A los 12 años, el padre de Friederike Ernst le regaló un ejemplar de The Code Book, («El libro de los códigos») del físico teórico Simon Singh, despertando en ella un interés por la criptografía, que le duraría toda la vida. Aquel regalo resultó ser una predicción acertada: Friederike terminó estudiando física hasta el nivel postdoctoral en Stanford y Columbia, antes de hacer la transición al mundo de la tecnología.
“Siempre me ha encantado construir cosas. Podría haber sido una carpintera muy feliz”, comenta Friederike, cofundadora de la empresa «Web3 Gnosis». “Disfruto estar en un espacio donde puedo dar forma a las cosas, y la siguiente etapa de internet, conocida como «Web3» o «la web descentralizada», es uno de los ámbitos donde realmente podemos crear una sociedad mejor para todos.”
A lo largo de nuestra conversación, hubo un tema que se repitió con fuerza: una desconfianza arraigada hacia la autoridad y una firme creencia en empoderar a las personas con autonomía. Ese es el valor fundamental y el propósito que impulsa su trabajo en el sector tecnológico: construir infraestructuras que devuelvan el poder y la autonomía a las personas, en lugar de concentrarlo en manos de grandes corporaciones.

A los 22 años, ella era la única mujer en su clase, pero dice que hoy en día es raro ser la única:“Hemos avanzado muchísimo. No necesitamos llegar a una representación 50:50 en todos los campos —es cierto que, en general, hombres y mujeres tienen intereses distintos—, pero cierto nivel de diversidad sí es importante”. Agrega que, al ser la única mujer, recae sobre ti la carga de demostrar tu valía no solo por ti misma, sino como representante de todas las mujeres.
Hoy, Friederike es madre de cuatro hijos, cuyas edades van de uno a nueve años, y cuestiona la idea de que el mundo tecnológico sea un entorno hostil para las mujeres. “Al principio pueden subestimarte, pero yo me siento realmente valorada por mis aportaciones. Algunos dicen que no es un buen lugar para las madres, pero esa no ha sido mi experiencia. Si eres inteligente, tienes iniciativa y estás aportando, las etiquetas realmente no importan”.
“Las etiquetas realmente no importan” – la evolución de la presencia femenina en el sector tecnológico.
Poder –y ganancias– para la gente
Friederike creció en Alemania y sus valores fueron moldeados por ideologías contraculturales del movimiento cypherpunk, centradas en la resistencia a la autoridad y al capitalismo desmedido: “Creo firmemente en la autonomía individual; solo hay que darles a las personas las herramientas adecuadas y podrán lograr lo que se propongan”.
Eso es precisamente lo que le atrae de trabajar en Web3, un entorno donde se priorizan la descentralización, la privacidad y la propiedad por parte del usuario. En Gnosis, trabaja en el desarrollo de la infraestructura necesaria para que esto sea posible en una amplia gama de aplicaciones y sectores.
Describe Web3 como una especie de reinicio de los comienzos de internet, que permite una autonomía compartida: “Internet se usaba al principio para la comunicación entre personas, sin intermediarios. En los últimos 30 años, gran parte de ese poder se ha centralizado, acumulando valor y control en manos de las mismas diez empresas. Google probablemente tiene acceso a tu historial de búsqueda, tus correos y tu ubicación —es una cantidad de información increíble—, y luego te bombardean con anuncios relacionados”.
¿Qué pasaría si pudiéramos tener servicios similares sin sacrificar nuestra privacidad?
¿Por qué deberíamos aceptar que ese es el precio a pagar por acceder a herramientas y servicios en línea?

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Reimaginando las finanzas para todos
Friederike explica que el principio de propiedad compartida —donde son las comunidades, y no las corporaciones, quienes conservan el valor que ayudan a crear— puede aplicarse al dinero y las finanzas. En esencia, Web3 es una tecnología neutral que puede orientarse en direcciones completamente distintas. “Web3 es una tecnología base, una infraestructura. Puede usarse para construir una utopía, pero también para crear un estado de vigilancia sumamente eficiente”, advirtió una defensora del sector. “Tenemos que asegurarnos de que eso no ocurra, y de que la privacidad vuelva a ser lo normal”.
Ahí es donde entra Gnosis, la empresa que Friederike cofundó. Gnosis está desarrollando las herramientas y sistemas digitales necesarios para que los servicios financieros sean más accesibles, justos y descentralizados. La idea es sencilla: en lugar de que las ganancias terminen en manos de unos pocos grandes bancos, empresas tecnológicas o intermediarios, los beneficios deberían regresar a los propios usuarios que generan ese valor.
“Estamos construyendo las bases para una internet más abierta y equitativa —pero aún queda mucho camino por recorrer”, afirma.
“En un sistema financiero abierto, todas las personas deberían tener acceso igualitario a las oportunidades, sin importar dónde vivan. Actualmente, en muchos países es increíblemente difícil tener monedas extranjeras o invertir en mercados globales. Pero ese tipo de acceso es clave si realmente queremos un mundo más justo”.
Tradicionalmente, los bancos han concentrado mucho poder. Pero hoy, las nuevas tecnologías permiten reemplazar a esos intermediarios. Gracias al blockchain —un registro digital compartido y seguro— el dinero puede moverse directamente entre personas sin necesidad de una autoridad central que lo supervise. Friederike señala: “Bitcoin fue el primer ejemplo de esto. Comenzó como una forma de dinero digital que la gente podía enviarse directamente, sin pasar por un banco. Con el tiempo, evolucionó a lo que muchos consideran hoy ‘oro digital’, porque su oferta es limitada, lo que ayuda a preservar su valor con el tiempo”.
Ella cree que el cambio más profundo llegará cuando se creen nuevas formas de dinero que no dependan de los bancos centrales. En Gnosis, Friederike ayudó a crear y lanzar Circles, una criptomoneda basada en la confianza, en la que los propios usuarios generan y emiten sus monedas para intercambiarlas con otras personas de su comunidad en las que confían.
A medida que la comunidad que utiliza Circles crece, también crece su poder como moneda.
La autonomía y la autodeterminación son los valores que impulsan Web3
Cuando se le pregunta a quién admira en términos de valores, Friederike se muestra reacia a mencionar modelos específicos, pero responde: “Admiro a las personas que son capaces de resistir la presión o la tentación de hacer dinero rápido”.
En un entorno dominado por gigantes tecnológicos que buscan constantemente nuevas formas de monetización, y donde las criptomonedas a menudo generan más ruido que beneficios reales, resulta verdaderamente refrescante encontrar un enfoque centrado en la creación de valor en lugar de la extracción de valor.
