empresarial no debe limitarse a las finanzas o la estrategia, sino también cultivar la ética, la creatividad y el propósito. “El único territorio de libertad que tenemos hoy es la filosofía,” afirma Tringali, y “se ha vuelto fundamental en un momento donde la tecnología ya piensa por ti. Sin filosofía, acabaremos en una sociedad distópica como las que vemos en las películas”.
Legado y propósito
Tringali no solo ha gestionado grandes negocios publicitarios. Ha sabido transformar su influencia en un legado social y cultural. Sus exposiciones de pintura, cuyos beneficios destina a causas benéficas, son ejemplo de cómo combinar pasión personal y vocación de servicio. Él mismo lo resume con sencillez: “La clave es seguir aprendiendo y compartir lo que has aprendido con los demás”.
El entusiasmo, la curiosidad y la generosidad con que Giuseppe Tringali afronta cada proyecto explican por qué, más allá de los títulos y de los años, sigue siendo un gamechanger. Su ejemplo demuestra que el impacto no se jubila y que el verdadero liderazgo se mide por la capacidad de inspirar y de dejar huella en las personas. “Yo he apostado mucho por la relación personal; he procurado construir relaciones humanas con toda la gente que he conocido a lo largo de mi trayectoria empresarial, independientemente de su cargo”.
En tiempos en que la longevidad redefine las trayectorias y la sociedad necesita referentes éticos, su caso es inspirador: un líder que tras haber conquistado la cima empresarial ha elegido dedicar su energía a educar, inspirar y devolver a la sociedad lo aprendido. Y hacerlo con la misma pasión, humor y humanidad que le hicieron grande en los platós de televisión.
Club Hispanidad Futura: dar voz a 600 millones de personas
Uno de los proyectos que más le ilusiona a Tringali, que vive a caballo entre Milán, Londres y su “adorada” Madrid, y se siente latino por sus antepasados romanos, es la creación del Club Hispanidad Futura, una iniciativa lanzada el pasado mes de junio junto a Marlén Estevez, Bisila Bokoko y diversas personalidades del mundo empresarial, institucional y cultural de España y Latinoamérica.
Su objetivo es articular una voz común para los más de 600 millones de hispanohablantes en el mundo. La plataforma busca posicionar a la comunidad hispana como “un actor global de referencia en un momento en el que la geopolítica exige nuevas alianzas y narrativas”. En los próximos meses verán la luz los primeros proyectos concretos, avanza Tringali, desde encuentros internacionales con líderes de la región hasta un primer informe estratégico que quieren presentar en la reunión del Foro Económico Mundial de Davos en 2026 y un laboratorio abierto al mundo de la tecnología y el arte en Nueva York. “Es ambicioso,” reconoce Tringali, pero “estamos convencidos de que hace falta un espacio de diálogo e influencia que aspira a proyectar la hispanidad como un motor de futuro en el siglo XXI”.
En definitiva, “Pippo” Tringali demuestra que la jubilación no es un final, sino el inicio de nuevas formas de dejar huella. Su trayectoria prueba que el verdadero liderazgo trasciende cargos y edades: consiste en seguir aprendiendo, compartiendo conocimientos y experiencias, y transformando. Porque un “gamechanger” nunca se retira.
