Tienes un presupuesto claro. Tener un presupuesto es la base pare tener un plan financiero sólido. Saber con qué cuentas y qué puedes gastarte mes a mes.
Además es sencillo y pasas el mes sin problema. Si un presupuesto no está bien ajustado, enseguida notarás que te falta holgura para llegar a fin de mes.
Puedes gastar algo más en ocasiones especiales. Un buen plan financiero debe tener cierto margen de gasto que te permita, eventualmente, gastar algo más.
Tienes la oportunidad de comprar algo caro de vez en cuando. Dentro de tu presupuesto destinas una parte, por pequeña que sea, a ahorrar para algún capricho.
Te permite ayudar a esa ONG que admiras. Si tu plan también tiene en cuenta esa cifra que donas a una organización sin ánimo de lucro, está bien definido.
Tus ahorros crecen y tienes un colchón base. Un buen plan financiero no sólo consiste en gastar con cabeza y, por tanto, menos de lo ganado, sino en tener la oportunidad de aumentar los ahorros y tener un colchón de dinero disponible en caso de emergencia.
En caso de paro, puedes estar tranquilo. Si tu plan financiero está bien definido, no deberías preocuparte si te quedas en paro entre 3 y seis meses, ya que se supone que dispones de un colchón de emergencia suficiente para cubrir gastos y no tener que coger el primer trabajo que salga si no te conviene. Esto debe estar previsto.
Tienes unas metas claras. Un plan bien definido debe tener como mucho tres o cuatro metas bien definidas y claras. Estas suelen ser a corto, medio o largo plazo, y debes tener muy claro cuánto tienes que ahorrar o invertir para alcanzarlas.
Eres disciplinado con tus tarjetas de crédito. Si no tienes problemas para pagar con ellas y utilizas los puntos que te proporcionan en tu beneficio. Esto quiere decir que tu plan financiero está bien definido, posees las justas y necesarias y sabes usarlas correctamente.
Tu jubilación está por encima de lo que te correspondería. Esto es, cuando te jubiles percibirás una pensión algo mayor de lo que cabe esperar de no tener establecido ningún plan. Es importante fijarse en la jubilación desde bien temprano.
Tienes controlada la deuda. Sabes perfectamente lo que te queda por pagar de hipoteca, de letra del coche y de cualquier otro pago que tengas a tu cargo, mensual o anualmente, y, lo más importante, sabes que puedes pagarlo sin preocupaciones.
Si tienes hijos, puedes hacer frente al pago de su educación. En caso de no obtener una beca, por la razón que fuera, tienes una parte ahorrada que puedes destinar a la educación de tus hijos. Un buen plan contempla esta situación desde bien temprano.
Tienes un plan de sucesión actualizado. Especialmente si posees un negocio propio, esta parte es muy importante. Puedes parecer retorcido hacer un testamento con según qué edades, pero un buen plan financiero ha de contemplar cualquier supuesto de incapacidad o defunción asegurando que tus finanzas no supongan un problema para tus herederos.